Pedido de n-namjoonie (Anotado el 03 de Noviembre del 2020)
—¡Necesito más clavos!— Exclamó Paulie, terminando de martillar el tablón que tenía afirmado.
—¡___! ¡Paulie pide más clavos!— Gritó uno de los carpinteros, mirando a la joven ___ (c/p) con algo de desaprobación.
—¡Voy!— Levantó la voz ligeramente, corriendo con los clavos entre sus manos.
—¡Ten cuidado, tonta! ¡Si te caes...!— Exclamó la paloma que tenía en el hombro cierto pelinegro.
—¡Woah!— Gritó sorprendida ___, cayendo al suelo y enterrando en su piel algunos clavos.
—Se cayó...— Susurró Kaku, observando a la joven con las manos sangrando.
Todos los carpinteros alrededor de ___ se quedaron en silencio, observándola atentamente. La joven se arrodillaba en el suelo mientras se quitaba los clavos enterrados, quejándose ligeramente de dolor. No era la primera vez que ocurría un accidente de ese tipo con ella y tampoco sería la última vez... De la nada, ella se levantó rápidamente y corrió hacia el interior del edificio de la "Galley-La Company".
—No puedo entender cómo es que permiten que una omega trabaje aquí... Especialmente tomando en cuenta que son tan torpes para este tipo de actividades.— Suspiró la paloma.
—¡No hables así!— Exclamó molesto Paulie mientras bajaba de las escaleras.
Al acercarse a donde había estado ___ momentos atrás, se detuvo de golpe. Un olor a frambuesas inundaba el lugar y se hacía más fuerte en dirección a la cual la joven se había dirigido... Rápidamente Paulie cubrió su nariz y observó a sus compañeros Kaku y Rob Lucci, quienes captaron de inmediato el mensaje... No podían bajar hasta algunos minutos más.
—Parece que ___ entró en celo...— Suspiró Kaku.
—Y allá va el primero.— Dijo la paloma, observando junto a su amo a un carpintero corriendo en dirección a la cual había huido la joven.
—¡Oye, Paulie! ¡Alguien va para donde se fue ___!— Exclamó Kaku, usando sus dos manos para encaminar el sonido, poniéndolas a los lados de su boca.
—¡Mierda!— Se quejó el rubio, corriendo en la dirección que le habían indicado.
Rápidamente avanzó Paulie por los pasillos del edificio de la Galley-La Company, siguiendo las feromonas de ___. Sin embargo, de vez en cuando se equivocaba de camino, pues éstas se confundían con las del carpintero que la había perseguido y de aquellos que trabajaban en el interior de aquel lugar.
—¡Alfa desvergonzada!— Exclamó Paulie al encontrarse a la mujer de falda corta caminando en dirección a la puerta principal, cruzándose en su camino. —¡¿Has visto a ___?!
—Para tu información, Paulie... Me llamo Kalifa.— Le recordó la mujer. —Buscando a ___ en horario de trabajo... Te denunciaré por acoso sexual.— Dijo mientras acomodaba sus lentes.
—¡No la busco por eso, maldita mujer! ¡Acaba de entrar en celo y vi que alguien la seguía!— Gritó furioso Paulie, ligeramente rojo.
—Estás sonrojado Paulie. Sus feromonas te están afectando. No es buena idea que...— Intentó decir Kalifa.
—¡Y tú también estás sonrojada, Kalifa! ¡___ es mi Omega! ¡Es mi deber como su Alfa cuidarla de cualquiera!— Gritó furioso. —¡Ahora mismo sólo quiero protegerla de ese tarado que la perseguía!
La secretaria suspiró pesadamente, apartando la mirada por su creciente sonrojo. Sabía que ella no podría controlarse por el celo de ___, por lo que debería dejar que otra persona se encargara de proteger a la única Omega de la compañía. Finalmente se hizo a un lado, indicando con la cabeza en qué dirección debía seguir.
—La vi ir por ese pasillo. Mejor date prisa... Alguien la seguía y dudo que tuviera buenas intenciones.— Volvió a caminar Kalifa hacia la salida del edificio para alejarse de aquel aroma dulce de ___.
—¡Gracias, mujer desvergonzada!— Gritó Paulie, corriendo por el pasillo que ella le había indicado.
Con el paso de los segundos, el rubio sintió que aquel aroma de ___ se hacía más fuerte, al igual que el de un Alfa... Si debía matar a aquella persona, lo haría sin dudarlo. Todo por proteger a su amada Omega. Al fondo del pasillo estaba la puerta de la bodega, la cual abrió de golpe para observar con horror que la peli___ (c/c) había sido arrinconada por un tipo bastante más alto que ella.
—¡ALÉJATE DE MI OMEGA!— Sus feromonas inundaron el lugar.
