Capítulo 53 - Visita inesperada

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Pov Calle

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Pov Calle

Los años que estuve sin María José se resumen en una sola palabra: vacío.

Ese es el sentimiento constante que tuve desde que la perdí, me refugié en miles de cosas para dejar de pensarla, de extrañarla, de imaginarla.

Trabajo, juntas, viajes y mujeres... mujeres con las que compartía la cama pero jamás el corazón. Y créanme que es muy jodido solo tener sexo cuando ya has hecho el amor.

No puedo saber lo que depare el futuro, no sé si ella y yo logremos superar lo que pueda venir, no sé si al final de la historia estemos juntas, lo único que sé es que quiero disfrutarla ahora, quiero abrazarla y demostrarle todo lo que la amo, quiero que no tenga ojos para nadie más y que solo yo pueda sacarle esas sonrisas que me llenan la vida.

Estoy acariciando su cabello y trazando formas con las puntas de mis dedos sobre su espalda desnuda, anoche volvimos a ser una, volvimos a poseernos como solo nosotras sabemos hacerlo, con esa magia que nos rodea en una burbuja cuando nuestros cuerpos desnudos se encuentran.

La amo y me ama.

La deseo y me desea.

La pienso y sé que me piensa, estoy segura de ello.

Sonrío al ver como mueve su nariz al sentir mis toques sutiles, es una ternura.

— Cuanta tranquilidad me regalas, amor –le digo en un susurro cerca de su oído.

Dejé un beso en su frente y fui a la cocina a prepararle algo, el reloj ya marcaba más de las diez de la mañana. Poché se despertará con muchísima hambre y por supuesto no quiero tener que lidiar con el humor de esa mujer cuando no la alimento, es increíble cómo puede lograr gobernarme tanto, definitivamente la pequeña se las trae con su carácter.

Cuarenta minutos después iba entrando a nuestra habitación pero me sorprendió verla arreglada con un jeans, camisa blanca y tenis. Ya habíamos dejado algo de nuestra ropa en el penthouse.

— ¿Qué haces, amor? –me atreví a preguntar mientras dejaba la bandeja con la comida en la cama y me sentaba.

— Tengo que irme, Calle. Tengo un montón de mensajes y llamadas perdidas de Camila –decía mientras terminaba de meter unas cosas en su cartera.

— Pero al menos come algo, gorda. Te preparé la comida –añadí mientras le daba un vistazo a la bandeja perfectamente colocada y decorada sobre las sabanas que fueron testigo la noche anterior de un profundo acto de amor.

— Amor –se acercó a mí y gustosa la recibí posicionando mis manos en su espalda baja mientras ella envolvía mi cuello con sus brazos —tengo que irme... fue una noche maravillosa pero sabes que... –no la deje terminar, sabía por dónde iba.

— Sé que está Camila –acepté resignada mientras apoyaba mi frente en su abdomen.

— Te prometo que te lo recompensaré ¿sí?

Detrás de las Cámaras | Caché | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora