Pedido de Kalid_Redvelt (Dios te salve por esto.)
Oigo de muy mala gana la discusión de mis dos jefes al otro lado del muro... Están gritándose el uno al otro, mentando a sus padres y a todos los familiares posibles porque no parecieran saber hablar como personas normales cuando se trata de un problema en común... Especialmente si ese problema soy yo. Suspiro y agarro mi cabeza entre las manos, intentando tranquilizar mi mente y mi corazón; no niego que me estoy cagando de miedo y de rabia. ¡¿Por qué mierda tuve que enamorarme de dos imbéciles que además son mis multimillonarios jefes?! Y no, no me importa en lo más mínimo el dinero.
—¡NO TE VUELVAS A ACERCAR A ___, DONQUIXOTE! ¡ÉL ES MÍO!— Es raro oír a Crocodile llamar a Doffy por su apellido, tan sólo le dice así cuando está enojado.
—¡Y UNA PUTA MIERDA ES TUYO! ¡ÉL Y SU VIRGINIDAD ME PERTENECEN DESDE HACE AÑOS!— ¡¿No puedes escoger otras palabras, imbécil?!
—¡YO ARREBATÉ SU VIRGINIDAD!— Ya furioso por esos dos imbéciles peleando entre quién me quitó la puta virginidad, entro de golpe a la oficina de ellos tirando los documentos de la tarde, dejando que se esparzan por el suelo. Ambos se callan de inmediato, observándome con el ceño fruncido por la situación.
—¡Me tienen harto, ustedes dos imbéciles! ¡¿Por qué no mejor se van a tomar por culo de ahora en adelante?! ¡Aquí tienen mi aviso de semana para la renuncia!— Ambos me miran sorprendidos, a lo que yo me doy la vuelta y me retiro de la oficina sin dejarles hacer nada.
—(Maldita sea con esos dos... Y conmigo...)— Desde que presenté mi renuncia, hace cinco días, no he vuelto a la compañía. He mantenido mi móvil apagado y no he ingresado a mis redes sociales desde hace un tiempo, así que no ha habido ningún tipo de contacto con nadie.
Ya está bastante oscuro afuera, pues es invierno y se hace de noche bastante temprano. Observo mi reloj... Un cuarto para las diez. El día fue jodidamente eterno y solitario, igual que los que le precedieron... Y pensar que habría podido ahorrarme todo este problema si hubiera escogido a uno de ellos para estar juntos, como pareja... Me maldigo constantemente por haberme enamorado de ambos y no habérselos dicho de una sola vez... Aunque también tenía miedo de no ser correspondido, pues ni siquiera estoy del todo convencido si me quieren para tener sexo o realmente significo algo para alguno.
—(Dos días más y nunca más volverás a verlos... Te olvidarán pronto y seguirán con sus vidas... Siempre es así...)— Siempre ha sido así con mis anteriores relaciones. Ser usado para coger y ser tirado cuando pueden... Aunque esta es la primera vez que alguien me coge a mí en lugar de yo follar a alguien.
Abro mis ojos rápidamente, oyendo fuertes golpes en la puerta de entrada. No son esos pequeños toques para llamar, sino exigiendo que vaya a través de puñetazos o patadas contra la madera. Me levanto llevando tan sólo mis pantalones puestos, pues la calefacción del departamento es bastante buena. Camino hacia la entrada, tomando de una esquina un bate metálico por si acaso es algún ladrón; me detengo frente a ésta.
—¿Quién es?— Pocos segundos de silencio, seguidos por una voz que conozco muy bien... Desgraciadamente.
—Yo.— Crocodile... Imposible confundir esa voz grave y profunda.
Suspiro intentando aliviar mi nerviosismo en vano... Estoy seguro que estaría más relajado con un ladrón al otro lado de la puerta que con ese tipo que corta la respiración con su cuerpo escultural... ¡Deja de pensar en eso, ___! ¡No es tiempo ni momento! Me doy un leve cabezazo con la pared para espabilar y le quito el seguro a la puerta, abriéndola y llevándome una MUY inesperada y desagradable sorpresa...
—Hasta que abres, maldito mocoso.— Por si fuera poco que estuviera llamando a mi puerta uno de mis jefes... El otro hace ese puto comentario, de pie junto a él. ¡¿Por qué mierda están los dos tipos que me tienen loco aquí?!
—¿Qué quieren?— Hostil. Así tengo que comportarme ahora mismo para asegurarme que se alejen de mí y no arruinen su amistad. Separarlos sería lo peor que podría hacerles... Y definitivamente no quiero que pase eso.
—Venimos a verte, ¿acaso no es obvio?— Aprovechando que estoy apoyado contra la puerta de mi apartamento, ambos ingresan sin siquiera haberles dado el permiso. Gruño internamente por mi estupidez y la cierro tras de mí, dejando que se sienten en los sillones.
—Ya les dí mi carta de renuncia. ¿Qué quieren ahora?— Los miro molesto.
—¿Por qué no contestabas tus llamadas?
—Tenía el celular apagado.— Respondo cortante a Doffy.
—Te hemos estado llamando todos los días sin parar. Pensábamos que te había pasado algo.— Miro a Crocodile, quien me observa con reproche.
—¿Y qué si me pasa algo? En dos días se acaba mi trabajo en la empresa y no volveremos a vernos las caras.— Noto que se ponen más serios que de costumbre.
Nos quedamos en completo silencio, uno de esos que son tan incómodos que preferirías saltar por la ventana y ahorrarte problemas... Noto por el rabillo del ojo que Crocodile observa mi torso desnudo y por la sonrisa de Doffy, apuesto a que está haciendo lo mismo a través de sus anteojos. No es como si fuera la gran cosa; tengo un poco de músculos por hacer ejercicio a diario, pero no es nada comparado a los de ellos.
—¿Y para qué demonios vinieron?— Un tanto cansado de su actitud de "quiero comerme vivo a este mocoso", les pregunto de frente, cruzándome de brazos con mi rostro serio.
—Queríamos hablar contigo por lo que pasó.— Esta vez es Doffy quien me responde.
—Ya no hay nada que hablar.—Hago el ademán de ir a abrir la puerta para correrlos de mi hogar cuando una pierna y un garfio me cortan el paso. Típico de ellos... Doffy usando su pierna porque es alto y flexible, mientras que Croco usa directamente el garfio para intimidar.
—Hay MUCHO de qué hablar, mocoso. Así que... hablemos.— Y allí está el tono serio de Croco.
—Pues suéltenlo de una vez. Quiero ir a dormir.— Me cruzo de brazos nuevamente, encarando a ambos.
—Durante estos días el cojo y yo hemos estado discutiendo sobre a quién le perteneces.— Intento interrumpir a Doflamingo, al sentir su mirada intimidante a través de los lentes, me detengo.— Y finalmente llegamos a una decisión... Y un acuerdo que no estamos de acuerdo del todo, pero es la mejor opción... A ver si funciona.
—¿Y eso es...?— Levanto una de mis cejas con curiosidad, mirando al más alto.
—Haciendo un trío contigo.
Nos quedamos en completo silencio, noto que Doffy sonríe de forma lasciva y Croco con la lujuria brillando en sus ojos. Creo que mi cerebro hizo cortocircuito intentando procesar esta información recibida... Hacer un trío... Con mis dos jefes... Que me tienen enamorado hasta los pelos... Y yo soy el que es cogido por ambos... ¡¿QUÉ?!
—¡¿QUÉ?! ¡¿QUÉ CLASE DE CHISTE DE MIERDA ES ESE?!— Busco en sus miradas algún brillo de burla o cualquier señal que me aclare que es una broma... No hay. Tan sólo veo lujuria en sus ojos.
—No es ningún chiste, mocoso.— El garfio de Croco se apoya en mi mentón, obligándome a verlo directamente al rostro.
—Ya que tú no puedes decidir con quién quedarte... Nosotros nos encargaremos que siempre nos elijas a ambos. Porque te amamos por igual.— Pésima lógica, pero no pareciera importarle... Puedo ver cómo se relame los labios con deseo.
Intento retroceder, pero la pared es quien bloquea mi escape. Rápidamente me agacho, pasando bajo la pierna de Doflamingo y agarrando el pomo de la puerta, listo para huir como nunca antes lo he hecho. Tan sólo tengo que abrir y estaré a salvo gracias a las personas que pueda alertarles sobre estos dos maníacos sexuales.
