Pov Narrador
Así fue, Calle y Poché emprendieron una nueva aventura juntas. Con la idea de compartir sus pasiones con las demás personas. Crearon un canal dedicado inicialmente al baile, querían también hacer algo de música, pero su prioridad era hacer coreografías.
Gracias a la academia tenían muchos amigos que disfrutaban al igual que ellas del baile, del canto o la actuación, una de esas personas era Valeria.
Valeria conoció desde muy joven a Poché, eran muy amigas y practicaban juntas las coreografías de Misi. Gracias a eso pudo conocer a Calle y desde ese punto las tres se volvieron muy amigas; tanto que Calle y Poché decidieron invitarla a realizar una coreografía para el canal.
Acordaron encontrarse un viernes por la mañana en la casa de Calle para practicar un poco. Era el sitio más adecuado por el espacio, además la vista le fascinaba a Poché.
Pov Calle
Esto me parecía una locura. Tener un canal, subir videos para que personas que no conocemos nos vean. Me da mucho miedo, pero por alguna extraña razón estar haciendo esto con Poché me da cierta seguridad. Ella también está muy nerviosa, me lo dicen sus ojos cada vez que me mira. Pero no quiero comentarle nada porque sé que solo lo empeoraría.
Además, solo acepté esto porque era ella quien me acompañaba. No lo haría con nadie más.
No habíamos dicho las palabras necesarias, las que se dirían dos personas que se quieren, pero en ese momento no nos hacía falta. Aunque yo muriera de ganas de besarla cada vez que me sonreía.
Su sonrisa era mi debilidad, la forma en como su boca iba lentamente arqueándose y mostrando algunos dientes... ¡Dios! les juro que es una sonrisa que puede llevarme al cielo en segundos.
Poché había llegado ese viernes temprano a mi casa, mi papá había salido a un torneo de Golf. Eran las 9:30 de la mañana se supone que Valeria estaría allí alrededor de las 11:00 a.m. así que, teníamos al menos una hora a solas.
Estábamos en la sala viendo algo de tele y comiendo unos snacks que había preparado, no soy tan amante a la cocina, pero tengo que admitir que me quedaron bien.
— Pollito, Mírame –llamé su atención —soy una morsa —Poché volteo a mirarme y soltó una risa. Yo tenía dos papas fritas en mi boca simulando unos colmillos.
— Calle, que tonta eres –no paraba de reír, me encantaba hacerla reír. Ella tomó dos papas y se unió conmigo al juego.
— ¡Soy una morsa también!
— Pero eres una morsisita, porque eres chiquita –dije con voz de bebé.
— Y tú una morsisota porque eres grandota —para cualquiera nuestros juegos podrían parecer ridículos e infantiles, pero lo cierto era que, a nosotras nos divertían y nos llenaban de paz, además, me encantaba como era igual de boba que yo —¡Abre la boca! -empezó a hacer sonidos de avión.
— Jajaja Poché, parecemos niñas de 5 años –le dije mientras seguía su juego.
— Ahí viene la papa frita –abrí la boca y comí, ella se quedó por unos segundos a centímetros de mí y tuve el impulso de besarla.
— Poché... –relamí mis labios —¿Es normal que tenga tantas ganas de besarte? –la miré directo a los ojos.
— A mí también me pasa lo mismo –respondió casi en un susurro, mientras se acercaba un poco más. Acaricié su mejilla con mi pulgar y con delicadeza tomé su rostro para besarla. Pero en el último segundo de tener su boca en la mía sonó el timbre de la casa. Eso nos hizo volver a la realidad y reincorporarnos en nosotras mismas.
— Seguro es Valeria... –dije —voy a abrir –por mi mente solo pasaba lo inoportuna que había sido Valeria en ese momento. Abrí la puerta y para mi sorpresa, no venía sola.
— ¡Calleeee! –dijo casi cantando —¿Cómo estás? Espero no haber llegado tan temprano es que justo estaba cerca y decidí venir de una vez.
Llegaste en el momento menos indicado, pensé.
— No, claro que no. De hecho, Poché está aquí. Pasen –ambas pasaron y cerré la puerta.
— Por cierto, casi lo olvido ella es Alexa. Es una amiga mía, espero no les incomode que haya venido –miré a la chica rubia y le sonreí.
— Hola, Valeria –dijo Poché uniéndose a nosotras y le extendió su mano a Alexa —No, para nada. Mucho gusto. Ella es Calle y yo soy Poché –la amiga de Valeria correspondió el saludo.
Estuvimos conversando durante un rato hasta que fuimos al jardín para empezar la coreografía. Valeria era muy buena bailarina, por lo cual sería más fácil hacer el video, o bueno, eso pensaba. Pasaron alrededor de 2 horas mientras practicábamos, decidimos descasar un poco mientras Poché y Valeria fueron a la cocina a preparar algo de comer.
Por lo que yo me quedé con la amiga de Vale, Alexa.
— Entonces... –comenzó a hablar —¿te gusta mucho el baile? -preguntó y yo dejé de ver el paisaje para verla a ella.
— Si, a Poché y a mí nos gusta mucho –tomé un poco de agua para refrescar mi garganta seca.
— Tú bailas muy bien, pensé que Valeria era la mejor bailarina, pero después de verte, cambie de opinión –una sonrisa se le escapó mientras me hablaba —a mí me gusta el baile, pero... no sé, aún tengo que practicar mucho mi soltura. Por eso le pedí a Vale que me trajera.
— ¿Sí? En realidad, Poché es la que mejor baila a mi parecer. Pero como consejo, solo tienes que dejarte llevar por la música, por los ritmos. Volverte parte de los sonidos –le dediqué una pequeña sonrisa para parecer amable.
— Sé que quizás es pronto, pero... ¿Podrías enseñarme algún paso? –levantó ambas cejas como si estuviera casi rogándolo. Eso me pareció muy tierno.
— ¡Claro! –me levanté y le indiqué que se colocara justo enfrente de mí —Debes sentir la música.
— Pero... Calle, no hay música –dijo confundida y yo me reí.
— Si la hay, cierra los ojos y siente como la música se va apoderando de tu cuerpo –coloqué mis manos en su cintura y le hacía pequeños movimientos tratando de marcar el paso —¿sientes la música? –empecé a tararear la canción con la que estábamos practicando.
— Si...ii, eso creo –su voz estaba entrecortada, parecía nerviosa.
— Mira, el secreto del baile... –susurre en su oído —es creer que eres el mejor bailarín y dejarte llevar. Si de verdad lo crees entonces será más fácil aprender –ella se giró para mirarme a los ojos.
— La verdad pienso que el secreto es que seas tú con quien estoy bailando –mordió su labio inferior, mis manos continuaban en su cintura —quizás tenga que venir un par de veces para que me des algunas clases más.
— Supongo que sí –respondí siguiendo el juego, no sé qué me pasaba, pero algo en ella me hipnotizaba —puedes venir cuando quieras.
— ¿Puede venir cuando quiera? –la voz de Poché me hizo reaccionar inmediatamente.
— Poché... –dije sorprendida —le estaba enseñando unos pasos de baile a Alexa –la solté inmediatamente.
— ¿Y qué querían bailar? ¿El Vals? –preguntó irónicamente enarcando una ceja.
— No, no, no...
— Es mejor que me vaya. Nos vemos otro día.
— Poché, no te vayas así –sostuve su brazo.
— - Suéltame, Calle –su voz era cortante, estaba muy molesta.
— Créeme, no es nada de lo que estás pensando –le susurré cerca del rostro, evitando que alguien más escuchara.
— No sabes ni siquiera lo que estoy pensando, si lo supieras no hubieras estado tan cerca de esa mujer –quitó mi mano de su brazo y se fue.
Quería salir corriendo detrás de ella, pero recordé que Valeria y Alexa seguían allí. Así que preferí dejar que se fuera, quizás era lo mejor. Me quedé un rato con ellas, hasta que pasó alrededor de una hora, Alexa no paraba de mirarme y eso hacía que por algún motivo mis nervios se descontrolaran.
Luego de esa hora, Valeria se comenzó a despedir, tenía una reunión para algún trabajo y yo solo apuraba la despedida. En ese instante necesitaba estar con Poché o al menos hablarle; le escribía al teléfono, pero no me respondía, ni siquiera lo veía.
Chat:
- 4:45 p.m. Poché, contéstame las llamadas, por favor. Necesitamos hablar.
- 5:17 p.m. No entiendo porque estás así, háblame, por favor.
- 5:49 p.m. Te extraño, mi pollito hermosa.
No podía dejar que Poché pensara cualquier cosa respecto a lo que sucedió en la tarde. Necesitaba aclarar las cosas con ella y por eso fui hasta su casa.
Chat
- 6:30 p.m. Poché ¿podrías bajar? Estoy afuera.
Le escribí y solo me dejó en visto, no podía contar con Juan Carlos porque estaba trabajando. Así que estuve en la camioneta esperando hasta que Vale llegara de sus clases de canto, sabía que estaría en su casa a las 7:30 p.m.
— Vale, Vale, Vale... –la llame acercándome y casi pareciendo una loca. Ella se asustó mucho, pero al final me reconoció
— ¡Uyyyy, Calleeee! ¡Me asustaste, babosa! –llevó sus manos hasta la cara tapándose la boca.
— Lo siento, discúlpame por asustarte. Estoy aquí desde hace más de una hora, quería hablar con Poché.
— ¿Y por qué estás aquí afuera? No me digas que se pelearon otra vez -dijo casi sabiendo la respuesta a su pregunta mientras cruzaba sus brazos en el pecho y levantaba una ceja.
— Es una larga historia, solo déjame entrar, por favor –tomé sus manos y le hice un puchero.
— Ok, vamos. Pero me la debes –me señaló con el dedo —si Poché te ha ignorado todo esté tiempo que has estado aquí debe estar súper molesta.
Vale abrió la puerta de la casa y yo pasé casi corriendo, fui por el pasillo y llegué a la habitación de Poché. Abrí con mucho cuidado y me di cuenta que ella se estaba bañando. En ese momento algo en mí reaccionó, era una locura que estuviera en su cuarto, parecía una demente, pero había actuado por puro impulso. Quería salir de allí e irme, pero en ese momento vi la manija de la puerta del baño moverse.
Poché salió y se quedó inmóvil mirándome. Yo tragué en seco, la miré de abajo hacia arriba muy lentamente, solo tenía esa toalla cubriéndole el cuerpo.
— Calle... ¿¡Qué demonios haces aquí!? ¡Vete! no quiero verte –se dirigió a la puerta y estaba por abrirla cuando la detuve.
— No me voy a ir, tienes que escucharme –aseguré la puerta y me acerqué a Poché —No sé qué esté pasando por esa cabecita en éste momento, pero debes entender que yo te quiero. Y me duele cuando peleamos –tomé su rostro entre mis manos.
— ¿Me quieres? –preguntó enarcando la ceja —no parecía que me querías cuando estabas manoseando a Alexa.
— ¿Manoseando? ¿De qué hablas? Solo estaba enseñándole unos pasos de baile.
— Unos pasos de baile no se enseñan tan cerca y lo sabes, Calle –se apartó de mí y camino hacia la cama. Fui detrás de ella.
— Tú aún no entiendes que yo no puedo pensar en nadie más que no seas tú ¿verdad? –me acerqué por enésima vez –tú aún no puedes y no quieres entender que te quiero. Y que a la única que deseo tocar y besar es a ti.
Tomé a Poché entre mis brazos y la pegué a mi cuerpo, la besé con mucha pasión, trataba de decirle entre cada beso lo mucho que me importaba.
Ella se resistió, pero después empezó a ceder, nos fuimos entregando cada vez más la una a la otra. Mi mano se deslizaba por su espalda, la acariciaba tratando de grabarme toda su silueta.
Ella correspondía a cada paso que daba, sentía su entrega y eso me animaba más. Por un momento dejé de besarla, la tenía a solo centímetros de mi boca sin saber por qué o como, simplemente abrí mi boca y dejé salir lo que había en mi corazón.
— Te amo –susurré y no esperé su respuesta ni reacción, solo volví a sumergirme en sus labios, mi cuerpo sentía una calentura que nunca antes había sentido, deseaba tenerla siempre así.