72. No se va

834 45 26
                                    


- ¿Así que sólo tengo que ponerle un poco de alcohol en la zona y pinchar?- Pregunté.
- Exactamente- Dijo el doctor.
- ¿Y si pincho dónde no es?- Pregunté.
- Es más difícil que se equivoque que que lo haga bien- Dijo tranquilizándome.
-¿Es aquí, no?-Pregunté.
- Exacto, justo al lado de la columna- Dijo tocando la espalda baja de Juan Pablo.
- Ya que llevo tanto tiempo aquí, me podrían hacer un buen masaje- Bromeó Juan Pablo.
- Cuatro te voy a hacer- Dije rodando los ojos.
- Cuatro también me convencen- Dijo riendo.
-¿Entonces justo aquí?- Volví a preguntar tocando en la zona donde me había indicado el doctor.
- Lía, deje de darle vueltas, va a hacerlo bien- Dijo Juan Pablo- Llevamos media hora aquí y el doctor tendrá que hacer otras cosas.
- Juan, simplemente no quiero cagarla,¿vale?- Dije preocupada.
- Juan Pablo tiene razón, en el caso de que tenga que hacerlo, lo hará genial- Dijo el doctor y posó su mano en mi hombro.

Suspiré.

- Bien, le toca- Dijo señalándome y ayudando a Juan Pablo a levantarse.

Volví a suspirar.

- Un día se desinflará de tanto suspirar- Dijo Juan Pablo riendo.

Lo miré con asombro y molestia, ¿cómo podía estar tan buen humor?

- Venga, cambie esa cara. Parece que viene de un funeral- Dijo Juan.
- Estás insoportable con tus bromas- Dije volviendo a suspirar.
-¿Doctor, el malhumor tiene cura?- Preguntó Juan con sorna.

El doctor rió. Yo rodé los ojos.

-Esto de compartir doctor, no me gusta- Dije cruzándome de brazos.

Volvieron a reír los dos.

-¿Quiere que eche a Juan?- Preguntó el doctor levantando una ceja.
-¿Puedes simplemente hacerlo desaparecer para siempre?- Pregunté ésta vez con burla.
- Podría y nadie se daría cuenta- Sonrió.
-¡Oiga!- Se quejó Juan Pablo.

Ésta vez fuimos el doctor y yo los que reímos. Juan Pablo se sentó a mi lado.

-Bueno, ¿cómo se encuentra del hombro?- Me preguntó el doctor.
- Mal. Cada día me molesta más y no ayuda nada el tener esas malditas pesadillas, hace que me den pinchazos en la zona- Contesté.

-Déjeme ver-Dijo.

Me desabroché la blusa y me descubrí el hombro. Miré a Juan Pablo y estaba un poco sonrojado, yo reí un poco al verlo así.

¿En serio? ¿Sólo por el hombro?
¿De qué me río? Yo también me he puesto nerviosa al verle sin camisa y al tocar su espalda.

El intenso dolor en el hombro me hace salir de mis pensamientos. Un pequeño grito de dolor sale de mis labios.

- Bueno.... Ésto no está para nada curado. Va a haber que volverle a vendar y a curar todos los días- Dijo el doctor.
- Otra vez no, por favor- Me quejé.
- Lía, si quiere curarse, ésto es lo que hay- Me riñó el doctor- Puede venir si quiere una vez por semana para verla, pero alguien le tiene que ayudar a cambiarse las vendas.
- Yo me encargo- Dijo Juan Pablo decidido.
-¿Me lo vas a hacer mientras te pincho o cómo va ésto?- Pregunté malhumorada.
- Lía...- Con ese tono Juan Pablo sólo me avisaba de que estaba acabando con su paciencia.
-Bueno, ¿y qué tal las sesiones con el psicólogo?- Preguntó el doctor.
- Mal, no quiero ir y estoy harta de estar drogada y de éstos cambios de humor que tengo- Dije enfadada.
- Su problema es que cree que todo lo puede y no se da cuenta de que es humana como todos los demás- Dijo Juan Pablo mirándome de reojo.

Rodé los ojos.

- Lía, tiene que dejarse ayudar- Dijo el doctor- Sino, va a acabar peor de lo que ya está y los ataques de pánico en la calle van a aumentar cuando esté en sitios cerrados.

Punto Y Aparte #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora