Daniela Calle y Maria José Garzón empiezan una amistad a través del concierto de Justin Bieber, sus caminos se van trazando sin darse cuenta para estar juntas.
Pero varias situaciones que van pasando a través del tiempo pone a prueba la fuerza de s...
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Pov Calle
Sabía perfectamente que todo lo que estaba haciendo era una locura, aparecerme en su casa fue muy impulsivo de mi parte, pero no hallaba que más hacer para poder hablar con ella, tenía días sin responder mis llamadas o mis mensajes. No había ido a la academia y eso me preocupaba, no quería que nuestra amistad terminara y menos por mis sentimientos.
Estaba dispuesta a olvidarme de lo que estaba sintiendo por ella a cambio que no se fuera de mi vida.
— Calle... –comenzó a balbucear, mi mano sostenía la suya y podía sentir su cuerpo temblar, no sabía que más decirme, no encontraba las palabras adecuadas y eso lo podía notar —Calle, esto no está bien. No puedes aparecerte así –trató de quitar mi mano de la suya para apartarse, pero la sostuve fuerte.
— Solo mírame, mírame por favor –le dije mientras mi corazón latía tan rápido y me faltaba la respiración —desde hace un tiempo he venido sintiéndome así –confesé bajo su mirada —cuando te veo es como si todo estuviera bien. Y luego cuando no estás... -trago el nudo en mi garganta y aferro más mi agarre en su mano —...cuando tú no estás en lo único que puedo pensar es en el momento para volver a verte.
— Calle...
— No... –la interrumpí antes que dijera algo más —solo escúchame, quería ser honesta contigo, que supieras como me siento. No espero que me digas que sientes lo mismo, es más podemos hacer de cuentas que nada de esto pasó, Poché -este era mi último intento para evitar que se fuera de mi lado —te necesito en mi vida, Poché –reconocí sintiendo que eso era lo más sincero que había dicho alguna vez, la necesitaba con locura.
Ella apartó su mano y caminó por la habitación, era inevitable no mirar su piel mojada a través del escote que dejaba ver su bata. Como su cabello húmedo le caía en la espalda. Toda su silueta era simplemente perfecta. Ella me gustaba tanto, no podía creer que me estuviera pasando esto.
¿En qué momento dejé de verla como una amiga?
— Primero... –su voz me sacó del trance en el que estaba sumergida mientras admiraba su cuerpo —no puedes aparecerte así y quiero que esta vez me dejes hablar –levantó la mano en cuanto me vio intenciones de interrumpir, su ceño se frunció y su postura daba a entender lo seria que estaba —debes entender que no me esperaba escuchar todo lo que me dijiste ese día, no sabía cómo reaccionar –continúo mientras se sentaba en la cama.
Esa misma cama en la que tantas veces me había acostado. En la que hablábamos hasta el amanecer de todo y de nada.
— Yo te quiero, eso lo sabes –siguió —eres mi mejor amiga, Calle. Pero siento que si hacemos esto le pondremos una fecha de caducidad a nuestra amistad –yo trataba de asimilar palabra a palabra lo que me estaba diciendo.
¿Poché no estaba negando que sintiera lo mismo hacia mí, solo tenía miedo?
Por lo que armándome de valor me acerqué a ella y poniéndome en cuclillas sostuve sus manos y la miré.
