Pedido de cronolorack (Anotado el 30 de Agosto del 2020)
Abro mis ojos lentamente, encontrándome con las cortinas de mi cuarto cerradas y los rayos de la luna colándose a través de la pequeña abertura entre ambas. Bostezo y me doy vuelta, encontrándome con ___ profundamente dormida a mi lado... Tantos años llevamos casados y sigue viéndose como la mujer más hermosa de todas.
—Buenos días, Usopp...— La veo abrir lentamente sus ojos, observándome con su mirada ___ (c/o).
—Buenos días ___.— Sonrío con amor. —¿Dormiste bien?
Asiente. Sonrío con ternura y beso su frente enamorado... Su cabello ___ (c/c) ahora está completamente cubierto de canas, hasta el punto que apenas puedo lograr vislumbrar poco de su antiguo color... A pesar de todos estos años, puedo recordar su apariencia cuando nos conocimos, como si no hubiera cambiado a lo largo del tiempo.
—Iré a preparar el desayuno...— Me levanto junto a ella.
—Entonces iré a cosechar las plantas.— Sonrío mientras me levanto, entregándole su bastón.
Caminamos por la casa lentamente, avanzando por el pasillo hasta llegar a la cocina. Yo me detengo en una puerta de cristal un poco más adelante, abriéndola y entrando al pequeño invernadero que Franky construyó para mí años atrás, cuando aún no sentaba cabeza... Cuando aún estaba vivo...
—(Sin duda han pasado muchos años... Y tu construcción sigue en perfecto estado, viejo cíborg.)— Suspiro mientras acaricio el metal de la habitación.
Avanzo por el camino de tierra, observando el cielo despejado a través de las impecables ventanas de vidrio... Es un día hermoso. Llego hasta algunas plantas, las cuales tienen todo tipo de frutas y verduras, así como flores de aromas deliciosos que cultivé con mucha dedicación y esfuerzo.
—Tomates... Huevos revueltos con tomates serán nuestro desayuno hoy.— Sonrío mientras tomo los más grandes.
Hoy desperté con una extraña sensación de nostalgia y tristeza, como si observara el mundo por última vez... Si fuera joven, estaría gritando por ayuda o llamando a Chopper para que me examinara, pero la edad me ha hecho más paciente y me ha permitido vivir tranquilamente, siguiendo la corriente de la normalidad.
—¿Quieres algo de carne, cariño?— Oigo a mi amada preguntarme, a lo que respondo con un beso en su mejilla. —Entonces serán dos pedazos... Uno para cada uno.
Tras servir el desayuno, comemos lentamente, disfrutando de la comida... Noto que mi esposa también está con una expresión rara, como si a ambos nos invadiera esta nostalgia repentina. Con cuidado extiendo una de mis manos y tomo la suya que tiene libre, acariciando su arrugada piel con cariño.
—¿Sabes, linda? Hoy quisiera divertirme como cuando nos conocimos, ¿te parece la idea?— Noto que su mirada se ilumina. —Entonces vamos a vestirnos y salgamos.
Nos bañamos juntos y nos vestimos con paciencia, asegurándonos de no rompernos algún hueso en el proceso... Realmente han cambiado mucho nuestros cuerpos en todos estos años... Y aún así, ___ sigue viéndose tan hermosa y sexy como el día en que la conocí... Incluso cuando estaba embarazada de nuestra hija, seguía pareciéndome la mujer más atrayente de todas.
Le entrego nuevamente su bastón y salimos de nuestro hogar para comenzar a caminar hacia el carnaval que se instaló aquí en la isla Syrup. Recuerdo que ___ y nos conocimos en ese mismo lugar, cuando ella había venido de otra de las islas Gecko para celebrar su cumpleaños número veintidós con su familia y unos cuántos amigos.
—¿Recuerdas cuando nos encontramos en el carnaval, ___?— Avanzamos lentamente por el camino de tierra.
—Claro que sí, viejo.— Responde con ese sobrenombre que me hace reír. —Ganaste ese gran rey marino de felpa para mí.
