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Pov Calle
Llegamos a la cabaña a las tres de la tarde, estaba ubicada en unas montañas a las afueras de Los Ángeles, el clima era fresco y se veía un lugar bastante tranquilo para acampar, fogatas y pasar el tiempo al aire libre.
Aunque, según el plan de Laura, no estaríamos mucho tiempo en el exterior, al menos no Poché y yo.
Estoy tan nerviosa por esto, no sé qué vaya a pasar.
Afortunadamente tengo un plan bajo la manga, la reacción de Poché al quedarse encerrada conmigo todo un fin de semana no creo que vaya a ser del todo positiva, pero estoy pensando utilizar los detalles que sé la debilitan, claro el problema es que han pasado seis años y no estoy del todo segura si aún esos detalles sigan causando el mismo efecto en ella, pero esto es un todo o nada y estoy dispuesta a llevarme todo, a Poché.
Los guardaespaldas bajaron las maletas, ordene estricta vigilancia alrededor del lugar porque no quiero ningún tipo de sorpresa.
Valentina tiene siempre a dos personas vigilándola, les pedí que fuesen lo más prudentes posibles para que no se sintiera incomoda. Ella aún no está del todo satisfecha con esa situación pero no le queda de otra, así podemos estar tranquilos de su seguridad.
La cabaña es acogedora, tiene varias habitaciones, es de dos pisos y que decir de las vistas, IM-PRE-SIO-NAN-TES.
Llegada la noche ya nos encontrábamos todos en el exterior, estábamos sentados viendo la luna y el millón de estrellas que no se podrían apreciar estando en la ciudad debido a la cantidad de luces artificiales, era mágico.
Conversábamos, reíamos y disfrutábamos. Se sentía como estar en Colombia, estar en casa.
Poché estaba sentada junto a Vale y yo estaba al otro extremo de ellas. Como me gustaría poder estar a su lado, tomadas de la mano y disfrutando de todo esto juntas.
Un mensaje llego a mi teléfono, era Laura quien me avisaba que ya era hora de poner en marcha el plan, yo sentí un escalofrío en el cuerpo. Estaba nerviosa.
— Bueno chicos, creo que es mejor ir a dormir. Mañana tenemos plan de caminata y debemos estar descansaditos –decía Alejo mientras se levantaba y se estiraba.
— Si, tienes razón, Alejo. Mañana será un día productivo y pesado –apoyaba Johan y los demás asintieron. Cada uno fue levantándose y entrando a la cabaña.
Solo faltaba Poché y Valentina, me acerqué para ver que todo estuviera bien y me sonrieron, Vale me guiño el ojo y se llevó a su hermana al interior. Yo suspiré y vi nuevamente al cielo Por favor, que todo salga bien estuve varios minutos ahí tratando de aclarar mi mente.
Entré y me fijé que todo estaba en silencio, al parecer ya todos estaban en las habitaciones. Mis nervios estaban al tope y no sentía nada de sueño, fui a la cocina por un vaso con agua, lo bebí y me dirigí a la sala. Me senté en el sofá y recargue mi cabeza hacia atrás cerrando los ojos y enfocándome en mi respiración para relajarme. No sé en qué momento me quedé dormida.
— ¡Calle, despierta! –escuchaba una voz a lo lejos pero no quería abrir los ojos, me sentía muy cansada. — ¡Daniela, despiértate! Tienes que ayudarme, nos dejaron encerradas –eso me hizo despertar inmediatamente para encontrarme con el rostro de una Poché angustiada viéndome fijamente.
— Ya estoy despierta, Poché ¿qué pasó? –pregunté tratando de sonar natural.
— Que nuestros queridos amigos junto con mi bella hermana nos dejaron encerradas. ¡Ahh pero cuando logré salir de aquí me van a escuchar! –respondió sonando alterada.
— ¿Encerradas? Pero Poché eso es imposible.
— ¿Imposible? JA mira esta nota que dejaron los muy descarados –me puso en las manos una hoja con una letra que reconocería a kilómetros, era la de Villa, sonreí internamente. Mi amiga es una completa loca.
Queridas Calle y Poché, las conocemos desde hace muchos años
Sabemos por todo lo que han pasado
Y por lo mismo, también sabemos que por más que traten de ocultarlo
O disimularlo, ustedes se aman
Por eso queremos que pasen un fin de semana juntas
y puedan solucionar todos los problemas
Si al final siguen igual que como empezaron
Entonces sabremos que en realidad ya no hay nada que hacer entre ustedes dos
P.D No nos odien por favor, sobre todo tú Poché
Con ese carácter que te manejas seguro debes estar echando fuego
¡Las amamos!
Firma:
Los Pollos
Sin poder evitarlo me reí al terminar de leer la nota.
— ¿Te parece gracioso, Daniela? ¡Nos dejaron encerradas!
