~~~ DOS MESES DESPUÉS ~~~
Es un nuevo y tranquilo día en Yu Dao, en uno de los sectores más apartados y exclusivos de la Ciudad se ubican las fincas y propiedades de los más adinerados y afortunados, aquellos que con su duro esfuerzo y dedicación llegaron realmente lejos, permitiéndose enormes casonas cercadas en cada perímetro, piscinas muy profundas, campos de golf en los mejores casos, canchas de tenis, puestos de seguridad pagos, varios pisos de altura, y por supuesto diseños clásicos y barrocos que les dan gran personalidad a cada una de las propiedades.
En una de las más lujosas y apartadas fincas, sentada en una reposera frente a su gran piscina se encuentra Kori, vistiendo no más que un traje de baño entero, cubriendo lo que queda de su cuerpo con una bata amarilla media transparente. En su mano carga un vaso de bebida, lleva puestos lentes de Sol y parece que está disfrutando de su día. Es en ese momento cuando Haku irrumpe en el lugar, él también viste muy poco. No más que un corto pantalón de color verde y unas sandalias, luciendo así su enorme y muy bien cuidada musculatura.
-Hoy es la Fundación... ¿No vas?- Le pregunta el joven, sentándose en la reposera de al lado.
-¿Para recibir mil miradas de desaprobación? Paso.- Dice Kori, bebiendo un poco.
-Bueno, aún eres Gran Concejala. Los nuevos asumen en un mes más.- Le recuerda Haku.
-Tampoco iré a ese Acto, solo para ver cómo un viejo inútil toma mi lugar, ¿y puedes creer que Sokka será nuevo Concejal por la Tribu Agua del Sur? Reemplazará a ese otro viejo estúpido que votó para llamar a Elecciones.- Dice Kori, soltando un pesado suspiro. –Paso de todo eso.
-¿Pero nunca pasarías de mí, verdad cariño?- Le pregunta él, acercándose a Kori y besándola con gran pasión en los labios. –Eres tan hermosa.
-Me encantas.- Le dice ella, devolviéndole un tímido beso. –Gracias por seguir aquí, te amo.
-Yo también te amo mucho.- Le responde Haku, en lo que acaricia su gran figura. –Entremos.
-¿Ya? El Sol aún está en buena posición.- Se queja Kori, bebiendo de su copa.
-Oh vamos, no querrás hacernos esperar, ¿verdad?- Le pregunta él, riendo.
-¿"Hacernos"?- Pregunta Kori sin entender, cuando entonces Haku pasa su mano por una zona que ella ha aprendido a amar con el tiempo. –Oh, bueno, claro que no.- Dice con tono seductor.
-Te espero dentro.- Le dice él por último, caminando al interior de la mansión.
Kori sonríe juguetonamente en lo que bebe de su copa un poco más y se queda mirando hacia el frente por un momento, pensando en todo lo que sucederá ese día, pensando en la derrota que tuvo hace unas semanas contra una joven de la Nación del Fuego que ocupará su puesto. Todo cambiará de ahora en más en Yu Dao, ni siquiera está segura de sí seguirá llamándose así. Lo que tiene muy seguro es que el Equipo Avatar está lejos de ganar esta guerra...
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Ya vistiendo nuevamente su armadura metálica y con su clásico cabello negro recogido, Toph avanza hacia el ascensor del Hotel, ya está en marcha al gran evento de ese día. Ya dentro de la caja metálica le da al botón y presiona para bajar, cruzándose de brazos y esperando.
-¡Espera, que no se vaya el ascensor aún!- Oye gritar, reconociendo la voz de su buen amigo y, con sus poderes, evitando que las puertas se cierren y sosteniendo el ascensor en aquel piso.
-Apúrate, idiota.- Se queja Toph, y una vez Sokka entra libera el agarre. –Tonto, la próxima vez tendrás que usar las escaleras.- Dice en lo que recupera la respiración.
-Oye tranquila, jajaja.- Se ríe Sokka, ganándose un puño en su hombro. –Y, ¿todo bien?
-Mm sí, ¿por qué? ¿Me extrañas?- Se le burla Toph, riendo en voz baja.
-Solo un poco.- Le dice él, sorprendiendo a su compañera. –Ahora vine a visitar a Katara.
-¿Cómo está ella? ¿Cuándo es la boda?- Le pregunta la ex bandida ciega, sonriendo.
-La próxima semana. Mañana inauguran el Templo Aire de la Isla.- Dice Sokka, emocionado.
-Eso es genial, sé que Aang trabajó mucho en eso. Por fin sus acólitos no estarán perdidos por la Ciudad.- Dice Toph. –Ya tuve que ubicar a varios para que encuentren el camino.
-Sí, los acólitos no están hechos para estar en la urbanización.- Ríe Sokka, sumándose.
-Me alegra que todo esté bien entre nosotros, Sokka.- Le dice Toph, avergonzada.
-Siempre, Toph.- Le asegura el Guerrero del Sur, guiñándole un ojo, aunque ella no le ha visto.
-No Maestros primero.- Se burla Toph una vez las puertas del ascensor se abren.
-Nunca cambies, Jefa.- Dice Sokka, soltando una carcajada.
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Appa va a una lenta velocidad, en la altura de las mismas nubes, por sobre los más grandes y fuertes edificios de Yu Dao. En la cabeza del mismo van Aang y Katara, abrazados y tomados de la mano. A esas alturas observan en la lejanía, en mitad de la Bahía Yue una pequeña isla, esa es la Isla del Templo del Aire, la cual se convertirá en su hogar desde mañana mismo, y del resto de los Acólitos de Aire del mundo. Todo ya está listo, solo falta cortar el listón.
-Me encantas.- Le dice la joven del Sur, sonriendo. –Ya quiero caminar al altar y encontrarte ahí, esperando... No puedo creer que solo quede una semana.
-Yo tampoco lo creo. El tiempo ha pasado muy rápido. Incluso la hija de Zuko y Mai está ya a mitad de camino.- Dice Aang, entrelazando sus dedos con los de Katara y besando su mejilla.
-Ya quiero tener una vida eterna a tu lado...- Le asegura ella, sonriendo, cuando entonces Momo aparece entre ambos. –Jajaja, junto a ti también, mi querido y adorable Momo.- Dice, oyéndose el rugido de Appa a continuación. –Seremos muy felices los cuatro...
-Muy bien, ahora vamos a escuchar lo que Zuzu tiene que decir.- Se burla Aang, emocionado.
-Es un día histórico, es el fin de Yu Dao.- Dice Katara, sonriendo igual de emocionada.
-¡Vamos Appa, Yip-Yip!- Exclama Aang, oyéndose un nuevo rugido del bisonte quien acelera el vuelo hacia el Centro de la Ciudad, rumbo al Ayuntamiento.
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-¿Ya listo para salir y triunfar, Majestad?- Le pregunta Mai, en lo que se acerca a un muy bien vestido Zuko. Lleva puesto su túnica de Señor del Fuego con su corona en la cabeza.
-¡Mai!- Exclama, muy feliz de ver a su amada esposa. –No tenías que venir, podías quedarte y descansar en el hotel.- Dice a continuación. –No quiero que ella se altere entre tanto griterío que seguro habrá.- Agrega, acariciando la barriga de ya cuatro meses de embarazo.
-Quise venir para apoyar a mi amado en su gran día.- Le dice ella, alistando su vestido cubierto por una gran capa roja. –Hoy será un día histórico para el mundo.
-Sin dudas, y cuando en un año exactamente le demos el regalo a Aang y a la Ciudad, todo será mucho más emocionante.- Dice Zuko. –Será un proyecto de gran magnitud.
-Sigo diciendo que te pasaste con el tamaño, pero es Aang, y lo vale...- Responde Mai.
-Estoy muy feliz por todo lo que está pasando, y me alegra que a quienes amo estén cerca. La única que falta es Azula, pero estoy seguro la volveré a ver pronto, quiero que la conozca.- Es lo que dice Zuko, volviendo a acariciar a su hija y provocando que la sonrisa en Mai se vaya.
-De ninguna manera. Esa mujer está loca, intentaría matarla.- Dice Mai, asustada.
-No, Azula ha cambiado y estoy seguro que con su tiempo alejada del centro de atención sabrá recuperarse correctamente. Está en perfectas condiciones con Ozai, Ursa e incluso conmigo. Yo confío en que ella volverá.- Dice Zuko, mirando al techo con una amplia sonrisa.
-Confías demasiado Zuko, sigues sin aprender.- Le dice Mai, apenada.
-Señor del Fuego, todos sus amigos han llegado, es hora de su salida.- Anuncia un mensajero.
-Allí vamos.- Dice Zuko. –Asegúrate de presentar a mi Reina también.
-¡Por supuesto, Majestad!- Exclama el joven de mechones rubios, saliendo corriendo.
-De igual forma, gracias por nunca rendirte conmigo.- Le responde Zuko a lo anterior, dejando un suave beso en los labios de su amada.
-Siempre contigo.- Le asegura Mai, abrazándolo del brazo y caminando a su lado fuera.
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Una vez se ha hecho el silencio, con todos los amigos y Concejales actuales y electos ubicados a un lateral del escenario montado frente al Ayuntamiento, el joven de mechones rubios está más que listo para hablar. Aclarando su garganta se ubica en el centro de la elevación...
-¡Con ustedes, el Señor del Fuego Zuko y la Reina de Fuego Mai!- Anuncia el jovencito, ante los aplausos y gritos de emoción de los miles que han concurrido ese día frente a la Plaza Mayor.
Saliendo por unas largas cortinas rojizas, Zuko y Mai se muestran elegantemente vestidos, saludando a todos los que han ido ese día con gran alegría. Para esas alturas, prácticamente todo el mundo ya conoce el estado de embarazada de la joven Mai, por lo que los festejos se multiplican por tres en esa ocasión. Una vez las cosas se calman, Zuko se acerca al micrófono.
-Muchas gracias a todos por haber venido en este glorioso e histórico día para la Nación y para todo el mundo.- Les saluda Zuko, aumentando el griterío. –Gracias a todas las figuras que hoy se han presentado dignamente, entre ellos el actual grupo de Concejales de la República y los que han sido elegidos en las Elecciones de hace dos semanas. Estoy completamente seguro de que llevarán muy bien adelante el Gobierno de la Ciudad y confío plenamente en ellos.
Los únicos nombres que se repiten son el de Jingbo y Merceth, por los Acólitos del Aire y la Nación del Fuego respectivamente. Después siguen Sokka, por la Tribu Agua del Sur; Hadok, por la Tribu Agua del Norte; y el próximo reemplazo a Kori, Irina, por el Reino Tierra.
-Hoy damos paso a una Nueva Era, en donde Yu Dao dejará de existir y en donde reunido con el Avatar Aang, el próximo Concejal Sokka y la Jefa de Policía Toph Beifong, hemos llegado al acuerdo de formar una nueva, moderna y sofisticada quinta nación. Yu Dao dejará de llevar el título de una ex colonia de la Nación del Fuego en el Reino Tierra, para convertirse en un mini Imperio que aspira a caminar siempre al futuro con gran ilusión y expectativa.- Anuncia Zuko, sorprendiendo y animando a muchos. –Desde hoy, Yu Dao ya no existe. Cuando los nuevos y electos Concejales, liderados por Sokka, ocupen sus lugares en el Ayuntamiento, ¡comenzarán a gobernar a la República Unida de Naciones, con Ciudad República siendo su Ciudad Capital!
Ante el anuncio el descontrol llega. Globos, confeti, gritos ensordecedores y tambores sonando por todo el lugar, vuelven a la Plaza una completa fiesta. En ese momento Aang se pone en pie, acercándose a Zuko con unas tijeras de plata y cortando un listón figurativo frente al Edificio Central de la Ciudad, abrazando a su mejor amigo e incluso levantándolo del suelo. Tras él, se acercan Sokka, Toph y los Concejales reelectos o electos, saludando a todo el público.
Desde las alturas de un edificio cercano, parado firmemente en la azotea, se encuentra don Richard Sato, con un habano entre sus dedos y un pie sobre la cornisa, observando todos los festejos bajo ellos. Sonríe de lado siniestramente, disfrutando del espectáculo.
-Si acaso creen que esto se ha terminado, están muy equivocados...- Dice, tirando el habano al suelo y guardando sus manos en los bolsillos de su largo y grueso saco negro.
-Sus planes fallaron, ya no podrá conquistar Yu Dao.- Dice un hombre arrodillado desde atrás.
-No, mi tiempo aquí terminó. Ciudad República será tuya...- Responde, girándose al sujeto.
Alzando la mirada, aquel hombre vestido de azul de al menos unos 30 años, ojos azules, y unas largas y gruesas patillas, observa con una sonrisa siniestra a su mentor en el crimen...
~*~*~ -Nico- ~*~*~