Imposible olvidar ese momento... Me encontraba en la atracción de tiro al blanco para ganar una resortera nueva como premio y de paso asegurarme de mantener mi habilidad como tirador... De repente oí quejas a mi alrededor y la vi a ella... Una hermosa joven de cabellos ___ (c/c) y ojos ___ (c/o) que acababa de perder su oportunidad para conseguir algún premio.
—¡Es imposible! ¡No puedo ganar ese rey marino!— Le oí exclamar.
—Este juego es imposible, ___... ¿Por qué no vamos a otro?— Oí que dijo una chica a su lado. —No vale la pena amargarte en tu cumpleaños por un peluche.
Rápidamente tomé la pistola de juguete del puesto y disparé a todas las dianas, provocando que cayeran. Cuando logré derribar la última, oí varios aplausos y vi que el grupo de personas que acompañaba a aquella hermosa chica llamada ___ me aplaudían, al igual que ella... Sentí que los colores se me subían al rostro.
—¡Eso fue increíble!— Exclamó. —¡Debes ser el mejor tirador de la isla!
—¿Esto? No fue nada. —Sonreí mientras me apuntaba con el pulgar. —¡Yo soy el rey de los tiradores, Usopp!
—¿Rey de los tiradores? ¡No exageres!— Rió la chica a su lado.
—Seguramente está mintiendo. Debe haber usado algún truco.— Dijo un tipo a su otro lado, provocando que me molestara.
—Yo sí le creo.— Respondió la hermosa joven. —Se nota que no hizo trampas ni usó trucos baratos para ganar.
—¡Además de hermosa, inteligente, mi linda dama!— Exclamé como todo un galán... Supongo que tener a Sanji cerca durante tantos años ayudó a mi vocabulario con las mujeres.
—¿Qué premio desea el ganador?— Preguntó el dueño del juego.
—La resor... Digo, el rey marino.— Me corregí. Estaba decidido a entregarle ese peluche a la hermosa dama de ojos ___ (c/o).
—¡Un rey marino para el señor!— Pude notar que el tipo del puesto me quedaba mirando con mala cara, como si estuviera enojado conmigo por haber ganado en su juego de tiro al blanco.
—Aquí tiene su rey marino de felpa, hermosa dama.— Me incliné mientras le entregaba el peluche.
—¡Oh! ¡No es necesario!— Después de un poco de insistencia por mi parte, aceptó el obsequio.
—Bueno, el rey de los tiradores se retira.— Dije mientras caminaba hacia mi casa.
—¡Espere!— Me detuve al oír su dulce voz. —¿Quisiera... Acompañarnos? No conocemos esta isla y usted parece ser un gran conocedor de aquí.
—Será un honor acompañar a la princesa hoy.— Dije mientras me inclinaba. —Si quiere, podría contarle las miles de aventuras que viví cuando era un pirata.
A pesar que esos tipos no estaban de acuerdo con que los acompañase, ___ me permitió ser el guía de su grupo. El resto de la tarde estuve mostrándoles los distintos puestos que se encontraban en el carnaval, así como ganando cada premio en el que viera la oportunidad de enseñar mis habilidades.
—No esperaba que te quedaras un tiempo más en la isla por mí.— Digo mientras camino de la mano con ella, llegando al carnaval.
—Bueno, era imposible no querer pasar tiempo contigo, viejo. Tus aventuras en el océano siempre fueron algo maravilloso de oír.— Sonrío enternecido al oírle decir eso.
—¿Te conté alguna vez que viajé a una isla en el cielo, hermosa?— La veo asentir mientras sonríe con dulzura.
—También del pez dorado gigante, viejo.
Río sin poder evitarlo... Es cierto. Le he contado todas mis aventuras, incluyendo las que me aterrorizaron más o aquellas en las que casi muero... Las únicas que decidí omitir fueron las que salí huyendo como un cobarde, aunque después volviera... Tal y como sucedió en el puerto subterráneo de Dressrosa.
—¿Te conté cuando salvé una tribu de enanos y a Robin del olvido?— Me mira con curiosidad.
—Esa no la conozco.