— Poché trata de calmarte, ya sabes cómo son ellos –dije buscando suavizar la situación.
— ¡Daniela, por favor! Tú sabes mejor que nadie lo que está pasando con Valentina y me preocupa que ella esté ahí afuera sola ¿si le pasa algo? –se llevaba las manos a la cabeza mientras caminaba de un lado a otro, me levanté y sostuve su rostro para que me mirara.
— A Valentina no le pasara nada, tengo a todo mi equipo vigilándola para asegurarse que esté bien –eso pareció relajarla.
— Pero igual, Daniela ¿qué pretenden ellos? Me parece ridículo que hayan hecho esto para que tú y yo "arreglemos" las cosas ¿Qué se supone que vamos a arreglar? –me quitó las manos de su cara y volvió a la puerta para tratar de abrirla, después a las ventanas y sentía como cada vez se frustraba más.
— Quizás piensen que tenemos cosas de que hablar que quedaron inconclusas, Poché –le decía mientras la seguía con la mirada, ella se detuvo y me miró.
— No quedo nada inconcluso, Daniela. Tú me engañaste y yo te terminé, fin de la historia.
— Lo sé, pero lo que no sabes es lo que viví cuando tú te fuiste.
— No me interesa saberlo, Daniela.
— ¿Sabes que creo? Que tienes miedo, María José.
— ¿Miedo? No tengo miedo, simplemente es un tema superado, además ya te perdoné.
— Pero no me respondiste mi pregunta –me acerqué despacio — ¿dejaste de amarme?
— Esto me parece ridículo –soltó un bufido
— Ves... tienes miedo.
— Me parece incorrecto todo esto, Daniela. Yo estoy en una relación y tú estás con Alexa.
— Yo no estoy con nadie, mucho menos con ella, Poché.
— Si claro –rodó los ojos y resignada se sentó en el sofá de la sala, yo me senté al frente de ella.
— ¿Qué te parece si solo conversamos? Hablemos de lo que hemos hecho los últimos años y ya. –ella estuvo pensativa pero finalmente aceptó.
Conversamos.
Conversamos.
Preparamos almuerzo.
Comimos.
Y volvimos a conversar.
Ese sábado fue de puras palabras, de reencontrarnos de cierta manera, de entendernos pero sobre todo de comunicarnos. Hubo uno que otro reclamo, más de parte de ella que de parte mía.
Pero aun así pudimos hablar.
Y yo agradecía cada segundo que podía acortar más la distancia invisible que teníamos.
Poché me contó el proceso por el cual tuvo que pasar para adaptarse a una nueva vida en esta ciudad, una nueva vida sin su familia o amigos y una nueva vida sin mí.
No fue nada fácil. Lloraba cada noche al igual que yo pero con ayuda de Alejo pudo poco a poco recomponerse, luego apareció Camila en su vida cuando ella retomo el baile e hizo una audición para una de sus presentaciones. Así fue que se conocieron y por lo que me cuenta, sé que esa relación fue un salvavidas para ella. La rescató.
La forma de hablar de Poché sobre Camila me hace ver que sin duda, le tiene cariño pero no amor, eso me da esperanza.
Yo le conté como fue que la busqué un año y como lloré por ella los siguientes dos. También le dije como fue que terminé a cargo de Street Golf y como la convertí en una de las mejores empresas en su área; luego mi actual paso por Street of Dreams, la función que tiene y el propósito personal que yo tengo respecto a este proyecto.
Ella se emocionaba, sabía que mi felicidad era la suya, así lo quisiera evitar.
También se entristeció al saber lo que sufrí y como estuve al borde de la muerte.
Definitivamente necesitábamos esto.
— ¿Tienes hambre? –preguntaba mientras revisaba las fotos que yo tenía de Ramón en el celular.
— Sí –contesté con una sonrisa mientras la veía. Estábamos sentadas en el piso alrededor de la mesita que estaba en la sala.
— Voy a preparar algo, afortunadamente los locos de nuestros amigos nos dejaron comida suficiente –me regresó el celular y caminó a la cocina, yo la seguí y me senté en la butaca que estaba en la isla.
— ¿Desde cuándo sabes cocinar, Poché? –preguntaba asombrada, ella ya estaba manos a la obra y se veía muy segura de lo que hacía.
— Vivir sola en L.A hace que aprendas muchas cosas, Calle. Aunque al principio tuve que gastar mucho en utensilios porque los quemaba –confesó apenada.
— ¿Y qué vas a preparar? –apoye mis codos en el mesón para sostener mi cara mientras la miraba.
— Algo súper ligero –respondió divertida —Unos perritos calientes.
— ¿Eso te parece ligero? –alcé una ceja.
— Pues sí, porque no va a durar nada en el plato así que ligeramente nos los vamos a comer -se rió —tú solo espera, que cuando los pruebes me vas a pedir más.
