Punto Y Aparte #1

48. Tus canciones y nuestro amor no riman

Simón se había ido con Jorge a recorrer Barcelona por la noche. Jorge era uno de los de producción, realmente no me había dado tiempo a conocer a nadie todavía. Me había pasado el concierto pegada a Pedro como una lapa. Eduardo de vez en cuando venía y hablaba conmigo. Los demás lo habían intentado pero les contestaba tímidamente.

Me había quedado en la habitación sola y la verdad es que lo necesitaba. Había llorado, gritado y maldecido al mundo entero por lo que aquella chica me había hecho. En realidad me culpaba a mí misma por todo aquello. La chica tenía razón.¿Qué pretendía hacer?¿Salir con dos chicos de la misma banda? Ésto iba a acarrear un montón de problemas.

Pegaron a la puerta pero no contesté.

- Lía sé que está ahí, así que por favor ábrame- Dijo Martín desde fuera.

Suspiré y abrí la puerta.

- Sabía que le había afectado más de lo que se le veía- Dijo entrando y cerrando la puerta tras de sí.
-  Marto no me apetece hablar mucho- Dije.
- Apuesto a que ya se le han venido ideas absurdas a la cabeza- Dijo.
-¿Ideas absurdas?-Pregunté.
- Sí, ya se está cuestionando lo de Villamil, ¿Me equivoco?
- Pues...
- Claro que no me equivoco. Lía lo que le dijo esa niña no tiene que tenerlo en cuenta. Hay fans que incluso si usted hubiera estado sólo conmigo la hubieran odiado igualmente.
- Pero es que realmente he estado contigo solamente.- Dije.
- Usted me ha entendido. Lía por favor la conozco y sé que se va a venir abajo con Villamil, no lo haga.
- Estoy hecha un lío Martín. No sé qué hacer con él, no sé qué hacer ni conmigo misma.
- Quiérase ya de una maldita vez.
-¿Por qué todos me estáis diciendo eso?
- Porque  es la realidad, nos damos cuenta. Además si no se quiere así misma, ¿Cómo va a dejar que los demás la quieran? Lleva así desde que le pasó todo aquello con Villa y terminó conmigo. - Dijo y me rodeó los hombros con su brazo.- Lía, necesito verla feliz y sé que el único que va a ser capaz de que eso ocurra es él, pero usted tiene que poner de su parte.

De repente se abrió la puerta. Era Simón junto a Juan Pablo. Nos miraron extraños.

-Yo ya me voy- Dijo Martín.
- No, no. Usted se queda aquí y nos dice qué ha pasado.- Dijo Simón.
-¿Qué ha pasado de qué?- Pregunté.
- Usted tiene los ojos rojos, sé que ha estado llorando así que ya lo pueden estar contando. Llevan raros desde que volvimos al hotel- Dijo Simón enfadado.

Juan Pablo se me quedó mirando fijamente, no sabía si estaba enfadado o intrigante.

- No ha pasado nada y ahora todos deberíamos de ir a dormir. - Dije
- No me gusta que me oculten las cosas- Dijo de repente Juan Pablo.
- Y a mí no me gustan que me controlen- Dije molesta.
- Martín vayámonos- Dijo Simón.

Los dos nos dejaron en la habitación solos. Juan Pablo seguía mirándome fijamente.

- ¿Puedes dejar de mirarme así? No he matado a nadie- Dije.
- ¿Y usted me puede decir qué le ha pasado?-Preguntó.
- Te he dicho que nada, hazme el favor de dejarlo ya- Dije.
-Lía, por favor- Dijo acercándose a mí.
- No te acerques por favor- Dije.
- ¿Qué le ocurre?- Preguntó acercándose.
- Para-Dije  estirando el brazo para que no se acercara más.

Me bajó el brazo y me abrazó. La llorona se volvió a apoderar de mí.

- ¿Qué ha pasado con esa chica?- Preguntó.
- ¿Cómo sabes que ha pasado algo con ella?- Pregunté.
- Las escuché hablar y reírse de algo que le habían hecho- Dijo sin apartarse de mí.
- No tiene importancia, ¿vale?- Dije.
- Si no tuviera importancia no estarías llorado-Dijo.
- Bueno pero es que igual no lloro por eso- Dije.
-Lía...- Dijo suspirando.
- Está bien... Vino y me dijo que no tenía derecho a estar contigo, que ya la cagué bastante con Martín. Luego me dijo puta ah y luego me escupió en la cara- Dije.
-¡¿QUÉ?!- Gritó- ¿Pero la gente de qué va? Estoy harto de que se metan en nuestras vidas personales, que somos personas normales y corrientes con sentimientos. Lo que me hacía falta escuchar es que no podemos estar con quién queramos.
- Es la vida que elegistéis- Dije de repente.