Pov Narrador
En algún punto de la historia todos pasamos por situaciones que no podemos controlar, situaciones que nos sobrepasan y que odiamos con todas nuestras fuerzas no poder evitar, situaciones como las que le tocó vivir a María José y Valentina.
— Lamentablemente murió en quirófano, señorita Daniela.
Esa fue la frase que cambió absolutamente todo el escenario que Calle ya había propuesto, la castaña junto a su equipo había trazado un plan que a sus ojos veía simplemente perfecto, pero todos sabemos que nada es perfecto en la vida y que por algún lugar queda libre un detalle casi minúsculo que es capaz de revolver la vida de una persona y hacer un antes y un después.
2 Horas antes – Casa de Daniela Calle
La castaña se encontraba en su casa junto al equipo de investigación, Hiro, Mauricio y Laura. Estaban repasando cada paso que había hecho el acosador de Valentina, necesitaban encontrar en donde habían fallado y porque se había perdido el rastro que llevaban del hombre desconocido.
— ¡Maldita sea, Hiro! ¿Dónde carajos estabas, acaso no te pago lo suficiente para que sepas que mierda está haciendo el maldito acosador? –Una Daniela enfurecida y llena de rabia le hacía reclamos a todo aquel que ella había delegado como responsable. —¡Maldición! –soltó un grito cargado de dolor y frustración en medio de la habitación que había dispuesto para convertir en el centro de investigación.
— Street, debes calmarte. Todos sentimos la misma frustración pero necesitamos estar centrados si queremos averiguar qué fue lo que pasó. –Laura intentaba tranquilizar con sus palabras a la castaña que para ese momento estaba ya en el minibar sirviendo el tercer vaso de whiskey en menos de una hora.
— Laura, te voy a pedir que por favor te mantengas alejada de mi ahora, no quiero saber nada de nadie. –respondió secamente Calle mientras le dedicaba una mirada gélida, digna de la Daniela Calle empresaria.
— Daniela –la sujetó de la camisa obligándola a mirarla —Tú a mi no me vas a hablar así, en este momento no soy ni tu empleada, ni tu ayudante, ni tu asesora, soy tu amiga. Así que si no quieres que te quite la actitud de mierda que traes con un par da cachetadas, te agradeceré que te tranquilices y dejes de beber, porque no es el momento para que huyas en el alcohol. –Villa soltó un suspiro tratando de calmar su tono de voz para suavizarlo —Tú deberías estar con Poché y Vale, deberías estar con ellas.
— No puedo estar con Poché y Valentina. ¿Dime con qué cara las veo? –preguntó con los ojos cristalizados —Villa ¡por el amor de Dios! se supone que yo les prometí que nada les iba a pasar y ahora están en un maldito hospital esperando alguna noticia de Juanca, esperando si le dicen si vive o muere ¿Cómo carajos puedo si quiera estar cerca cuando me siento tan culpable? –confesó
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Mismo momento – Hospital Keck de USC
Un largo pasillo de paredes y baldosas blancas, era testigo de los pasos desesperados de dos hermanas que tenían el corazón en un hilo. Tratando de no pensar en lo peor y rezando a todo aquel que pudiese su mente recordar en ese momento para que su papá saliera bien de la operación.
Juan Carlos había sufrido un "accidente" al menos eso fue lo primero que pudo decir la policía, aunque de primera mano, supieron que los frenos habían sido manipulados, eso fue lo que dijo el chofer de la camioneta cuando se comunicaba a través de su auricular con el resto del equipo.
Fuese lo que fuese, las dos hermanas lo único que deseaban más que nada en ese momento era que su querido papito saliera bien y pudiera volver con ellas a casa sano y salvo.
— Amor, por favor siéntate un momento –Camila se acercaba una vez más a su novia buscando demostrar su apoyo en la terrible situación. —Mi bailarina bonita, toma este té, te servirá para poder calmarte un poco. –dijo con una voz suave y amorosa.
— Cami... -esta vez se detuvo y alzó la cabeza para encontrarse con una mirada que demostraba únicamente preocupación. —No puedo... n..no pue...puedo –trataba de decir entre lágrimas y sollozos. –Camila rodeo con sus brazos a Poché mientras acariciaba su espalda buscando reconfortarla y hacerle entender que estaba allí con ella, con las dos.
— Bebé, debes tranquilizarte, sé que es casi imposible pero no puedo soportar verte de esta forma. Por favor, amor, ven... -la tomó del brazo dulcemente y la dirigió a uno de los asientos que estaban en el pasillo donde esperaban alguna noticia de Juan Carlos, le tendió el té y la peliazulada lo aceptó con una débil mueca de sonrisa.
