Capítulo 52 - Puntos de vista

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Pov Calle

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Pov Calle

Por mi garganta pasaba sin vergüenza alguna un sorbo de whiskey, estaba en mi oficina encerrada en mis pensamientos y en una botella que saque del minibar que Laura tiene en su oficina.

No quería pensar en la discusión que tuve con Poché a raíz de mis celos, no quería porque eso sería pensar también en Camila besándola o Camila haciéndole mimos o Camila esperándola dichosa en la cama para dormir con ella abrazada.

¡Maldita sea la hora que acepté toda esta mierda!

No tolero la idea de compartirla, no quiero, me rehusó a hacerlo, la necesito para mí, sin restricciones y mucho menos sin tener que esperar que ella despeje su agenda que gira en torno a la morena con la que está compartiendo su día a día.

Pero también sé que sin ella mi vida no tiene sentido, soy una estúpida bipolar. Puede que la media botella que tengo ya calada en mi sistema me esté pasando factura y piense tonterías sin sentido.

La necesito tanto, necesito tanto su cuerpo desnudo. Necesito el contacto de su piel con la mía, necesito sentir sus besos húmedos. Y también necesito sus locuras, sus bailes raros, el sonido de su risa, su manía de mover los deditos cuando está nerviosa, necesito verla al despertar, prepararle desayuno e ir a despertarla mientras escucho sus quejidos para que la deje dormir más.

Estoy enamorada hasta la médula de ella. Es por esa razón que obviamente iré a verla al penthouse, son apenas las siete de la noche pero quiero estar antes para poder ducharme y quitarme la media borrachera que tengo en el cuerpo.

Salí dejando la oficina hecha un desastre, entre papeles y olor a alcohol. Algo de lo que Melissa se encargara temprano.

Mike estaba como siempre esperándome abajo junto a los guardaespaldas. Le dije donde iríamos y él sin decir palabra asintió.

Cincuenta minutos más tarde ya era una Daniela repuesta, me había duchado y cambiado por una ropa deportiva más cómoda. Tenía aún rastros de lo que había durante la tarde pero no tanto como para decir que estaba ebria. Pero si lo suficiente como para decirle un par de cosas a Maria José, cosas que estuve repasando mentalmente desde que me colgó y cosas que...

...desaparecieron cuando la vi entrar vestida con un vestido negro ceñido al cuerpo y que le quedaba un poco más arriba de las rodillas, con un escote altamente pronunciado pero que no daba indicios a ser vulgar, al contrario, se le veía jodidamente sensual. Un maquillaje que estaba a juego con la vestimenta y unos accesorios que resaltaban a kilómetros, ni hablar de los tacones, amaba verla cuando usaba tacones, si en tenis se ve sexy en tacones se ve mortal.

Me quedé sin habla y mi mirada clavada en ella la seguía mientras dejaba su cartera en una de las mesas.

— Cierra la boca que te entran moscas –se burló al acercarse a donde estaba sentada.

Detrás de las Cámaras | Caché | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora