Pov Calle
Unos meses después
Cada vez era más fuerte lo que sentía por Poché, ya no me imaginaba una vida sin ella a mi lado. Durante los meses que pasaron luego de confesarle a todos acerca de nuestro noviazgo, ella estuvo siempre apoyándome por lo que había sucedido con mi mamá, aún después de tanto seguía sorprendiéndome la idea que hasta mi abuela me haya aceptado y mi propia madre no.
Juliana igual tuvo una reacción muy parecida a la de mi papá, se lo tomó muy bien y respetó mi decisión de estar con María José.
Parecía que a nadie le importara el hecho que estuviéramos juntas, solo les importaba que ambas nos sintiéramos felices. Entonces, ¿Por qué mi mamá tenía que hacerlo más complicado? Decidí darle su espacio, ella no me escribía y yo dejé de insistir que entendiera.
Era una lástima que la relación de una madre con su hija se terminara por algo así. Pero no quería seguir lastimándome con la misma piedra, además teníamos mil cosas más en las cuales pensar; nuestro canal, por ejemplo.
Como ya la relación con las personas que nos veían se hacía más sólida gracias a las redes sociales, decidimos preguntarles a ellos que video les gustaría que hiciéramos, luego de muchos comentarios a través de Twitter, decidimos hacer un tag de las 20 canciones, nos parecía divertido y una muy buena excusa para olvidar todos los problemas por los que yo estaba pasando.
Una vez más le pedimos ayuda a nuestro mejor amigo, Alejo quién fue hasta el apartamento y grabó con nosotras. Pasamos una tarde muy divertida y especial, era justo lo que estaba necesitando para despejar la mente. Al finalizar, Poché vio todos los clips, los guardó en la laptop para después editar. Mientras tanto, Alejo y yo preparábamos algo para comer y ver alguna película.
— Gorda, he estado pensando en la idea de los lives. ¿Qué te parece si lo intentamos esta noche? –le pregunté desde la cocina, ella se levantó de la cama y llevó la computadora hasta la mesa de la cocina.
— ¿Hoy? Pero... creo que sería mejor si lo planificáramos con más tiempo, amor –respondió.
— No... mira, pásame el celular –desbloqueé la pantalla y abrí twitter —voy a twittearlo...
"Hola, bebés. Hoy estaremos haciendo un live por la noche. Creo que será desde Facebook. Los amamos."
— Listo, ahora solo hay que esperar, gordis –me acerqué y le di un piquito en los labios.
— Espero que todo salga bien con eso, amor.
— Ya verás que sí –un grito nos hizo girar la mirada.
— ¡Raaamóon, no me muerda! –era Alejo impidiendo que Ramón se lo comiera, eso nos dio mucha risa.
Estuvimos viendo películas hasta las 8 de la noche, luego volví a tomar el celular para comenzar a hacer el live. Nos llegaron varias notificaciones, había personas que estaban esperando por nosotras, eso nos dio un poquito de nervios. Al iniciar, nos sorprendió el número de personas, habían 450 viéndonos.
A medida que transcurrieron los minutos, más personas se iban uniendo. Pudimos notar que algunos hablaban de "Caché" yo no lo entendía, Poché fue la que me dijo que se trataba de un shipp que habían iniciado con nosotras por nuestros nombres.
Eso me pareció súper tierno, pero también me daba algo de miedo que empezaran a sospechar de nuestra relación. De igual manera, estuvimos alrededor de 1 hora haciendo el live hasta que decidimos terminarlo, nos despedimos y acordamos que trataríamos de hacer más lives para que pudiéramos hablar mejor.
Recuerdo que aquella noche casi no pude dormir de la emoción, era increíble todo lo que estaba pasando, personas que no conocíamos estaban allí, apoyándonos. Nunca pensé llegar a ese punto, pero me alegraba la idea que Poché estuviese conmigo, compartiendo cada cosa. La abracé durante toda la noche, hasta que finalmente me quedé dormida.
------------------------------------------------
Unos días después
Ya estábamos por acostarnos a ver una serie cuando sonó el timbre del apartamento, Ramón comenzó con sus ladridos y yo no podía imaginar quién sería. Me sorprendí cuando descubrí que era Juanjo, un amigo nuestro, fue hasta nuestra casa para invitarnos a salir, había una especie de reunión con todos nuestros amigos.
Me entusiasmó saber que estaban muchos que hacía rato no veía, así que inmediatamente acepté. Poché no tenía muchas ganas de ir, pero terminé convenciéndola. Nos arreglamos y fuimos con él hasta una discoteca, incluso antes de entrar ya empezabas a sentir como el ambiente estaba ideal para pasarla bien.
Al pasar, caminamos a unas mesas que estaban en la parte de arriba, allí estaban todos.
— ¡Pero miren quienes vinieron! –Sebas se acercó y nos abrazó.
— Hola, bebé... ¿Cómo están todos? –estaban Kim, Caro, Juan, Johann. Fui saludándolos uno a uno, pero me sorprendí cuando vi que también estaba Valeria y su amiga Alexa.
¡Qué cruz! Sabía que a Poché no le gustaba para nada esa mujer.
— Hola, Vale... Alexa, ¿Qué tal? –traté de decir sin sonar nerviosa.
— Hola, Dani –Valeria me abrazó como si no me hubiese visto en años, era una gran amiga mía y la quería muchísimo.
— Calle... que rico volver a verte –Alexa se acercó y me dio un beso en la mejilla.
— Hola, Alexa –interrumpió María José —¿me recuerdas? Soy Poché, la novia de Calle –esa risa irónica que tenía Poché en sus labios me dejó helada. Me encantaba verla tan segura al decir que era mi novia.
— Hola, Poché. Sí, claro que te recuerdo. Pero no sabía que eran novias –su confusión me pareció linda por un momento.
— Bueno, vamos a sentarnos por aquí, amor –le dije para tratar de cortar aquel momento incómodo.
— ¿Y qué tal, cómo están? –preguntaba Mario, quién de inmediato empezó a hablar con Poché. Yo opté por hablar con Pau, me estaba contando de unos viajes que tenía pendiente.
Así pasaba la noche, el ambiente cada vez era mejor. Poché bailó un par de canciones con nuestros amigos y aunque me pedían bailar yo me rehusaba.
Decidí ir al baño para retocarme un poco el maquillaje, al regresar noté como la mesa estaba vacía. Todos estaban en la pista, divirtiéndose. Agarré mi celular dentro de la cartera y me sumergí en algunas notificaciones que habían llegado entre Instagram y Twitter, una voz conocida me trajo de vuelta a la situación.
— ¿Te traigo algo de beber? –Alexa estaba allí parada frente a mí, yo no supe que responder y ella asumió que no la había escuchado —Calle... ¿Quieres algo de beber?
— No, no. Estoy bien, gracias –sonreí para no parecer tan descortés, ella se sentó cerca de mí y comenzó a hablarme sobre su vida.
Estaba tomando el tema del baile más en serio, iba con Valeria a una academia para perfeccionar su técnica y aprender más cosas; la felicité y me alegré por ella. En realidad, solo habíamos cruzado un par de palabras, no éramos cercanas.
Pero por alguna razón, cada vez que me la encontraba ella trataba de estar más cerca de mí. A Poché no le gustaba esa idea y podía comprender el porqué, Alexa a veces coqueteaba conmigo, quizás confundía mi amabilidad con algo más. Pero no sabía cómo decirle que cortara aquellas atenciones que tenía conmigo.
— Vamos a bailar ¿sí? –sabía que a Poché le enojaría muchísimo eso.
— No, Alexa, no quiero bailar. Estoy bien.
— Vamos, Calle. No seas aguafiestas. Además, recuerdo muy bien cómo te movías, aún no he logrado sacarme de la cabeza cuando me enseñabas a bailar –noté como su mirada automáticamente cambió, estaba tratando de ser sexy.
Y en realidad, lo conseguía perfectamente. No podía negar el atractivo físico que ella poseía, era alta, de piel clara, cabello rubio corto a la altura de los hombros y ojos del color del cielo en un día hermoso.
— Alexa, de verdad no quiero –volví a tomar el celular tratando de escapar de aquella situación, fingí estar respondiendo varias cosas. Por un momento dejé caer mi mano sobre la mesa y enseguida sentí como ella colocó la suya sobre la mía.
— Qué suerte tiene Poché de ser tu novia –sentí perderme en aquellos ojos azules, por suerte reaccioné a tiempo.
— ¿Te parece? La suerte la tengo yo, al tenerla a ella.
Luego de un silencio entre las dos, sentí como todos se acercaban. Traté de parecer ocupada volviendo a ver mi celular. Poché se me acercó y dejó un beso en mis labios.
— ¿Me extrañaste, gorda? –sonrió y me hizo una de esas caritas torpes que suele hacer para sacarme sonrisas.
— Sabes que sí, gordita.