Antes que el otro Alfa pudiera reaccionar, las cuerdas de Paulie se aferraron a sus extremidades, atándolo y apartarlo de su amada. La fragancia del rubio aterrorizó a ___ y al acosador, provocando que este último huyera desesperadamente, tropezándose más de alguna vez en el pasillo, aún con sus manos y pies amarrados.
—¡Más vale que no vuelva a verte, bastardo!— Gritó furioso Paulie antes de cerrar la puerta de la habitación con fuerza, dejándolo a solas con ___. —¡___!— Exclamó aún con ira.
La joven temblaba en una esquina, con la parte superior de su vestido ligeramente roto por culpa del Alfa que la había seguido. Paulie intentaba calmarse, pero estaba tan enfurecido que no podía controlar sus feromonas de ataque. Con lentitud y cuidado ___ se acercó a su Alfa, apoyando una mano en su pecho para hacerle entender que se encontraba bien... Que él la había protegido.
—Paulie... Estoy bien...— Susurró temerosa y ligeramente jadeante.
—¡¿Estás loca, mujer?!— Gritó Paulie, abrazando con fuerza a la joven. —¡Entrar en celo en el trabajo! ¡Si yo no hubiera llegado a tiempo...!— Sintió que se enfurecía más.
—Paulie...— Susurró la joven mientras jadeaba. Sentía que comenzaba a perder la cabeza poco a poco, ahora que tenía a su Alfa a su lado. —No es mi culpa... Lo siento... Lo siento...— Comenzó a lagrimear.
—Lo sé... No te disculpes.— Al ver las lágrimas de su amada, la atrajo contra su pecho mientras acariciaba su espalda con cuidado. —Lo siento... No debí enojarme contigo... Tenía miedo que te pasara algo...— Dijo mientras la acariciaba suavemente, tranquilizándose.
Permanecieron abrazados durante algunos minutos. Finalmente Paulie logró volver a la normalidad, pero su alivio pronto quedó atrás al darse cuenta que la bodega completa estaba inundada de las feromonas de ___... Un olor dulce inundaba sus fosas nasales. Rápidamente bajó la mirada, encontrándose con su amada jadeando y su rostro extremadamente sonrojado... Ella estaba aguantando apenas su celo.
—¡___! ¡¿No trajiste los supresores?!— Preguntó alarmado, intentando mantener sus instintos a raya... Pero no podría por mucho más.
—No...— Jadeó ___, poco a poco perdiendo la cabeza. —Mis pastillas se acabaron hace poco... Y mi ciclo se adelantó...
—Mierda...— Susurró Paulie nervioso, intentando mantener la calma y su cordura. —Hablaré con Iceburg-san para pedirle el día y llevarte a casa antes que empeores.— Intentó separarse de ella, pero la peli___ (c/c) se aferró a su amado. —¡___!
La joven levantó la mirada, sus ojos ___ (c/o) brillaban con deseo y lujuria mientras lágrimas comenzaban a caer, su cuerpo entero temblaba ante el tacto de Paulie. No dejaba de jadear entrecortadamente y sus feromonas inundaban las fosas nasales de su amado, prácticamente rogándole que la hiciera suya nuevamente.
—No hay forma que puedas salir así...— Dijo mientras se quitaba lentamente la chaqueta y los anteojos de carpintero. —Tendré que ayudarte...— Susurró, bajando lentamente los tirantes del vestido y sostén de ___ hasta descubrir sus pechos. Finalmente se apartó ligeramente de ella para cerrar con llave la puerta de la bodega.
Al quedar completamente encerrados, la habitación se llenó también de las feromonas de Paulie, las cuales se mezclaban con las de la joven, creando una dulce fragancia que sólo ellos podían sentir. Rápidamente ___ hizo el ademán de acercarse a su amado, pero unas cuerdas ataron sus manos de golpe.
—Eres una Omega desvergonzada por entrar en celo aquí.— Dijo Paulie.
Con un rápido movimiento hizo pasar el otro extremo de la cuerda por sobre una viga de acero, tirando de ella con fuerza suficiente como para dejar colgando a ___ de sus manos. Antes que ella lograse procesar lo que estaba ocurriendo, Paulie ató con maestría y facilidad única una de sus piernas con otra soga, repitiendo el proceso anterior hasta que ella quedó apoyada con un pie en el suelo.
—¿Paulie...?— Preguntó entre jadeos. Sabía lo que él quería hacer... Y eso la hacía descontrolarse más.
El rubio miraba satisfecho su obra de arte... ___ se hallaba apoyada con una pierna en el suelo, mientras que la otra estaba levantada en el aire hacia su costado, atada por unas sogas de la misma forma que sus manos, provocando que casi quedara colgando. Sus pechos estaban a la vista, a su vez que la falda del vestido cubría la intimidad de la joven.
—Nada mal.— Sonrió de lado Paulie, acercándose a ella.
Empezó a caminar alrededor de ella, observando a su amada. Al colocarse detrás de ella, dirigió una de sus manos a su entrepierna, apartando la tela de su vestido para tocar mejor. Por sobre las bragas comenzó a frotar su palma contra el clítoris de la joven mientras que acariciaba suavemente la intimidad con sus falanges. La chica gemía fuertemente, incapaz de contener sus instintos más primarios.
Los dedos de Paulie mimaban la sensible perla de ___ con movimientos circulares, los cuales aumentaban y disminuían de velocidad cada ciertos segundos.
—Pa... Paulie...— Gemía entrecortadamente la oji___ (c/o), disfrutando de las caricias y las olas de placer que viajaban por su cuerpo.
Queriendo sentir su piel, adentró la mano en sus bragas. Sin perder tiempo, acarició con su dedo corazón la entrada de la chica, adentrándolo hasta la mitad mientras que con el índice y el anular frotaba sus labios vaginales. Con la palma mimaba su erecto clítoris, el cual palpitaba de placer... La intimidad de ___ ya estaba comenzando a lubricarse.
—Buena Omega... Que buena Omega eres, ___...— Susurró en su oído Paulie, aún acariciando su vagina.
Para tener una mejor vista del cuerpo de su amada, sacó una nueva cuerda y ató la tela de forma que el velo de su vestido ya no cubriera su intimidad, dejándola tan solo con las bragas. Los húmedos dedos de Paulie ascendieron por el abdomen de ___ hasta llegar a unos de sus senos, el cual estrujó con fuerza, provocando un sonoro gemido en ella.
—Te lubricaste rápido, ___.— Sonrió, lamiendo su esencia mientras que abría su pantalón con la otra mano, dejando a la vista su venosa erección.
Rápidamente se colocó delante de ella, dirigiendo su endurecida virilidad a la vagina de ___, apartando sus bragas, penetrándola de golpe y provocando en ella un fuerte gemido hasta el punto de hacerle derramar lágrimas. Estaba desesperada por sentirlo más. Al invadir su interior con su pene, su cuerpo entero se llenó de oleadas de placer... Necesitaba mucho más que una simple penetración para poder calmar ligeramente su celo.
—Ya estás más que lista, ___...— Susurró Paulie en su oreja, gruñendo ligeramente.
Las manos del rubio sostuvieron con fuerza los glúteos de ___ para que no pudiera moverse al estar prácticamente colgando. Sus caderas comenzaron a moverse, chocando su pelvis contra la intimidad de la joven con violencia... Él no estaba dispuesto a contenerse en lo más mínimo. Sus falanges acariciaban de vez en cuando el trasero de su amada, aunque la mayor parte del tiempo apretaban y masajeaban con descaro su piel.
—Paulie... Paulie...— Los gemidos de ___ inundaban la bodega, al igual que el sonido que creaba el choque de la pelvis de Paulie contra la intimidad de ella.
Los movimientos bruscos de Paulie no se detenían en ningún momento. Estaba dispuesto a seguir toda la noche si era necesario... Todo con tal de calmar a su amada ___. Comenzó a besarla, aún golpeando fuertemente contra su intimidad, chocando sus testículos contra los labios vaginales de la joven. De vez en cuando bajaba la intensidad de sus penetraciones para moverse en círculos, haciendo temblar a la chica.
Tras algunos minutos, el Alfa decidió cambiar de posición, quedando detrás de ___. Con cuidado de no dañarla, le hizo mover la pierna, dejándola finalmente extendida hacia atrás. En aquella pose la joven parecía como si estuviera bailando ballet, aunque ella siguiera colgando de sus brazos y con sus manos atadas fuertemente.
—Paulie... Necesito más...— Rogó ___ entre lágrimas, desesperada por ser tomada por su Alfa más y más.
Rápidamente Paulie adentró su pene en el interior de ___, sosteniéndola de la cadera para asegurarse de penetrarla hasta el fondo sin problema. Con las puntas de sus falanges acariciaba la división entre el muslo y la pelvis de su amada, provocándole cosquillas y, a la vez, una sensación de placer.
—Mi dulce Omega...— Mordió su oreja con cuidado.
Las embestidas de Paulie no se hicieron esperar, llegando sin ninguna dificultad hasta el fondo de la intimidad de ___. Podía sentir sus carnes apretando su pene a medida que la penetraba. Sus dedos apretaban más fuerte contra las caderas de la chica, los pechos de la Omega rebotaban libremente... El rubio no podía verlos muy bien desde su posición.