—No tan rápido, niño.— Siento en mi oreja la susurrante y rasposa voz de Doffy mientras que mi abdomen se ve apresado por sus brazos. Veo con horror como mi mano es apartada de la puerta gracias al garfio dorado de Croco.
—Sabes que no se puede escapar de dos depredadores tan fácilmente... Especialmente cuando ambos tienen en la mira a la misma presa.— Intento forcejear para que me suelten... ¡El bienestar de mi culo está en juego!
Me estremezco levemente de nervios y satisfacción al sentir las manos de Doflamingo acariciando mi abdomen por la espalda, trazando formas con sus largos y expertos dedos. Sabe perfectamente que una de mis debilidades es que él haga eso; gruño levemente de placer al notar el frío metal del garfio de Crocodile frotarse con un poco de fuerza contra mi pezón... Malditos sean, saben cada uno de mis puntos de placer y los aprovechan.
—(Mierda... No te tientes, ___...)— Apoyo mi mano en la pared, sintiendo que ambos acarician más aquellos puntos.
—¿Tan rápido te excitaste, ___? Porque tu amiguito pareciera haber despertado...— Una de las manos de Doffy baja lento por los músculos de mi abdomen hasta posarse sobre el bulto que ha crecido en mi pantalón.
—Puedes negarlo, ___... Pero los tres sabemos que quieres seguir con esto.— Crocodile me toma del mentón y, con ayuda de Doffy, me separa de la pared para besarme con fogosidad.
—¿Dejando solo al más alto? Eso está mal de tu parte, ___... Tendré que castigarte.— Mientras los labios de Crocodile se presionan más contra los míos, siento que Doflamingo comienza a mordisquear y succionar mi cuello, provocando que me estremezca y poco a poco pierda la cordura por el placer.
—Casi siempre tengo que castigar al mocoso de alguna forma.—Responde con un resoplido de burla a Doffy al despegarse de mis labios, cortando el hilo de saliva que nos unía con su lengua.
Jadeo levemente intentando recuperar el oxígeno perdido por la excitación cuando nuevamente me veo privado de éste por Doffy esta vez, quien ataca con ferocidad mi boca, introduciendo su lengua de forma extremadamente dominante. Doy un leve gruñido al sentir que la mano de Crocodile aprieta con gusto mi trasero para luego palmearlo.
—No nos engañas, mocoso... Estabas esperando porque viniéramos a follarte y por eso te dejaste tan sólo los pantalones.—Intento decirle a Croco que se equivoca, pero la gran y traviesa lengua de Doflamingo evita que pueda articular media letra siquiera.
—No te he dado permiso para hablar, ___.— Siento que Doffy vuelve a bajar las manos por mi abdomen y aprieta con algo de fuerza mi ya endurecido miembro por sobre el pantalón, provocando un gruñido mucho más profundo.
—Nos encantaría seguir torturándote, mocoso... Pero llevamos un tiempo sin follarte como corresponde, así que esta vez no habrán preliminares.
Entro en pánico al oír las palabras de Crocodile, pues eso significa a que no me prepararán para acostumbrarme al tamaño de esas gigantescas monstruosidades que llaman "pene". Siento las manos de Doflamingo aferrándose a mi abdomen nuevamente, tomándome en brazos y llevándome hasta la gran cama que tengo para dejarme caer sin delicadeza alguna. Antes que pueda quejarme, vuelve a invadir con ferocidad mis labios.
—Sólo porque tuviste esta buena idea, pajarraco... Te dejaré que lo cojas primero.— Se me paraliza el corazón por el terror al sentir la mano de Crocodile aferrándose con fuerza a mi trasero, abriendo mis glúteos para acariciar con el frío metal de su garfio, provocando un espasmo de placer por mi parte.
—Debe de estar apretado por no haberlo follado desde hace días... Esto será delicioso.— Sin querer desperdiciar más tiempo, siento que Crocodile me endereza un poco con su mano apoyándose en mi hombro y tirando hacia atrás, apartándome de Doflamingo lo suficiente como para que él pueda abrir sus pantalones y posicionarse bien, sentándome de espalda y a horcadas sobre su ya erecto y palpitante miembro.
—Hora del postre...— No necesito ver su rostro para saber que está sonriendo como el puto maníaco que es.
Sus dedos se clavan con algo de fuerza en mi cadera, empujando hacia abajo, provocando que su gran polla se adentre en mi interior, golpeando con violencia mi interior. Grito de placer y dolor al mismo tiempo. Puedo ver un ligero bulto en mi abdomen y que comienza a inflarse y desinflarse a medida que empieza a embestir.
—(Maldito... Hijo de... perra...)— Aprieto mis dientes para intentar no hacer sonido alguno, no pienso darle la satisfacción de oírme gemir... Aunque me esté follando como los dioses.
—Parece que el mocoso no quiere gemir, Crocodile... ¿Qué tal si lo castigas tú también?
—Estás teniendo buenas ideas últimamente, Doflamingo.— Veo que sonríe con malicia mientras abre lentamente su pantalón, sacando aquella polla que, si bien no es tan larga como la de Doffy, es gruesa y con una dureza de acero.— Abre la boca, mocoso.
Siento que me inclina hacia adelante, apoyando mi cuerpo en las sábanas, excepto por mi trasero, el cual es follado con gusto por Doflamingo. Siento su polla entrar aún más profundo en mí por la nueva posición, haciendo que largue un grito de placer al sentir que golpea deliciosamente mi lugar más sensible. Apenas abro la boca, la virilidad de Crocodile es adentrada en mi boca casi con violencia, golpeando la campanilla de mi garganta con la punta de ésta.
—Dame tu mejor mamada, mocoso.— Intento sacar su pene de mi boca para intentar respirar mejor entre gemidos que intento acallar en vano. Su mano se aferra con fuerza a mi cabello, evitando que pueda apartarme y obligándome a hacerle un oral.— Ya me oíste, maldita sea.
Las embestidas de Doflamingo se hacen más lentas y profundas, llegando a lugares que no sabía que existían. El placer nubla mi mente, provocando que comience a lamer con desesperación la deliciosa polla de Crocodile. Nunca creí que estaría haciendo un trío con los dos hombres que amo como loco...
—Buen cachorro... No es tan difícil, ¿cierto?— Oigo la voz ronca de Crocodile felicitándome por hacer bien mi trabajo. Sus dedos se aferran con algo más de fuerza cuando comienzo a succionar la punta mientras lamo las venas, comenzando a acariciar sus testículos con una de mis manos mientras me masturbo con la otra.
—Vaya, vaya, vaya... El mocoso ya cedió a sus amos.— Doy un pequeño grito de placer al sentir que me cambia de posición sin dejar de embestir, esta vez obligándome a apoyar las rodillas sobre la cama mientras el torso sigue descansando en las sábanas, aún siguiendo con el oral a Crocodile.
Siento saliva cayendo de mis labios cada vez que succiono, provocando sonidos muy eróticos que parecieran prender a Crocodile, pues comienza a embestir en mi boca, aumentando el ruido que hago y haciendo que pierda cada vez más mi mente en un torrente de lujuria desenfrenado. Los golpes de Doflamingo en mi interior se hacen cada vez más rápidos y fuertes, obligándome a tomar pequeñas bocanadas de aire cada vez que el miembro de Croco sale un poco de mi boca.
—Creo que al mocoso le está gustando ser follado por ambos lados.— Arqueo ligeramente la espalda al sentir que las manos de Doflamingo masturban con rapidez mi miembro mientras se mueve de forma errática. Está a punto de correrse... Igual que Croco y yo...
—¡No dejes que caiga ni un poco, mocoso!— Con una embestida brutal, Doffy se corre en lo más profundo de mi ser, llenando mi interior y calentando mi abdomen por dentro. Mi boca se llena de la semilla de Croco apenas se empieza a correr, obligándome a tragar como pueda para intentar respirar.
—Es mi turno ahora, pajarraco.— Mientras se desvisten completamente, intento recuperar el aliento perdido; de la nada Crocodile me acuesta de lado y alza una de mis piernas mientras se acuesta detrás de mí. Apenas logro procesar lo que va a hacer cuando su pene entra de golpe en mi interior, frotando con bestialidad mis paredes.
—¡MIERDA!— Grito de placer al sentir que me está rompiendo apenas empieza a moverse.
—Mocoso insolente... No deberías decir malas palabras... Me estoy enojando.— Sé que es mentira, pero ahora mismo sólo pienso en una cosa: Ser follado por uno de mis amos y evitar que el otro se enoje.
Sin que siquiera tenga que pedirlo, me acerco a su miembro y comienzo a masturbarlo mientras beso y lamo desesperadamente la punta. Una de las manos de Doffy acaricia con cariño mi cabello, felicitándome por consentirlo aunque me sea difícil estando tan sensible por mi último orgasmo y aún estando siendo follado por un pene duro y grueso. ¡Es el puto paraíso!
—¡Mierda, ___! ¡Estás tan jodidamente apretado!— Noto el frío garfio de Crocodile acariciando con cuidado mi miembro mientras las embestidas se hacen tan profundas que tiene que sostener mi cadera con su otra mano para que no sea desplazado hacia arriba.
—Vas a tomar tu leche, ¿cierto mocoso?— A modo de respuesta adentro su miembro en mi boca lo más que puedo, comenzando a lamer y succionar al mismo tiempo mientras acaricio sus testículos.
—Mierda... Si no estuvieras tan apretado... Y si no hubiera aguantado todo este tiempo sin follarte, seguiríamos toda la puta noche... Pero no te preocupes, mocoso. Tendremos muchas noches y días de la oficina a solas para disfrutar por horas.
Empiezo a sentir las embestidas brutales y erráticas de Crocodile, además de las de Doflamingo en mi boca. Mi miembro palpita, pidiendo casi a gritos que lo masturben como nunca antes... Está con pre-semen incluso. Y como si pudieran leer mi mente, ambos comienzan a acariciar y apretar levemente mi pene, obligándome a arquear la espalda del placer.
—¡Correte, maldito mocoso de mierda!— Ante el grito de ambos, dejo que aquel fuego de placer viaje por todo mi cuerpo, obligándome a soltar mi semilla y arquear mi espalda mientras recibo la semilla de Doflamingo en mi boca y la de Crocodile en mi interior, llenándome nuevamente.
Siento que salen lentamente de mí, manchando aún más las sábanas. Sin importarles realmente eso, me acuestan en la mitad de la cama y cada uno se pone a un lado mío, actuando como dos depredadores de presa común que no quieren que NADIE se les acerque. Jadeo con fuerza por algunos minutos hasta que finalmente logro recuperar un poco el aliento, lo suficiente como para poder hablar.
—Eso fue...
—Increíble.— Sonríe Crocodile con picardía.
—Lo mejor de la vida.— Se relame Doflamingo con un nuevo brillo de lujuria desprendiendo de sus ojos, esta vez sin tener los lentes puestos.
—Definitivamente hay que hacerlo siempre a partir de ahora.— Trago frío por la salud de mi culo... Aunque no puedo negar que me encantó y definitivamente quiero repetirlo más adelante.
—Oye, ___... Quería preguntarte algo.— Observo a Doflamingo con duda, sintiendo como ambos acarician con cuidado mi cuerpo, como si me protegieran de algo.— ¿Cuál de nosotros dos te quitó la virginidad al final?— Lo miro molesto.
—No recuerdo ni me importa quién lo hizo. Si alguno de ustedes vuelve a preguntar, me aseguraré de arrancarle la polla de un mordico.—Oigo reír a ambos.
Jamás creí que terminaría enamorado de mis jefes y sería correspondido, terminando haciendo el amor con ambos para luego ser el centro de una pelea de territorios... ¡¿Cómo mierda iba a saber que a estos dos locos se les ocurriría tener un trío conmigo?! Están locos... Pero son MIS locos y nadie nunca podrá separarme de ellos.
FIN
Lu: Wow... Eso fue largo... Bueno amigas, espero que les haya gustado. Luke haría algún comentario... Pero tuve que enviarlo a la clínica más cercana porque su trasero quedó más abierto que entrada de estadio... Así que es posible que no aparezca por algunos días. Bueno, nada que hacer. ¡Hasta la próxima!
Crocodile: ¿Crees que sería bueno enviarle flores de disculpa?
Doflamingo: Sería bueno.
Lu: Yo creo que ahora el querría una orden de restricción contra ustedes...