— Eso siempre –dije sin pensar e inmediatamente me arrepentí, espero que no se haya incomodado con eso.
— Mejor preparo la cena y tú ve preparando la mesa –acepté sonrojada.
¡Dios Daniela, te comportas a veces como una adolescente!
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La comida estuvo buena.
Muy buena, se lo hice saber a ella y alardeó por varios minutos sus nuevas dotes culinarias.
Al terminar fuimos nuevamente a la sala, nos sentamos pero esta vez no hablamos.
Solo nos miramos, ella me sonreía y yo cada vez quería tenerla más cerca pero no sabía que ficha mover, no quería estropear lo mucho que hemos avanzado.
Sin embargo era todo o nada.
— Poché... -corté el silencio nada incómodo que nos rodeaba para llamar su atención.
— Dime –sus ojos volvieron a enfocarse sobre los míos.
— ¿Piensas que en algún punto nuestra historia pueda tener una nueva oportunidad? –nuestras manos estaban sobre la mesa, yo jugaba con mis dedos simulando que caminaban hacia los de ella.
— No lo creo, Daniela –respondió y yo sentí que mi respiración se cortó por un momento —Yo estoy con Camila y realmente no quiero lastimarla.
— Pero no la amas, Poché.
— Tú no sabes eso.
— Si lo sé. Lo sé porque veo y escucho como te refieres de ella y es más como si fuese una persona por la que sientes agradecimiento y cariño pero no amor y pasión.
— Daniela...
— No es como lo que teníamos tú y yo y lo sabes.
— Tú lo has dicho, teníamos. ¿Por qué te es tan difícil aceptar eso?
— Por qué aún me amas y porque yo aún te amo. Porque se me quiere salir el corazón del pecho cuando te tengo cerca y porque cuando te veo siento que todo estará bien.
— No sigas por favor, no vuelvas esto incómodo –se levantó y camino en dirección a las habitaciones.
— Espera –la retuve por el brazo —Poché... mírame –mis manos agarraron sus mejillas —soy la misma que conociste en MISI, soy la misma que vino contigo a esta ciudad para un curso de baile, la que inició contigo un canal en Youtube, gorda, soy la misma persona de la que te enamoraste y te juro que estoy temblando en este momento porque tengo miedo de perderte otra vez, de no volverte a ver. Mi vida sin ti fue un infierno, Poché. Me llené de trabajo para no pensarte y traté de olvidarte con otros cuerpos y lo único que hacía era recordarte más. No te pido que vuelvas a ser mi novia aquí y ahora, solo te pido que le des una oportunidad a esta mujer que esta hoy frente a ti con el corazón en las manos. Que me dejes volver a conquistarte y que me permitas demostrarte que jamás he dejado de amarte.
— Calle...
— Escucha... olvídate de todo esta noche, olvídate del mundo entero y enfócate en el amor que vivimos hace seis años. Déjame volver a enamorarte –agarré su mano tímidamente y la volví a llevar a la sala, tenía que poner en marcha mi propio plan.
Conecté mi celular al sonido que había en la cabaña y le di play a una canción.
Inmediatamente la melodía invadió aquel lugar.
Estiré mi mano hacia ella
— ¿Bailas conmigo?
Ella pensó y yo me tensé.
Me sonrió y me relajé.
—Acepto –respondió mientras su mano se encontraba con la mía, la acerque a mi cuerpo, llevé sus brazos alrededor de mi cuello y los míos alrededor de su cintura.
You don't need a lot of money
(No necesitas mucho dinero)
Honey, you don't have to play no games
(Cariño, no tienes que jugar ningún juego)
All I need is all your loving
(Todo lo que necesito es tu amor)
Nuestras frentes se juntaron mientras bailábamos en círculos lentamente.
Nada existía, nadie importaba.
Solo éramos ella y yo.
To get the blood rushing through my veins
(Para que la sangre corra por mis venas)
Huh
I wanna say we're going steady
(Quiero decir que vamos a ser permanentes)
Ha
Like it's 1954
(Como si estuviéramos en 1954)
No,
It doesn't have to be forever
(No tiene que ser para siempre)
—No importa lo que pase mañana, Poché –le dije —no importa que ya no quieras volver a verme o si me dices que me odias. Este momento es el que necesitaba para darle paz a mi alma y sentido a mi vida.
Just as long as I'm the name
(Siempre y cuando yo sea el nombre)
On your tattooed heart
(Que está tatuado en tu corazón)
—Te amo, María José. Te amo como jamás amaré a nadie más –La abracé más a mí y escondí mi cara en el hueco de su cuello, aspiré su perfume mientras cerraba los ojos y las lágrimas humedecían mis mejillas.
Ella no decía nada y en ese punto, no me era necesario escucharla. Solo me conformaba con sentirla, con tenerla de nuevo entre mis brazos.