— Ya está bueno, no coman delante del hambriento –esa voz era la de Sebas, juro que, si él no hubiera dicho nada en aquel momento, probablemente aún estaríamos allí sentadas, perdidas en nuestras miradas.
Luego de un par de bebidas, ya empezaba a sentirme en el mismo plan de rumba que todos. Era irónico porque había sido yo quién le pidió a Poché ir. Pero ver a Alexa me sorprendió mucho.
La música que sonaba comenzaba a meterse por mis sentidos, mi novia lo notó y me invitó a bailar, sin dudarlo acepté. La carencia de luz en el lugar ayudaba para poder sentirla más cerca de mí con el ritmo de las canciones.
♫Es que yo sin ti y tú sin mí...♫
Mis manos estaban en su cintura y ella de espalda se movía como una diosa. Me acerqué hasta su oído.
— No respondo por lo que pueda pasar si sigues moviéndote así –ella me besó y logró ese efecto que solo ella con sus besos conseguía, desapareció todo y a todos. Solo estábamos ella y yo, me separé por un momento solo para recordarle por enésima vez que la amaba.
Sin embargo, algo nos sacó del trance, alguien había tropezado con Poché bañándola con una bebida.
— ¡Dios! Poché, lo siento muchísimo, no te vi. Perdón.
— Alexa, pero... ¿Qué te pasa? –le reclamé alterada, María José fue rápidamente al baño y yo la seguí. Comenzó a secarse y tratar de limpiarse, yo la ayudaba y podía ver en sus ojos la furia que tenía por dentro.
Definitivamente estaba muy enojada, por alguna razón ella pensaba que eso no había sido ningún accidente.
— Calle, solo te lo diré una última vez, aleja a esa mujer de nuestras vidas. Ya no la soporto.
— Gorda es que yo ni siquiera sabía que estaba aquí –después de un rato Poché logró limpiarse el rastro de aquella bebida que había en su cuerpo y parte de su ropa.
Fuimos nuevamente hacia donde estaban nuestros amigos, pero esta vez para despedirnos. Ellos inmediatamente entendieron las razones y salimos de aquel lugar, cuando estaba por subirme al carro escuché la voz de Alexa.
— Calle, de verdad quería que supieras que lo que pasó fue sin ninguna intención, solo fue un accidente.
— Ya, no te preocupes. Ya nos vamos.
— Pero no es necesario que se vayan, en serio. Podemos seguir divirtiéndonos –escuché la puerta del copiloto abrirse y al fijar mi mirada noté como se venía Poché enfurecida contra Alexa.
— ¡No sé qué te pasa, pero aléjate de nosotras, Alexa! Estoy harta de ti y de tus coqueteos con Calle. Es mi novia, entiéndelo de una vez –tomé por la cintura a María José y traté de calmarla.
— Poché, no tengo ningunas intenciones con Calle. Además, no es necesario que andes repitiendo miles de veces que es tu novia.
— Lo repito las veces que me dé la gana, me estás haciendo perder la paciencia. Mejor vete.
— Alexa, ya nos vamos. No quiero más problemas.
— Ok, Calle. Nos veremos otro día, ojalá sea sin tantas compañías desagradables –Alexa se volteó y caminó nuevamente dentro de la discoteca. Mientras Poché estaba roja a causa del enojo.
— Daniela, te lo digo en serio. No quiero ver más a Alexa. No la quiero en nuestras vidas –subió al carro y tiró con fuerza la puerta.
— Amor, mejor vamos a olvidarla ¿bueno? –le dije mientras abrochaba mi cinturón —trataré de hablar con Valeria para que no la lleve a nuestras reuniones de amigos. Pero igual, solo te pido que confíes en mí.
Ella respiraba súper rápido, su enojo parecía no disminuir.
— Hey, mírame –me acerqué —tienes que confiar en mí, gorda. Te amo, bebé. ¿Me amas? –hice un puchero, ella me miró y sonrió.
— Te amo y confió en ti, amor.
— Bueno, entonces si volvemos a ver a esta mujer en cualquier lugar, quiero que recuerdes este momento –tomé su rostro entre mis manos y la besé con pasión por largo tiempo para finalizar dejando un pico sobre sus labios y su frente.
Encendí el motor del auto y lo puse en marcha, de camino al apartamento nos detuvimos en una tienda, Poché bajó rápido a comprar unas cosas mientras yo me quedé en el carro. Sin quererlo tenía unos flashbacks de aquella rubia, de sus ojos azules tan penetrantes.
No sé porque comenzaba a pensar en ella, pero no me gustaba.