Capítulo 48 - Overprotected en la cocina

3.3K 187 16
                                    

Pov Calle

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pov Calle

El plan había salido medianamente bien, en realidad casi perfecto. Lo único que me incomodaba era el hecho de no poder volver con mi peliazul al cien por ciento. Supongo que debo tener paciencia y respetar sus términos, no estoy en posición de exigir nada.

Después de decirnos cuanto nos habíamos extrañado, fuimos a la habitación, estábamos nerviosas por dormir nuevamente juntas, se sentía como la primera vez.

No quise profundizar más la situación, me moría de ganas por hacerle el amor, no voy a mentir. Pero no quería forzar nada y mucho menos si ella no se sentía lista para eso. Por los momentos me conformaba con sus besos y sus caricias sin intención de nada más.

— ¿Te parece si te abrazo? –pregunté tímidamente mientras terminaba de ponerme la pijama, ella ya estaba acostada con su pijama.

— Hace poco más de seis años que no sé lo que es dormir escuchando tu corazón. Creo que estoy lista para hacerlo de nuevo –respondió con una sonrisa. Me acosté en la cama y ella se acomodó en mi pecho, la abracé y dejé un beso en su frente.

— Aún no puedo creer esto, amor. No puedo creer que te tenga de nuevo en mis brazos.

— Lo sé, parece irreal. Siento que mañana al despertar será como si nada de esto hubiese pasado y solo haya sido un sueño.

— Entonces no quiero despertar nunca –dije sincera —si esto es un sueño, le ruego a Dios que no me despierte jamás y así quedarme contigo para siempre -siento como ella suelta un suspiro mientras se acomoda más en mis brazos

—Te amo, Calle -susurra y mi corazón late desbocado.

— Dios -la veo a los ojos —Tantos días, tantas noches que deseaba escuchar esas palabras de tu boca, bebé –le di un piquito —Te amo mucho más, mi pollito.

Estaba segura que esa noche había sido la más placentera de toda mi vida, me sentía en paz teniéndola entre mis brazos.

Llegó la mañana y con ella el mejor despertar, su cabello desordenado, su brazo rodeando mi cintura, su pierna encima de la mía. ¡Era completamente feliz!

Dejé besos por todo su rostro, besos tiernos y suaves, besos delicados.

Ella gruño. Yo seguí dándole besos.

Ella abrió un ojito y me miró, frunció el ceño y se quejó...

—Bebé, tengo mucho sueño.

Yo sonreí y volví con mi ataque de besos repartidos —Voy a preparar algo para desayunar, te dejaré dormir un rato más pero en cuanto vuelva te despiertas porque seguro nuestros queridos amigos vendrán pronto.

— No me los menciones, me van a pagar la mala bromita -dijo murmurando contra la almohada.

— Bebé, pero lo hicieron para que nosotras arregláramos nuestros problemas ¿acaso te arrepientes de eso?

Detrás de las Cámaras | Caché | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora