CAPÍTULO 80
*narra Aina*
El panorama es el siguiente: Ana tumbada en su litera de arriba, tapada con la manta hasta la cabeza. Martina soñando despierta con una foto de Mauro en el pecho. Marta, sentada en su cama, leyendo "La historia interminable". Y yo pensando en cómo abordar el tema tan importante que lleva preocupándome toda la noche.
Aina: Marta, ¿sabes dónde está Marcos?
Marta: ¿Por qué iba a saberlo? - cierra el libro, pero aguanta la página por la que va con su dedo.
Aina: No sé, como sois tan amigos de repente...
Marta: Para el carro. ¿Eso que noto en tu tono de voz son celos? Me parece alucinante que sea ahora cuando te empieces a preocupar por él y, que encima, estés celosa de mí. No, no me mires con esa cara. Y sí, ya sé que te gusta. Y no, no es porque me lo hayas dicho tú. Pues sí, me lo ha explicado él. Y yo a él le he explicado un montón de cosas, porque es un muy buen chico y no se merece lo que le has hecho. - me espeta, de carrerilla, levantándose y tirando el libro a la cama, sin importarle perder la página por la que iba.
Aina: ¿Te estás poniendo de su parte?
Marta: Yo no estoy de parte de nadie, solo analizo lo que veo que está mal y lo que está bien. Y sí, tú eres mi mejor amiga, pero Marcos poco a poco se ha ido convertiendo en alguien muy especial para mí y me ha ayudado mucho.
Aina: ¿Me estás reprochando que yo no lo he hecho?
Marta: No. O sí. Solo sé que él es el único que ha estado ahí.
Aina: Ahora la que está flipando soy yo... VALE, LO ADMITO, HE SIDO UNA DESAGRADECIDA Y ME HE PORTADO MAL. PERO ESTOY INTENTADO ARREGLAR MIS ERRORES. ¿Y QUÉ PROBLEMA HAY AHORA EN QUE ME GUSTE MARCOS?
Marta: EL PROBLEMA ESTÁ EN QUE TENGAS CELOS DE TU MEJOR AMIGA.
Aina: ¿DEBERÍA DE TENERLOS?
Marta: ¡PUES CLARO QUE NO! Y que sepas que me dolió mucho que no me contaras lo que has empezado a sentir por Marcos...
Ana: ¿Queréis dejar de discutir? Hay alguien que intenta dormir - dice Ana, destapándose y despertándose de su letargo.
Aina: Estábamos acabando ya de discutir.
Martina: Creo que eres la menos indicada para hacer ese comentario. - escupe Martina, que también ha abandonado su letargo.
Ana: Martina, no me provoques porque la tenemos, eh.
Martina: Estoy harta de ti y de tu actitud. Y que sepas que Manuel también. Tus celos no tienen fundamento. No sabes lo que te estás perdiendo. Me voy a dormir a la habitación de los chicos, no te soporto más.