— Gracias. –fue lo único que puedo decir Poché, era un gracias completamente sincero y sentido. Agradecía la compañía de la morena en aquel momento tan desesperante. —¿Vale? –llamo a su hermana —Ven, hermanita, siéntate conmigo. –así lo hizo, las dos hermanas se encontraban sentadas dándose mutuo apoyo, acompañadas por una Camila que con total seguridad no se movería de ahí, no dejaría solas a las dos mujeres que se habían convertido en personas tan importantes para ella.
— Te quiero, mi bailarina. No estás sola. –susurró en el oído de María José, está simplemente se limitó a sonreírle y apoyar su cabeza en el hueco del cuello que ofrecía la morena.
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1 Hora antes – Casa de Daniela Calle
Daniela seguía caminando de un lado a otro bajo la atenta mirada de su amiga, Laura. Hiro estaba absolutamente sumergido en las pantallas de la computadora, se movía con una velocidad absurda dentro del mundo cibernético, realmente era muy bueno haciendo lo que hacía, pero en ese punto, la castaña se planteaba la idea que el acosador era mucho mejor que su amigo y eso la preocupaba enormemente porque significaba que estarían a ciegas, viendo solo lo que el desconocido quería que viesen.
Hasta el momento solo habían dado con la información que el acosador había astutamente jugado con las IP, eso descolocó al asiático, no podía comprender como algo así lo había engañado. Aparentemente el acosador desvió su ubicación a cientos de kilómetros de donde verdaderamente estaba, trianguló ubicaciones falsas haciendo creer a todos que seguía en aquel estado cuando en realidad tenía días en Los Ángeles.
¿Cómo era posible que fuese tan inteligente? Pensaba la castaña, eso obviamente reducía la lista de sospechosos que hasta el momento manejaban, pero al mismo tiempo nacían miles de dudas y preguntas, entre ellas, ¿Cómo había obtenido esas capacidades y por qué justo ahora era cuando decidió jugarse el todo y acercarse a Valentina?
Además estaba el tema de Juan Carlos y la camioneta, no comprendía como alguien pudo haber tenido acceso a su equipo de seguridad, como se pudo acercar tanto y no darse cuenta.
Evidentemente eso la hacía pensar de más y comenzar a parecer un poco paranoica respecto a todos a su alrededor.
— Hiro, es una locura que alguien pudo haberte engañado. –Mauricio no salía del asombro, Hiro fue el mismo que audazmente ayudó a dar con todas las respuestas en el robo a la empresa en Canadá, era totalmente habilidoso y hasta el momento, nadie había podido vencerlo y mucho menos engañarlo.
— No lo sé ¿sí? ¿puedes dejar de hablar un segundo? Tengo que concentrarme –el asiático estaba frustrado, tanto que se había prometido que no pararía hasta dar con el malnacido que se había burlado de él, aquello ya era algo mucho más personal.
Los minutos pasaban y Daniela había decidido ya no opinar, necesitaba pensar y para eso necesitaba silencio, se fue a su estudio nuevamente y se dejó caer en la silla cerca de su escritorio, estiró su cabeza hacia atrás tratando de buscar algún tipo de alivio ante todo el mar de preguntas e impotencia que se le venía encima, sentía que se estaba ahogando al no tener las respuestas, al perder el control de aquella manera. Era inconcebible para Daniela Calle, esa exitosa y perfeccionista empresaria, un maldito acosador la estuviese acorralando y jugando con sus seres queridos, además le partía la cabeza pensar en cómo le había fallado a su peliazul al no proteger a su hermana como había prometido y ahora a su papá que luchaba en un quirófano por su vida.
El sonido del celular la sacó de aquellos tormentosos pensamientos.
- De: Lu Villa 🐯
Dani, debes venir pronto al hospital.
Salió inmediatamente de su estudio y fue a a entrada donde Mike la esperaba atento a cualquier orden, como siempre.
— Al hospital ya. –Ordenó y varios minutos después estaban aparcando en la entrada del lugar.
Calle bajó y no esperó a sus guardaespaldas, fue directamente al área de operaciones, al final del pasillo vio rostros conocidos, algunos amigos del grupo de los Pollos estaban ahí. Siguió caminando y se encontró con una Valentina refugiada en los brazos de María José y ésta a su vez sumergida totalmente en el cuello de Camila, aquello terminó de romperla. Se supone que tenía que ser ella quien las estuviera consolando, también había fallado en eso.
— Calle... -la voz de Lucía la regreso a la realidad y quitó la mirada de aquel cuadro que la estaba dañando para encontrarse con los ojos de su amiga que se veía totalmente agotada y con rastros de haber estado llorando.
— ¿Qué pasó? –se atrevió a preguntar, deseando no escuchar lo peor.
— Dani... -Lo siguiente que sintió la castaña fue unos brazos envolverla completamente, María José se fundió en Daniela tratando de buscar una paz que en ese momento era casi nula. —No sabes cómo te necesitaba aquí. –logró decir en voz baja cerca del oído de Daniela, tan baja para asegurarse que solo ella escuchara.
— Ya estoy aquí, Poché –la abrazó rodeando sus brazos por la cintura de la peliazul y sintiendo los brazos de la misma por encima de sus hombros —Estoy investigando todo, puse a todo el equipo a investigar, te prome... -Poché se separó de ella y la miró directo a los ojos.
— No me prometas nada, por favor –eso era otra puñalada al corazón ya herido de la castaña.
— Lo atraparé, Poché. Lo haré.
— Aún no nos han dicho nada de mi papá, siguen en cirugía. –Valentina se acercaba a las dos mujeres que continuaban abrazadas en medio del pasillo bajo la atenta mirada de todos, sobre todo la mirada de Camila. —No sé qué pasa... no...Calle....-Vale trataba de modular palabra pero entre lágrimas no lograba concretar nada, respiró profundo buscando aclarar su mente y continuó —Si a mí papito le pasa algo...
— Ya, ya... -susurró Daniela y la atrajo hacia ella, teniendo así a las dos hermanas entre sus brazos, como debía ser, como ella pensaba que tenía que ser.
Siguieron abrazadas por un largo rato, Calle buscaba darle consuelo al corazón angustiado de aquellas hermanas que para ese entonces pendían de un hilo al no tener noticias acerca de su papá, la incertidumbre era inmensa y el imaginarse miles de escenarios (todos negativos) era la tortura por la que Daniela pensaba que se merecía pasar por haber sido tan descuidada y fallar en su intento de proteger a las personas que amaba.
— ¿Señorita Daniela? –Una voz gruesa hizo reaccionar a todos girando las miradas en dirección al hombre que vestía con uniforme azul, se veía agotado, era el doctor que se encontraba en quirófano.
— Si... -contestó Calle inmediatamente, sintió las uñas de Poché clavarse en su brazo. —Por favor... díganos que pasó –la voz salió vacilante, llena de temor ante la respuesta que podría escuchar.
— Verá... Recibimos dos personas con graves traumatismos craneoencefálicos a causa del accidente, además de una visible cantidad de pérdida de sangre, por desgracia, uno de ellos recibió un impacto directo en la cabeza que le hizo una fractura en la columna y no pudimos hacer mucho en quirófano.
Escuchar eso heló por completo los sentidos de las hermanas e hizo temblar a la castaña.
— Lamentablemente murió en quirófano, señorita Daniela.
Dar noticias como aquellas en un hospital era prácticamente el pan de cada día, sin embargo, eso no lo hacía más fácil, al contrario se convertía en una lucha personal que libraba cada uno del personal médico para evitar bajo cualquier circunstancia que una vida humana se apagara. Pero claro, ellos no podía controlar todo y evitar la muerte.
—Vimos la identificación y verificamos que la persona que murió fue el Señor Argenis Chacón. –escuchar aquello de cierta manera causo un alivio entre las personas, aunque se vea terrible.
— Entonces mi papá... -María José trataba de hablar —Mi papá... Juan Carlos, él... ¿está bien?
— El señor Juan Carlos recibió un fuerte golpe en la cabeza, tuvimos que inducirlo en un coma después de la operación porque tuvo un pre-infarto cuando estaba siendo intervenido. Mi deber como médico es decirles la verdad, él no está aún fuera de peligro y las próximas horas serán cruciales para saber cómo reacciona su cuerpo y saber si tendrá alguna secuela a raíz del accidente.
Y sin más aquel hombre que había hablado dio medio vuelta y se fue. Quizás para evitar las miradas de dolor y desconcierto que abundaban entre todos en aquel lugar.
El chófer de la camioneta había muerto y Juan Carlos estaba debatiéndose entre la vida y la muerte.
Hoooola
Cuanto tiempo ¿no? jaja
Lo sientoo, siento haber tardado en actualizar pero no me sentía inspirada y ahorita tampoco es que lo estoy mucho, pero hice mi mayor esfuerzo para traerles un capitulo más. Espero que le sigan dando todo el amor y apoyo a esta historia.
Y quiero agradecer a las que comentaron en el capítulo pasado:
¡Besiiitos hermosas!
No olviden comentar y votar.
~Dai