Punto Y Aparte #1

44. Suenan campanas de boda

* 25 de Noviembre, Cinco años atrás*
- Hola Joan- Dije montándome en el coche.
- Hola cariño- Dijo.
-¿Dónde vamos?- Pregunté.
- Es una sorpresa, no empieces ya con las preguntas- Dijo.
- Vale, Vale- Dije sonriendo.

Condujo durante cuarenta y cinco minutos. Nos bajamos del coche y me di cuenta de dónde me había llevado. Estábamos en los jardines de Aranjuez. Siempre había querido ir allí pero nunca había tenido la oportunidad. Lo miré emocionada y lo besé.

- No me lo creo Joan, no me lo creo- Dije con emoción.- ¡Dios, tenemos que verlo todo!
- Tranquila mujer- Dijo riendo.

Estuvimos paseando durante toda la tarde. Nos paramos delante de una fuente, las vistas eran preciosas, me quedé embobada mirando todo aquello.

- Lía- Dijo Joan detrás de mí.
-¿Qué?- Dije sin moverme de mí posición.
- Lía, mírame- Dijo.

Me di la vuelta y lo vi arrodillado ante mí con una caja. En la caja había un anillo. No me podía creer lo que estaba pasando, me puse las manos en la boca.

-Lía, llevamos tres años juntos y quiero pasar contigo el resto de mi vida. Sé que hasta que no terminemos nuestras respectivas carreras no vamos a poder casarnos, pero esto es una promesa- Dijo.- Lía,¿Te quieres casar conmigo?
- ¡Sí!- Dije con lágrimas en los ojos.

Desde aquel momento todo cambió para siempre.
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*Presente*

- En serio no sé qué narices me pasó Simón- Dije.
- Pero es una cobarde, ¿le da un beso en la comisura de los labios y huye?-Pregutó Simón.
- Para mí fue echar el muro entero abajo- Dije sin parar de moverme de un lado para otro.
- Lía- Dijo Simón.

No le hice caso, seguía dando vueltas por la habitación como una loca.

-¡Lía!- Me gritó.
-¿Qué?- Pregunté parándome en seco.
- Por Dios que no es el fin del mundo, que solo fue un beso en la comisura- Dijo.
- Claro, el mismo beso que me dió él antes de volver con Gabriela- Dije.
-Lía le da demasiada importancia, en serio. Seguro que para él no significó nada.- Dijo.
- No, por eso me escribió nada más irme, porque no significó nada- Dije.
-¿Y usted le contestó?- Preguntó.
- Llevo una semana sin escribirle, él me manda mensajes todo el tiempo pero yo no quiero contestarle- Dije.
- Dios,Lía no- Dijo con decepción.
- Ay Simón, es que me he cagado. De verdad que lo intento pero es que me supera el miedo que tengo- Dije.
- Bueno, intente hablar esta tarde con él y una de dos o le dice la verdad o le dice que ha estado muy ocupada, que según me contó antes lleva toda la semana muy liada.- Dijo.
- Sí que llevo una semana de locos.- Dije- No quiero verle Simón.
- Lía en serio que no hay quien la entienda- Dijo.- Lo que no sé es cómo todavía no se ha presentado aquí ningún día.
- Sí que lo hizo, pero no le abrí. Hice como si no estuviera- Dije.
-¡Lía!- Me gritó- ¡Eso no se hace! No tiene remedio.

Pegaron a la puerta de casa, Simón fue a abrir. Isaza entró junto a Andrea.

-¿Cuál es la emergencia?- Preguntó.
- Lía lleva sin responderle a Villa desde hace una semana- Dijo Simón.
- Lo sé. Villa está un poco preocupado, pero ha intentado quitarle importancia- Dijo Isaza.
- Sentaos y hablamos con ella de una vez- Dijo Simón- ¿Para qué dejarlo más tiempo?
- Simón podríamos darle un poco de tiempo- Dijo Andrea- Es pronto todavía y acaba de llegar.
- Estoy de acuerdo con Andrea, necesita acostumbrarse a todo esto otra vez. Póngase en su lugar- Dijo Isaza.
-¿Pero no la ven hasta qué punto está llegando?- Preguntó Simón alterado.
- Hola, la loca sigue aquí y no paráis de hablar delante de mí.¿De qué carajos estáis hablando?- Dije.
- Ya la cagó Simón, ahora le dice usted- Dijo Isaza.
-¿Decirme qué?- Pregunté.- Mirad si el idiota ese ha vuelto con Gabriela lo mato.
-¿Qué? ¡No! ¿Lo veis?- Dijo Simón alterado.
- Pues decidme ya, joder-Dije enfadada.
- Lía hemos pensado que- Empezó a decir Simón pero se quedó callado.
- Mierda, Simón. Hemos pensado que debería de ir a ver a alguien- Siguió Isaza.
-¿Cómo que a ver a alguien?- Pregunté.
- Pensamos que necesita ayuda Lía,ayuda profesional. Lo está pasando mal y no es capaz de seguir hacia delante por las cosas que le han pasado- Dijo Andrea.
- ¿A un psicólogo decís?- Pregunté.
- Sí- Dijo Simón bajito.