Pedido de xcaretblack (Anotado el 18 de Junio del 2021)
Suspiro mirando el cielo... Está nublado. No podría esperarse más del invierno en la ciudad, mucho menos tomando en cuenta que vivimos cerca del mar. Observo a los vehículos avanzando por las calles en esta helada mañana, por lo que decido pasar a comprar un café antes de entrar a trabajar como profesor de matemáticas en la universidad "One Piece".
—(Todavía falta poco más de una hora... Puedo tomarme mi tiempo...) —Sonrío para mis adentros y observo una nueva cafetería. —(Este lugar se ve bueno... Debe haber abierto hace poco, no la había visto antes...)
Abro la puerta del establecimiento, escucho una campanilla sonar... Es un lugar agradable. La calefacción está a la temperatura perfecta, hay un olor delicioso aroma a pan y pasteles en el aire, tiene decoración hogareña y moderna con plantas colgando de alguna de las paredes mientras que grandes vidrieras decoran la parte frontal, permitiendo que los clientes podamos ver hacia afuera.
—(Vaya... Quién diría que habría un lugar así en esta calle...) —Observo por los ventanales... Ni siquiera puedo oír los autos pasando por fuera.
—Buenos días. —Oigo una voz delicada a mis espaldas, provocando que me dé la vuelta.
De inmediato siento que mi corazón se detiene... Hay una hermosa joven delante de mí... Tiene sus cabellos ___ (c/c) atados en una coleta baja por sobre su hombro derecho, sus ojos ___ (c/o) me observan con curiosidad, su boca está ligeramente curvada en una suave y tierna sonrisa, sus delicadas manos se encuentran apoyadas sobre su delantal negro y, lo que más me sorprende, es lo joven que se ve... No debe tener más de 22 años.
—¿Va a servirse algo? —Ante su pregunta, salgo del trance en el que me encontraba.
—Oh... Sí, por favor... —Susurro ligeramente nervioso ante su mirada.
—¡Por fin mi primer cliente! —Me sorprendo al verla saltar emocionada durante algunos segundos antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo. —¡Oh, lo siento mucho! ¡No debería haber hecho eso!
—No te disculpes, está bien... —Sonrío un poco, levantando mis manos y haciendo ligeros movimientos para tranquilizarla.
—¿Dónde quisiera sentarse? Como ve, hay espacio donde lo desee. —Sonríe un poco avergonzada.
—Me gusta este lugar, cerca de la ventana. —Respondo sonriendo de forma tranquilizadora para finalmente sentarme en el lugar que le indiqué.
—¿Qué se va a querer servir? —Oigo que me pregunta.
—¿Qué me recomiendas? —Pregunto interesado en su respuesta.
—Bueno, si le gusta el dulce, no hay nada como un pastel con un chocolate caliente para empezar el día. Si es más amigo de lo amargo, también tengo galletas de ese estilo con café concentrado. Si no quiere pasteles o postres en general, hay sándwiches de varios sabores y opciones. —No puedo dejar de ver su rostro angelical.
—Creo que probaré alguno de los pasteles que tienes y un café cargado por favor. —Indico con el dedo en el menú cual pastel se ve bien.
—Entendido, ya vuelvo. —Sonríe amablemente y la veo ir hacia el mostrador.
Veo que saca una gran torta de lo que pedí y corta un pedazo no menor para luego concentrarse en hacer un café. Me llama la atención que, mientras lo prepara, me observa cada pocos segundos, lo cual me hace sentir algo incómodo pero a la vez intrigado, pues no muchos se han atrevido a mantener la mirada conmigo cuando doy clases. Tras dos minutos, ella se acerca a mí y deposita el postre junto al café en la mesa.
—¡Vaya! ¡Eres una verdadera artista! —Observo sorprendido que en la superficie de la espuma del café está dibujada mi cara de forma muy detallada. —¿Por eso me veías tanto?
—Sí... Espero que no le haya molestado, pero quería darle una sorpresa como mi primer cliente. —Sonríe ligeramente sonrojada provocando que mi corazón de un ligero brinco.
—(Parece un ángel...) —No puedo evitar sorprenderme ante mis propios pensamientos.
—Espero que sea de su gusto. —Acerco el tenedor al pastel y parto un pedacito.
—(Se ve bastante fresco sin duda... Y tiene un buen aroma.) —Lo pruebo. —(¡Esto está delicioso!)
—¿Qué le parece? —Noto que me pregunta ligeramente tensa.
—Está delicioso. —Le sonrío para luego mirar mi café. —Será una lástima tener que beber algo a lo que le pusiste tanto cariño... —Río ligeramente para luego probarlo. —El café está perfecto.
—¡Me alegra mucho saberlo, señor! —La oigo suspirar aliviada y sonríe con verdadera alegría.
—Definitivamente vendré aquí a menudo. —Lo digo en voz alta, provocando que ella sonría aún más. —Espero que tus platos y café siga siendo tan buenos como ahora.
—¡Definitivamente! —Dice en voz alta.
Las semanas pasan rápidamente para mí. Todas las mañanas paso por la cafetería y pruebo un pastel distinto hasta que termino por comer de todos los sabores, por lo que me quedo al final con uno solo. Me llama la atención que hay pocas personas durante la mañana, pero supongo que tiene que ver con que es la hora en la cual todos recién están despertándose y yendo a sus trabajos, por lo que deben pasar a la hora de la cena u once.
—(Menos mal mi sombrero es resistente al agua o estaría empapado...) —Suspiro mentalmente mientras lo sostengo con mi mano para evitar que el viento lo moje.
Finalmente llego a la cafetería de ___ y entro respirando aliviado mientras seco un poco las gotas de agua que habían caído en mis anteojos. A pesar que es invierno y oscurece más temprano, me gusta tener mis lentes de sol puestos ya que mis ojos son bastante sensibles a la luz.
—Buenos días, ___... ¿Eh? —Me sorprendo al ver que ella está con una mirada triste.
—Oh... Buenos días Borsalino... ¿Lo de siempre? —Pregunta desanimada, lo que llama mucho mi atención.
—Eh... Sí, por favor... —Me siento en el mismo lugar que la primera vez.
La observo preparar el café durante un poco más de tiempo de lo usual y luego traerme un pedazo de tarta.. Me llama la atención que no hay más pasteles en la vitrina junto a la caja registradora, algunos cuadros han desaparecido de las paredes al igual que maceteros y otras pequeñas decoraciones, haciendo que este lugar se sienta más vacío... Ni siquiera veo otros clientes.
—Aquí tienes... Provecho... —Susurra, noto que su voz tiembla.
—¿___? ¿Qué pasa? —En el momento que le pregunto, ella comienza a llorar. —¡___! ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué pasa?!
Me pongo de pie y me acerco a ella, tomándola de los brazos con cuidado de no hacerle daño. En todo este tiempo que ha transcurrido desde que la conocí, nos hemos vuelto bastante cercanos, he llegado a conocerla mejor al igual que ella a mí... Es la primera vez en todo este tiempo que la veo triste hasta este punto.
—¿___...? —La miro preocupado.
—Lo siento, Borsalino... No debería estar llorando frente a nadie... Pero no puedo... —Escucho que solloza cabizbaja.
—Hey, tranquila... Mírame y dime qué sucede... —Veo que levanta la cabeza, encontrándome con esos hermosos ojos ___ (c/o) completamente empapado en lágrimas.
—Tendré que cerrar mi cafetería... —Me sorprendo ante sus palabras. —Apenas he tenido clientes en este último tiempo... No puedo seguir manteniendo este lugar... Así que tendré que venderlo y rendirme.
Rápidamente la abrazo con algo de fuerza, sintiendo mi corazón romperse ante la idea de no volver a verla más... En este tiempo no he hecho más que enamorarme de ella. Sé lo mucho que se ha esforzado por cumplir su sueño de tener su propia cafetería, estudió repostería y gastronomía para asegurarse que sus platos fueran deliciosos, puso mucho dinero para decorar el lugar de forma perfecta... No entiendo por qué no ha tenido éxito.
—Tranquila... Ten un poco de paciencia, encontraremos la forma de sacar tu negocio adelante... —Susurro abrazándola.
—Pero... ¿Cómo...? Ya no puedo seguir así... Apenas me alcanza para pagar la renta de mi apartamento este mes... —Solloza en mi pecho, me rompe el corazón oírle llorar.
—Te daré dinero para que puedas pagarla esta vez. —Veo que levanta la mirada.
—¡No podría pedirte eso! ¡No puedo aceptarlo! —Acaricio su cabello con cuidado y cariño.
—Hazlo por esta ocasión. Acepta mi ayuda por esta vez. —Sonrío para tranquilizarla.
—No podría... Y aunque así fuera... De igual forma tendría que cerrar mi negocio... —Sus lágrimas siguen brotando.
—No te preocupes por eso... Te ayudaré... Y te prometo que en un mes, tu negocio tendrá muchos clientes, tantos que necesitarás contratar a meseros y cocineros. —Limpio sus lágrimas con cuidado, sonriéndole de forma comprensiva.
—¿Pero cómo? Apenas hay clientes para atender... Preparo pocos pasteles porque siempre sobran y termino regalándolos para que no terminen en el basurero...
—No te preocupes por eso, yo me encargaré de todo... Solo dame un mes para sacar adelante tu cafetería y te llevarás una sorpresa, lo prometo. —Acaricio su cabello ___ (c/c) con cuidado mientras asiento decidido.
—¡Buenos días...! ¡Oh, Borsalino! —Sonrío y saludo con mi mano a ___ por entremedio de la multitud. —Disculpa, Bellè-mere. ¿Puedes atender por mí unos minutos?
—¡Por supuesto! ¡Yo me encargo! ¡Ve a ver a tu amigo! —Veo a la pelirrosa extender el pulgar en señal de aprobación.
—Muchas gracias, Bellé-mere. —Finalmente ___ se acerca a mí y me sorprendo bastante al sentir un fuerte abrazo por su parte. —¡Hacía un mes que no te veía!
