PD: ¡Feliz cumpleaños, Jasmin! (Excepción).
—¡¡¡___!!!— Resonó una voz rasposa por toda la base de la marina, provocando que una joven palideciera de golpe.
—Oh no...— Susurró nerviosa.— Sengoku...
—¿Qué hiciste ahora?— Preguntó un hombre alto de traje amarillo mientras se acercaba a la peli___ (c/c).
—No lo sé... Pero por su voz, sé que hice algo mal...— Tembló ligeramente.
—¡___!— Exclamó una voz grave a la espalda de la chica, provocando que saltara de la sorpresa. —¿Qué rayos hiciste ahora?— Preguntó el almirante de traje rojo.
—Sakazuki... Hola.— Sonrió nerviosa. A pesar de todo ese tiempo, no lograba acostumbrarse a su presencia. —No lo sé...
—¿No le habrás hecho de nuevo trenzas a la barba del chivo de Sengoku-san?— Preguntó bostezando el hombre de rulos mientras se acercaba.
—Pero si Sengoku ya tiene su barba trenzada...— Dijo inocentemente ___, provocando que Borsalino riera y Sakazuki suspirase molesto.
—Hablo del chivo mascota de Sengoku-san. No de él como persona.— Dijo Aokiji, despeinando el cabello de la joven mientras sonreía divertido.
—Ah... No, no tengo permitido acercarme a su chivo después de la última vez...— Al ver que Sakazuki levantaba una de sus cejas, ella supo que debía dar una explicación.— Intenté teñirle la barba de negro al chivo... Para ver si se parecía más a Sengoku.
—Lo recuerdo.— Rió Aokiji. —Estuviste una semana limpiando los pisos con un cepillo de dientes.
—Sea lo que sea que hayas hecho esta vez...— Dijo Kizaru. —...Es mejor que no lo hagas esperar.
—Supongo que no...— Susurró nerviosa.
—Te acompañaré.— Dijo Akainu, llamando la atención del trío.
—Arara... ¿Tan desesperado estás porque te dejemos a solas con ___?— Preguntó Aokiji riendo con burla.
—Nos hubieras dicho, no molestaremos más.— Dijo Kizaru, levantando las manos mientras sonreía divertido.
—¡No empiecen, pedazos de mierda!— La oji___ (c/o) se cubrió los oídos al escuchar la exclamación de Sakazuki, seguido de varios insultos. —¡Vamos, ___! No te conviene seguir haciendo esperar a Sengoku.
Tras una breve despedida, ___ siguió a Sakazuki en silencio por la gran base de Marineford, caminando por sus calles llenas de marines y algunos civiles que hacían esa isla su hogar. De vez en cuando la joven saludaba a los reclutas, sonriendo amablemente... Aunque ello no le servía de mucho, pues su acompañante provocaba un gran temor en las personas, provocando que se apartaran rápidamente o evitaran su mirada.
—Tal vez deberías intentar sonreír un poco, Sakazuki...— Ante la mirada seria de Akain, la joven desvió rápidamente la vista. —¡O no! ¡E... Es tu decisión!
—¿En serio sigues temiendo mi reacción, ___? ¿Incluso después de todo este tiempo?— Preguntó, llamando la atención de la chica. —Se supone que tienes que tener confianza para decirme las cosas a la cara, especialmente tomando en cuenta nuestra relación.
—Bueno... Contigo es imposible saber cómo reaccionarás...— Dijo con la mirada apartada. —Especialmente con el humor que sueles cargar...
El mayor sólo suspiró mientras seguían caminando hacia la oficina de Sengoku, esta vez en silencio. Podían oír a las gaviotas volando por sobre sus cabezas, los buques de guerra meciéndose ante el oleaje, las personas hablando alegremente y el viento soplando. Era un hermoso día... Tras varios minutos, llegaron frente a una gran puerta de madera, provocando que ___ suspirara nerviosa.
—Bueno... Espero que no sea un regaño muy fuerte.— Tras tomar aire, abrió la puerta, encontrándose con un serio Sengoku.
—Ya era hora que llegaras.— Dijo, observando a la joven que intentó esconderse detrás de Akainu. —Y con compañía.
—Esperaré afuera...— Dijo Sakazuki, comenzando a retirarse.
—Gracias, Sakazuki.— Dijo Sengoku, mirando las puertas cerrarse. —___, no te he llamado para regañarte esta vez, así que puedes volver a respirar.
La joven soltó el aire de sus pulmones, aliviada de no enfrentarse a los gritos de Sengoku. El almirante se puso de pie y caminó hasta las grandes ventanas que le permitían observar el mar y su horizonte. Tras algunos segundos, volvió a hablar, observando de reojo a ___... Estaba a punto de darle una misión que no lo convencía del todo.
—___, quiero que vayas en dirección al nuevo mundo hoy mismo.— Aquellas palabras llamaron la atención de la joven.
—¡¿El nuevo mundo?! ¡¿Está seguro que estoy preparada?!— El almirante asintió.
—El gorosei ha ordenado que reclutemos a alguien nuevo para el puesto de Shichibukai... Con la renuncia del último, no tenemos más opción que buscar al siguiente de la lista... Y tu misión es ir a buscar al pirata y darle la noticia...
Antes que Sengoku pudiera seguir hablando, la puerta de la oficina se abrió de golpe, revelando a un enfurecido Sakazuki. Sin importarle la reacción de su superior, se acercó y se interpuso entre él y ___, como si fuera una pared inamovible. El hombre de barba negra suspiró, volviendo a observar el mar.
—Sakazuki, esto no te concierne.— Dijo Sengoku, mirando seriamente a Akainu.
—Te equivocas, Sengoku. Desde el momento que llamaste a ___ esto tuvo que ver conmigo.— Dijo molesto Akainu, mirando a su superior retadoramente. —No dejaré que ella tome esa misión.
—Sa... Sakazuki, está bien... Puedo hacerme cargo...— Susurró nerviosa ante la reacción de Akainu.
—No. No está bien. No vas a hacerte cargo de esa misión... Es prácticamente un suicidio.— Dijo mirando seriamente a ___. —Si fueras más fuerte, tal vez no me molestaría, pero las cosas no son así.
—___, es tu decisión al final.— Dijo Sengoku, mirando a la joven.
—Yo... Iré a la misión.— Dijo ___, provocando la furia de Akainu. —Permiso, Sengoku-san... Debo ir a prepararme...— Y sin más, salió de la oficina.
Akainu comenzó a gritar a Sengoku sobre su negativa ante la misión de ___, pero sólo consiguió ser regañado por su superior. Tras unos segundos, salió de la oficina con un portazo, siguiendo furioso a la joven, quien parecía haber huido de aquel lugar; rápidamente Sakazuki caminó hacia las escaleras, encontrándose con la chica a algunos metros de él.
—¡___! ¡¿Por qué mierda aceptaste la misión?! ¡Te dije que no estás preparada para eso!— Gritó Akainu, acercándose furioso a la joven. —¡¿Acaso planeas dejar que te maten?! ¡Porque si quieres eso, entonces tendrás éxito! ¡¿No podías simplemente negarte a...?!
Pero detuvo sus gritos al ver que la joven comenzaba a lagrimear. Ella se encontraba cabizbaja y temblorosa, sin embargo, aún así podía ver que estaba sollozando. El almirante no pudo evitar maldecirse mentalmente a la vez que apoyaba cuidadosamente una de sus manos en el hombro de la marine, inclinándose para quedar a su altura.
—¿...___...?— Preguntó suavemente Akainu.
—No es justo...— Sollozó ___, mirando con sus ojos ___ (c/o) al almirante. —¿Por qué tu podrías ir y yo no?
