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La recepción de la princesa de Kamira se celebró en el Palacio de la Bestia.
Originalmente, el Palacio de la Bestia formaba parte del palacio imperial. Naturalmente, era un palacio muy majestuoso, con una larga historia y un significado político único: El emperador del Imperio Bestia de la época anunció el cambio de la monarquía autocrática a una monarquía constitucional y constituyó aquí el parlamento, y también tomó posesión aquí el primer ministro designado.
Por estas razones, el gobierno del Imperio Bestia solía pedir prestado este lugar a la familia imperial para celebrar algunas actividades. Aquí se celebraban elecciones y ceremonias de inauguración de alto nivel.
A la familia imperial escaseaba de personas, pero tenía mucho dinero, y no le faltaban casas en las que vivir. Este palacio básicamente no se utilizaba, y más tarde, simplemente fue donado... Así que ahora, el Palacio de la Bestia ya no pertenecía a la familia imperial y se había convertido en un símbolo del Imperio Bestia.
El vestíbulo del Palacio de la Bestia estaba brillantemente iluminado, e incluso las carreteras cercanas brillaban como si fuera de día. Así que cuando la aeronave de Edgar se detuvo ante la puerta del Palacio de la Bestia, todos miraron hacia allí.
―Su Majestad Imperial. ―La gente del Ministerio de Asuntos Exteriores se acercó a la aeronave de Edgar para saludarlo.
Edgar, sin embargo, no bajó inmediatamente, sino que miró al hámster dentro del vaso de papel lleno de palomitas que llevaba en la mano. ―¿Estás bien?
El hámster canturreó y empezó a meterse las palomitas en la boca a toda velocidad.
Antes de esto, Shu Shu se convirtió en hámster y saltó dentro de un vaso de papel lleno de palomitas. Después, se enamoró de la sensación de tumbarse en las fragantes y dulces palomitas y quiso que Edgar llevara el vaso de papel que lo contenía al Palacio de las Bestias para poder comer palomitas mientras veía a la princesa alienígena.
Sin embargo, aunque Edgar estaba dispuesto a llevar a Shu Shu al Palacio de las Bestias, no estaba dispuesto a llevar un vaso de papel cargado de palomitas de maíz al Palacio de las Bestias; tal vez los demás pensaran que el emperador era amable por llevar una 'mascota' para dar la bienvenida a la princesa alienígena, pero si llevaba un vaso de palomitas de cine que también contenía un hámster que mordisqueaba sin cesar... todos pensarían que tenía un problema, ¿de acuerdo? También se le podría acusar de maltratar al animal, porque desde luego los hámsters no podían comérselo todo.
Además, el atuendo imperial no pegaba nada con las palomitas.
Así que, en cuanto Edgar llegó al Palacio de las Bestias, quiso sacar al pequeño hámster del vaso de papel. Pero, obviamente, el pequeño hámster no estaba dispuesto en absoluto, Shu Shu odiaba desprenderse de las palomitas e insistía en comérselas o, al menos, guardarlas en sus bolsas de comida.
De hecho, se esforzaba por meterse todas las palomitas en la boca.
La forma de bestia que Shu Shu mostró por primera vez era mucho más delgada que ahora. Ahora había engordado tanto que Edgar se preguntó si eso afectaría a su salud... Al ver que Shu Shu se metía todas las palomitas en la boca, Edgar soltó una risita y se puso a Shu Shu en el hueco de la mano.
El cuerpo de Shu Shu exudaba olor a palomitas, que olía fragante y dulce. Edgar se puso a Shu Shu bajo la nariz, lo olisqueó y luego lo acarició.
En fin... después de que Shu Shu engordara, acariciarlo le sentaba realmente mucho mejor.
El atuendo de Edgar era algo parecido al uniforme militar. Se metió a Shu Shu en el bolsillo del pecho y bajó de la aeronave.