—Lo siento por ausentarme durante tanto tiempo... Tenía que cumplir mi promesa y no tuve tiempo disponible para venir a relajarme.
—¡No sabes lo agradecida que te estoy, Borsalino! ¡Cumpliste tu promesa! ¿Cómo lo hiciste? —Sonrío un poco avergonzado, sentándome en el lugar de siempre y ella poniéndose frente a mí.
—Bueno... Les dije a mis alumnos que les subiría un punto en sus exámenes si venían a probar el café y los postres aquí. —Río un poco nervioso.
—¡¿Que hiciste qué?! —Me mira pálida. —¡Podrías meterte en muchos problemas si tu universidad se entera...! —Veo que su rostro pasa a ser de tristeza. —Entonces sólo vienen a comer por el punto extra de su calificación...
—Hey, espera, no saques conclusiones apresuradas. —Tomo sus manos para que me vuelva a mirar a los ojos. —Es cierto que los primeros días mis alumnos sólo vinieron para que les subiera la calificación en los exámenes... Pero desde hace casi tres semanas ellos han estado viniendo por decisión propia.
—¿Cómo estás tan seguro? Podrían estar viniendo por los puntos extra...
—Fácil, ___... —Sonrío comprensivamente. —Porque sólo lo hice para un examen de los que hice esa semana. El resto de los días dejé que se corriera la voz por la universidad sobre la calidad de los postres y el café de este lugar.
—¿Y por qué no viniste antes...? —Aún me pregunta un tanto desconfiada.
—Porque... —Sonrío aún más nervioso. —Me metí en unos cuantos problemas con el director por eso. No me despidió pero tuve que hacer varias horas extra como castigo por haber regalado un punto así como así, por lo que no tuve tiempo para venir.
—¿Y cómo puedes asegurar que ellos ya no vienen por la calificación...? —Suspiro divertido ante su desconfianza... Es normal, todo esto suena demasiado bueno para ser verdad.
—Míralo tú misma. —Tomo mi celular y se lo entrego, mostrando en la pantalla una aplicación de mensajería. —Estos son mensajes de mis alumnos agradeciéndome por haberles hablado de este lugar.
Veo que se queda en silencio unos minutos, leyendo todos los mensajes de mis alumnos, quienes hablaban sobre la comida, la bebida y el lugar en general. Poco a poco sus ojos se llenan de lágrimas y finalmente sonríe mientras levanta la mirada, riendo ligeramente por la felicidad.
—Borsalino... Gracias... Gracias por todo lo que has hecho por mí... No sabes cuán agradecida te estoy... —Acerco una de mis manos a sus mejillas y la limpio con cuidado.
—Me alegro que te sientas feliz, ___... Ahora podré pasar a tomar desayuno y podré verte todas las mañanas. —Veo que se sonroja ligeramente ante mis palabras.
—¿Cómo podría agradecerte todo lo que has hecho por mí, Borsalino? Por favor pídeme cualquier cosa y yo lo aceptaré. —Lo pienso durante unos segundos y finalmente sonrío.
—Ten una cita conmigo.
Veo que ella se sorprende mucho y yo tomo su mano derecha con cuidado... Realmente me he enamorado de ella en estos meses en los que nos hemos conocido. Tiemblo ligeramente, temiendo que ella rechace mi pedido, aunque tiene todo el derecho de hacerlo si no quiere acompañarme... Siento que ella también toma mi mano, por lo que la miro atónito... Ella está ligeramente sonrojada y finalmente asiente.
—Está bien... ¡Tengamos una cita, Borsalino! —Sonrío aliviado, sintiendo que este es sólo el inicio de un nuevo capítulo en mi vida.
FIN
Próximo Shot: Nami x Reader (mininezuko1)
Kizaru: ¡Por fin mi propio Shot! ¡Ahora no podrás seguir jodiendo con ser el único que tiene historia, Sakazuki!
Akainu: ¿Solo un Shot? Deberías avergonzarte de lo poco que tienes. A mí me pidieron un One-Shot hace mucho más tiempo y tengo un fanfic propio.
Kizaru: Estamos empatados, Sakazuki. Tu fanfic está en pausa hasta ahora, así que no cuenta para nada.
Akainu: ¡Claro que cuenta! ¡El hecho que esté en pausa significa que la buena para nada de la escritora ya está de floja otra vez!
Kizaru: ¡¿Y qué?! ¡Ni siquiera sabes si lo seguirá escribiendo!
Aokiji: No lo entiendo... ¿Por qué demonios nadie me ha pedido a mí para un One-Shot? ¿Acaso tiene que ver con mi entrada a la tripulación a los piratas de Kurohige?
Lu: No me mires a mí, yo sólo escribo lo que me piden... Aunque también me sorprende que apenas te haya pedido una persona, siendo que no tienes cara de simio como Borsalino o un humor de perros como Sakazuki...
Aokiji: ¡¿Alguien me pidió?!
Lu: No te hagas ilusiones por sentirte especial... Me han pedido de personajes tan extraños y feos que, comparados contigo, tú quedas como el tipo más guapo del mundo... Pero no puedo juzgar los pedidos que me hacen, así que me jodo.