—___, tu fuerza...— Intentó decir Sakazuki.
—Sé que no soy fuerte como tú, Borsalino o Kuzan...— Sollozaba. —Sé que no tengo el valor de ustedes para enfrentarme a lo que sea... Ni la determinación suficiente como para llegar a ser almirante como ustedes...
—___...— Susurró sorprendido al oírle hablar así de ella.
—Tengo miedo de morir en esta misión... Siempre tengo miedo de ser enviada a algún lugar y morir allí... Pero no es justo que todos en la base puedan demostrar su valor como marines y yo sólo quede rezagada, viéndolos desde lejos... —Ella no se atrevía a mirar a Sakazuki mientras lloraba. —No quiero seguir siendo la débil de este lugar... No quiero que los demás sientan pena de mí... No quiero seguir caminando en las sombras de otras personas...
—¿...Es por eso que aceptaste la misión?— ___ asintió ante la pregunta de Akainu.
Sin pensarlo, Akainu avanzó hasta ella y la abrazó con cuidado de no dañarla. La joven lo miró sorprendida, aún derramando lágrimas, pero no dijo nada... Le gustaba sentir su pecho cálido, incluso por sobre su traje rojo. Incapaz de contenerse, ___ enterró su rostro en el almirante, permitiéndose llorar libremente... Sabía que él no la iba a juzgar nunca por mostrar sus sentimientos.
—Lo siento, ___.... No debí gritarte...— Sakazuki la abrazaba suavemente, susurrando cerca de su oído con un tono de voz calmado. —Pero necesito que me entiendas... No quiero que vayas a esa misión porque temo perder lo que más amo en esta vida...
—Sakazuki...— Susurró, apartándose ligeramente y mirando al almirante.
—Hay mucho que se me ha arrebatado en la vida, ___... Incluso desde que era pequeño.— Permitió abrir su corazón ante la joven. —Desde que te conocí, he sentido que mi vida volvía a ser de colores... Que podía existir la paz en mi corazón y en mi cabeza... Y no pude evitar tener miedo de eso...
—¿Por eso eras tan frío antes?— Preguntó ___, aún abrazándolo.
—Sí... Tenía miedo de tener a alguien importante en mi vida y volver a perderlo sin que pudiera hacer nada...— Suspiró pesadamente. —Y aún así...— Sonrió con cariño, apartándose ligeramente de su rostro para observarla. —Lograste atravesar mis barreras y sacar a la superficie todo aquello que había ocultado de los demás y mí mismo...
El abrazo de ambos se hizo más fuerte, permitiéndoles sentir el calor que irradiaban sus cuerpos. Desde hacía mucho que no compartían un momento tan íntimo y pacífico... Entre las misiones de Sakazuki y los entrenamientos constantes de ___, apenas tenían tiempo para siquiera hablar... Si es que se encontraban de vez en cuando en las bases o buques.
—Por eso no quiero que vayas a la misión, ___... Porque eres importante para mí...— Susurró, acariciando sus cabellos ___ (c/c).
—Sakazuki... Yo...— Susurró llena de lágrimas. —Entiendo tu punto... Pero no puedo negarme a esta misión... Tengo que hacerme más fuerte, hacer mi nombre conocido en la marina, ser una figura de confianza... Porque no quiero seguir tu sombra desde lejos... Quiero caminar a tu lado de ahora en adelante, aunque eso signifique tener que convertirme en un perro de los Tenryuubito.
Durante varios minutos ambos quedaron en completo silencio, sin despegarse ni un segundo. Comenzaban a entender los sentimientos del otro, pero eso no significaba que cambiaran su postura ante la misión de ___. Sakazuki temblaba ligeramente, temiendo una vida sin la chica de cabellos ___ (c/c).
—...Está bien, ___...— Dijo Akainu, suspirando. —Ve a la misión...