—Quiero ver esos pechos descarados.— Dijo, saliendo de ___ y soltando el amarre de su pierna y manos de golpe, provocando que ella casi se diera de bruces contra el suelo, evitándolo apenas gracias al agarre del rubio.
—Aún no terminamos.— Avisó con una sonrisa.
Se apartó un poco de ___ para luego estirar sus brazos, permitiendo que cuerdas salieran disparadas desde las cortas mangas de su camisa negra. Sin tener que hacer esfuerzo alguno, las sogas ataron el cuerpo de la joven, rodeando sus pechos y haciéndolos parecer más grandes, al igual que su cadera y muslos. Los brazos de ella quedaron amarrados en su espalda, de forma que no podía mover más que sus piernas.
Con el cuidado suficiente como para no dañar a su amada, la depositó boca abajo sobre unas planchas de madera y luego se montó en ella, dejando su erección entre los glúteos de ella. Con fuerza se aferró a las cuerdas de sus manos, asegurándose que ella no pudiera moverse y comenzó a penetrarla en su vagina con fuerza, golpeando sin piedad su interior. ___ gemía con fuerza por el placer, hasta el punto de derramar nuevamente lágrimas.
La pelvis de Paulie chocaba fuertemente contra los glúteos de ___, creando un erótico sonido que sólo los excitaba más. El rubio quería llenarla de su esencia y embarazarla. Sabía que ella accedería, especialmente durante su celo... Y no desaprovecharía la oportunidad. Las falanges del carpintero apretaban con fuerza las cuerdas mientras que con la otra mano nalgueaba de vez en cuando a su dulce Omega.
—Ya falta poco, ___... Falta poco...— Susurró entre gruñidos mientras embestía con brutalidad.
___ no dejaba de gritar de placer, levantando ligeramente su cabeza para poder gemir a gusto, sin tener que contenerse en lo más mínimo. Estaba completamente enloquecida y le encantaba. Las penetraciones de Paulie se hicieron erráticas y más profundas, hasta el punto de frotar con fuerza sus testículos contra los labios vaginales de su amada para asegurarse de llegar hasta el fondo. Tras algunos segundos, llegaron al orgasmo y el rubio dejó salir su semilla en el interior de la joven, desbordando su vagina hasta hacerla gotear mientras mordía su cuello con desesperación.
A pesar de haber expulsado su esencia, siguió embistiendo un poco más, esta vez con lentitud para llenarla completamente.
Ambos quedaron jadeando durante varios minutos; las feromonas de la Omega y su Alfa aún inundaban el almacén, aunque comenzaba a disiparse lentamente por la ventilación de las pequeñas ventanas. Con cuidado Paulie salió de ella y la desató, observando con orgullo las marcas de su mordida en el cuello y la piel enrojecida por las cuerdas.
—¿Ahora puedes controlarte un poco, ___?— Rió Paulie.
—Sí...— Jadeaba aún ___. —Creo que tenemos algo de tiempo para volver a casa antes que vuelva a enloquecer...— Susurró agotada. —Pero tenemos que irnos rápido o volverán a buscar los Alfas...— Dijo preocupada.
—No te preocupes por eso, ___.— Sonrió Paulie tiernamente, besándola con cariño mientras le acomodaba el vestido y luego guardaba su virilidad en los pantalones. —No importa si tengo que pelear contra el cielo por ti, me aseguraré que seas sólo mi Omega y yo tu único Alfa.— La besó para luego tomarla en brazos y salir juntos del almacén.
FIN
Próximo Shot: Male!Reader x Luffy +18 (abitachii1)
Luke: ¡Quédate quieta, Lu!
Crocodile: ¿En serio crees que se va a quedar quieta?
Doflamingo: ¡Traje los bates!
Katakuri: ¿Crees que estos sean de buena calidad?
Doflamingo: Son de metal.
Mihawk: Parecen ser de buena calidad.
Shanks: Bueno, bueno. ¿Estamos todos?
Teach: ¡Sí!
Cracker: ¡Estamos todos listos, incluyendo la cucaracha sin dientes!
Crocodile: ¿Desde cuándo las cucarachas tienen dientes?
Ventus: Nunca.
Crocodile: ¡Entonces no digas imbecilidades, Cracker!
Luke: ¡Ya dejen de hacer de payasos, que estamos listos!
Katakuri: Uno.
Doflamingo: Dos.
Todos: ¡TRES!
Luke: ¡PARTAN LA PIÑATA!
Crocodile: ¡No puedo darle!
Katakuri: Se mueve mucho...
Luke: ¡MALDITA SEA, LU! ¡QUÉDATE QUIETA DE UNA VEZ!
Lu: ¡SUÉLTENME PEDAZOS DE MIERDA! ¡QUE YO NO SOY UNA PIÑATA!
Luke: ¡MI BATE DICE LO CONTRARIO!