La gente del Ministerio de Asuntos Exteriores vio de un vistazo la cabecita de un hámster asomando por el bolsillo de la chaqueta de Su Majestad Imperial, pero ya estaban acostumbrados.
Su Majestad Imperial tenía un hámster como mascota, lo cual no era ningún secreto en el Imperio Bestia; Su Majestad Imperial lo había llevado en público varias veces e incluso fue fotografiado comiendo con él en una ocasión, causando una tormenta.
Esta vez, la princesa de Kamira llegó de improviso, por lo que su recepción no fue demasiado solemne y ceremoniosa. Naturalmente, no importaba que Su Majestad Imperial viniera con su mascota.
―¿Ha llegado la princesa de Kamira? ―Edgar, bajando de la aeronave, preguntó inmediatamente.
―Su Majestad Imperial, están a unos dos minutos. ―Contestó el Ministro de Asuntos Exteriores.
―Bien. ―Respondió Edgar y entró.
Como esto surgió tan de repente, el Palacio de las Bestias no estaba muy decorado. Sin embargo, originalmente era un palacio lleno de características del Imperio Bestia y, a veces, menos decoración le daba un aire muy elegante y nada descortés.
Después de entrar, Edgar charló con varios funcionarios del gobierno que se acercaron a hablar y le informaron de que había llegado la gente del Imperio Kamira.
Edgar había visto y entrado en contacto con la gente del Imperio Kamira en alguna ocasión, así que no sintió ninguna curiosidad. Sin embargo, Shu Shu sacó la cabeza del bolsillo de Edgar y abrió mucho los ojos en dirección a la puerta, ¡venían alienígenas espaciales! ¡Tenía muchas ganas de ver cómo eran!
La gente del Imperio Kamira no tardó en entrar. Un grupo de personas que eran en su mayoría hombres y se parecían a las personas de la tierra estaba liderado por una hermosa mujer que llevaba una falda enorme y exuberante. La falda era realmente tan enorme que prácticamente cabían en ella varias personas.
Esta mujer se parecía mucho a los humanos, excepto que su cabello parecía un poco diferente porque cada mechón era tan grueso como un palillo...
¡Espera! ¡Era una mujer! ¡Una mujer!
Shu Shu de repente se dio cuenta de que la princesa del Imperio Kamira era una princesa de verdad. ¡Era una mujer con pechos!
Los anteriores dueños de Shu Shu eran básicamente mujeres, pero desde que llegó al Imperio Bestia, no había vuelto a ver a ninguna mujer... Al ver a una hermosa mujer con un pecho lleno y abultado, Shu Shu se quedó atónito.
No esperaba que realmente hubiera mujeres en el interestelar. Si lo hubiera sabido antes... Bueno, aunque lo hubiera sabido antes, pensaba que seguiría con Edgar. Después de todo, Edgar era muy bueno con él.
Sin embargo, sería mejor si Edgar no fuera una serpiente y fuera una mujer... Siempre quiso tocar el pecho de una mujer y se preguntaba si era realmente tan suave como está escrito en los libros.
Edgar ignoraba por completo que Shu Shu miraba con desprecio su pecho tan plano. Tras ver a la princesa de Kamira, le dio la bienvenida en idioma kamira.
―Hola a usted también, Su Respetable Majestad Imperial del Imperio Bestia. ―La princesa, levantándose la falda especialmente voluminosa que aún arrastraba por el suelo, se inclinó ante Edgar y luego lo miró con gran interés. ―No esperaba que el emperador del Imperio Bestia fuera tan joven. Realmente hace que la gente se sorprenda.
La princesa hablaba el idioma del Imperio Bestia y además bastante normal, así que Edgar respondió en el idioma del Imperio Bestia. ―También admiro la belleza de la princesa.
―¿Su Majestad Imperial cree que soy bonita? ―Los ojos de la princesa se iluminaron, su mirada se clavó firmemente en el rostro de Edgar, y de repente dijo: ―¿Me pregunto si tendré el honor de pasar una noche junto a Su Majestad Imperial?
¿Pasar una noche juntos? ¿Lo había entendido bien? Edgar frunció el ceño. Los habitantes del Imperio Kamira se dividían en dos tipos: hombres y mujeres. La apariencia externa de los varones era similar a la forma humana de los hombres bestia del Imperio Bestia, y solían ser taciturnos. Los que Edgar había conocido antes eran todos varones, de modo que ahora no estaba seguro de si aquella hembra era realmente muy entusiasta y descarada o había entendido mal lo que quería decir la otra parte.
―¿Qué quería decir la princesa? ―preguntó Edgar rápidamente con una sonrisa. La gente de Kamira era nocturna. Pensó que debía de haber una diferencia de idioma entre las dos partes que hacía que la otra persona dijera palabras como 'pasar una noche juntos'.
―Estoy hablando en tu idioma. ¿No lo entiendes? ―La princesa frunció el ceño. ―Lo que dije debería estar suficientemente claro... emperador del Imperio Bestia, mi nombre es Elena, una de las hembras más poderosas de Kamira. Quiero acostarme con usted, ¿está de acuerdo?
Elena miró a Edgar expectante. Los ojos de Edgar se crisparon, y rápidamente se cubrió el bolsillo de la ropa con la mano y se negó directamente: ―No estoy de acuerdo.
―¿Por qué? ¿No has dicho que soy bonita? ―Elena miró a Edgar perpleja, aparentemente sin entender por qué Edgar la rechazaría.
―Ya tengo pareja. ―Dijo Edgar. Mientras hablaba, se dio cuenta de que la mano que cubría su bolsillo estaba mordida, y sus dedos se sentían flácidos y entumecidos. Obviamente, Shu Shu estaba utilizando los dedos para rechinar los dientes...
Su piel era muy dura, así que tenía que herir los dientes de Shu Shu en su lugar...
―No me importa. ―Expresó Elena.
¡Me importa! Shu Shu ya estaba más que enojado. Si no fuera porque Edgar lo retenía, creía que habría salido corriendo del bolsillo de Edgar y habría arañado varias veces a la mujer que tenía delante. Esta mujer se atrevía a codiciar a su hombre; ¡era simplemente imperdonable!
¿Cómo podía pensar antes que esta mujer era bonita? ¡Esta mujer era claramente una perra fea! ¡Humph! Definitivamente, a Edgar no le gustaría una mujer con una apariencia diferente a la de los sub-bestias.
―Lo siento, pero las costumbres sociales del Imperio Bestia y del Imperio Kamira son diferentes, y seremos leales a nuestros compañeros. ―dijo Edgar. Conocía algunas de las costumbres sociales del Imperio Kamira. Allí, las mujeres solían elegir a muchos hombres distintos para tener hijos. En este sentido, el Imperio Kamira era totalmente diferente del Imperio Bestia.
―Eso es realmente una pena... ―Elena parecía arrepentida. ―Eres muy guapo. Me gustas mucho.
―Sólo me gusta mi compañero. ―Contestó Edgar. Por no decir que sólo le gustaba Shu Shu, aunque le quisieran gustar otros, era imposible que le gustaran las hembras de Kamira... Las hembras de Kamira realmente se veían muy raras. En comparación, sus machos eran un poco más atractivos.
Originalmente pensó que sólo las cabezas y las piernas de las hembras se veían extrañas, no esperaba que incluso sus pechos se hincharan...
Shu Shu ignoraba por completo que los suaves pechos de las mujeres por las que sentía gran curiosidad y que deseaba tocar fueran considerados por Edgar como monstruosamente hinchados. De hecho, se sentía muy feliz en ese momento. Sin embargo, la confesión pública de Edgar le hizo sentirse un poco culpable hacia él, ¡estaba pensando en tocar a otros, lo cual era muy inapropiado!
El pequeño hámster lamió los dedos de Edgar halagadoramente, y sus ojos negros y claros parecían tan brillantes como la luna llena.
―¿Qué es esto? ¿Llevas un bocadillo nocturno? ―La mirada de Elena se apartó de la cara de Edgar y se posó en el pequeño hámster del bolsillo de Edgar, y de hecho alargó la mano para agarrarlo.
¿Un bocadillo nocturno? A la gente de Kamira parecía gustarle 'comer' animales vivos... Edgar dio rápidamente un paso atrás mientras protegía a Shu Shu en su bolsillo con las manos, por miedo a que Shu Shu pudiera resultar herido, la gente del Imperio Kamira, especialmente las hembras, eran muy sanguinarias.
―¡Tu velocidad es muy rápida! ―Después de que la mano extendida de Elena fuera evitada por Edgar, ella no se enfadó en absoluto y, en cambio, miró a Edgar con gran interés.
Su falda era enorme, pero apenas afectaba a su movilidad. Su figura pasó como un rayo e instantáneamente apareció frente a Edgar, agarrando a Shu Shu del bolsillo de Edgar.
―¡Princesa Elena, por favor, deténgase! ―Edgar volvió a esquivar, con la cara un poco desencajada.
Sin embargo, Elena simplemente no tenía intención de mantenerse al margen. Su enorme falda se balanceó, y ella se movió a otra posición a la velocidad del rayo y una vez más extendió una mano para agarrar a Shu Shu.
Edgar la había esquivado y zafado dos veces. Al ver esta situación, se negó a esquivar de nuevo e inmediatamente alargó la mano y agarró la de Elena. Su poder espiritual se vertió en el brazo de Elena, entumeciéndole el brazo por un momento, y al mismo tiempo, Edgar la arrojó fuera.
¿Cómo podía convertirse en esto un banquete de bienvenida al Imperio Kamira? El ministro de Asuntos Exteriores del Imperio Bestia se quedó estupefacto, contemplando impotente la situación actual. Frunció el ceño, pensando en negociar con Elena. Inesperadamente, cuando levantó la cabeza, vio a la princesa siendo tratada despiadadamente por el emperador, cuyos ojos ardían de ira. Mientras tanto, la princesa también se levantó la falda...
¡Oh, mierda! El Ministro de Asuntos Exteriores abrió mucho los ojos horrorizado. Hay sub-bestias en el banquete; no los asustes, ¡ah!
¡¿En qué demonios estaba pensando esta mujer, ah?! Shu Shu, que anidaba en el bolsillo de Edgar, se tapó los ojos con las patas, levantándose la falda y lo que no en un banquete, simplemente estaba jugando al pícaro... A ella no se le ocurriría seducir a Edgar así, ¿verdad?
Shu Shu se cubrió los ojos de una manera que decía 'Definitivamente no miraría', sin embargo, los espacios entre sus garras eran muy grandes y no obstruían su línea de visión en absoluto. Al mismo tiempo, también estaba listo para abalanzarse sobre la cara de Edgar en cualquier momento. A Edgar no se le permitía mirar el cuerpo de los demás.
Entonces, Shu Shu vio el 'hermoso paisaje bajo la falda de la princesa'.
¿Qué demonios era eso? ¿Cómo era posible que una mujer tan hermosa tuviera un montón de tentáculos tan gruesos y sólidos como su brazo en lugar de un par de piernas bajo la falda?
El pequeño hámster abrió ligeramente la boca, estupefacto. Era esto... ¿un espíritu de pulpo?
Así es, esta princesa Elena no tenía piernas. Debajo de la enorme falda se movían de un lado a otro unos tentáculos densamente poblados. Estos tentáculos eran similares a los brazos de calamar que a Shu Shu le gustaba comer. Una vez levantada la falda, estos tentáculos se extendieron, haciendo gestos amenazadores.
―Ahora es mucho más cómodo. ―dijo Elena. Sin embargo, la gente del Imperio Bestia que la rodeaba se echó hacia atrás espontáneamente, apartándose y dejándole espacio suficiente para estirar las piernas.