La joven se despegó de Sakazuki, mirándolo sorprendida. Por lo general, él no accedería nunca a algo así, especialmente después de haberle gritado directamente a Sengoku con tal de cambiar la misión... ¿Acaso los sentimientos y palabras de ___ habían sido lo suficientemente fuertes como para convencer al almirante de dejarla ir?
—Sakazuki...— Susurró la chica.
—Pero con una condición.— Dijo el almirante, mirando seriamente a la joven. —Yo te acompañaré, para asegurarme que no te pase nada.
—¡¿Eh?! ¡¿Estás seguro, Sakazuki?! ¡Se supone que tienes que vigilar a los Tenryuubito para que no les pase nada!— Gritó sorprendida ___.
—Es cierto...— Suspiró de mala gana. —Hablaré con Borsalino para que cumpla esa misión por mí... Aunque eso signifique tener que deberle un favor.
—¿Estás seguro de querer eso, Sakazuki...? Puedo pedirle ayuda a Borsalino o Kuzan para que me...— No terminó la oración.
—Borsalino es un lento que nunca llega a tiempo en situaciones de emergencia... Y ese bastardo de Kuzan... No le confiaría ni un maldito pedazo de pan a ese tipo.— Dijo mirando seriamente a ___. —Yo iré personalmente para asegurarme que estés bien. Y no aceptaré un "no" como respuesta.
Él esperaba que ___ se quejara o intentase convencerlo de no ir a la misión pero, en lugar de eso, ella lo abrazó con fuerza, riendo ligeramente por la felicidad que sentía en ese momento. El almirante la miró sorprendido, sin saber muy bien cómo reaccionar... Finalmente la rodeó con sus brazos, apegándola nuevamente a su pecho.
—Gracias, Sakazuki... No sabes cuánto significa para mí que me acompañes...— Susurró abrazándolo.
—No iba a dejar sola a mi amada ___... Mucho menos en una misión así.— Dijo mientras sonreía con cariño, acariciando suavemente su rostro.
—Entonces es mejor que vayamos a preparar las cosas, Sakazuki.— Dijo sonriendo con ternura. —Nos espera un largo viaje hacia el nuevo mundo... Y mentiría si dijera que no me pone nerviosa ir a ese lugar.
—No te preocupes por eso... El clima sólo está un poco loco entre alguna que otra isla... Y no faltan los piratas idiotas que creen que pueden pelear contra la marina.— Con cuidado tomó las mejillas de ___. —Pero, pase lo que pase, te protegeré siempre... Lo prometo.— Susurró para finalmente besarla.
FIN
Próximo Shot: Male!Reader x Luffy +18
Luke: ¡Por amor del cielo, Lu! ¡De nuevo estás holgazaneando!
Lu: No es mi culpa estar estudiando para hacer escenarios.
Ventus: Sorprendentemente dice la verdad. La he visto estudiar.
Luke: ¡Que no te engañe! ¡Ella estudia 10 minutos y descansa 3 horas!
Crocodile: ¿Estudia 10 minutos? Eso ya es un milagro de por sí.
Doflamingo: Sin mencionar que su vida se basa en jugar todo el día y ver vídeos de cualquier estupidez.
Lu: ¡Hey! ¡No veo videos de cualquier estupidez!
Cracker: Tu historial dice otra cosa.
Lu: ¿Seguro? A ver.
Luke: Su historial no dice estupideces, dice horrores.
Lu: ¡Ni que fuera loca!
Mihawk: Eres loca y enferma.
Lu: ¿Enferma de qué?
Luke: ¡DE LA MENTE, BESTIA! ¡MIRA TODO EL HENTAI, YAOI Y YURI QUE ESCRIBES!
Lu: ¡Y los que se vienen!
Luke: ¡Si es que levantas el culo para escribir, animal!
Katakuri: Para escribir, debe estar sentada, no de pie.
Luke: ¡Y tú cállate, que no ayudas!