Pasamos el resto de la tarde jugando entre los distintos puestos del carnaval, riendo y divirtiéndonos como cuando éramos jóvenes. Ella se sorprende mucho por mi historia con los Tontatta, pero finalmente me besa como felicitación por haber vuelto a salvarlos a todos ellos... Con ese beso, esa bola picante que me hizo tragar Sugar valió la pena.
—Mira, hermosa.— Apunto a la rueda de la fortuna.
—¡Oh!— Exclama. —Ahí fue donde...
—¿Quieres volver atrás en el tiempo y besarnos de nuevo por primera vez?— La interrumpo sonriendo.
Ella toma mi mano y caminamos hacia la rueda de la fortuna. Mientras ella sube, le entrego algunos berries más al encargado como un favor. Él asiente y finalmente me siento al lado de mi esposa, sintiendo que nuestra canasta comienza a moverse a medida que la máquina se pone en movimiento.
—Han pasado años desde que subimos por última vez...— Susurra mi esposa, mirando al horizonte y su atardecer.
—Sí...— Susurro con algo de vergüenza. —Desde que nuestra pequeña tenía cinco años.
—Y ahora tiene más de treinta.— Me sonríe con tristeza. —El atardecer no ha cambiado nada, mientras que yo estoy llena de arrugas y canas...
—Y aún así me pareces la mujer más atrayente y hermosa de todas, ___.— Digo mientras la tomo del mentón con cuidado y acaricio suavemente.
Siento que el movimiento de la rueda de la fortuna se detiene, provocando que nos quedemos en lo más alto de ésta durante unos minutos. Puedo ver de reojo que el sol comienza a esconderse detrás del océano, provocando que su luz se refleje entre las olas y el cielo se tiña de anaranjado y rosado. ___ me mira con sorpresa y curiosidad.
—Le entregué unos cuantos berries al encargado... Quería tener un momento a solas contigo aquí arriba... Igual que aquella vez...
—Entonces... Cuando nos besamos por primera vez...— Susurra, aún mostrándose sorprendida.
—También le entregué unos berries al encargado... Para hacer esto...— Me acerco a ella lentamente y deposito un suave beso en sus labios.
A pesar de todos estos años, sus labios siguen teniendo un sabor tan delicioso... Puedo besarla una y mil veces... Y jamás me cansaré de sentirlos. Es como si me revivieran, como si fueran mi mayor sueño y tesoro. Acaricio con cuidado sus mejillas, evitando que ella pueda alejarse de mí, aunque no intenta hacerlo.
Finalmente la rueda de la fortuna vuelve a ponerse en marcha y nos separamos lentamente. El sol ya se ha escondido y las estrellas comienzan a asomar.
—Ha sido un día maravilloso... Pero estoy algo cansada, viejo.
—Sí... Yo también, hermosa... Volvamos a casa.
Caminamos lentamente hasta nuestro hogar y nos ponemos el pijama... Se ve tan hermosa con ese camisón ___ (c/f). Pareciera un ángel... MI ángel. Finalmente nos acostamos en la cama, quedándonos frente a frente, observándonos atentamente, como si quisiéramos memorizar nuevamente la imagen del otro...
—(¿Acaso nos habrá llegado la hora? ¿A ambos?)
—Usopp...— Dice mi nombre, llamando mi atención mientras me mira con sus agotados ojos ___ (c/o). —Me siento cansada... Mucho más que de costumbre... Como si...
—Yo también, ___...— La interrumpo y su nombre con amor mientras me acerco a ella con lentitud.
—¿No tienes miedo...? No sabemos qué nos espera el otro lado...— Su voz suena cada vez más bajo, como si su cuerpo comenzara a apagarse lentamente con el paso de los segundos.
—Sí... Estoy aterrado... Pero si tú estás a mi lado, siento que puedo enfrentarme a todos mis miedos.— Susurro mientras beso su frente y acaricio su mejilla con una de mis manos.
—Usopp... ¿Puedes... Abrazarme?— Me acerco a ella y beso sus labios con todo el amor del mundo para luego rodearla con mis brazos.
—Te abrazaré por toda la eternidad, hermosa... Y cuando la eternidad se acabe, seguiré abrazándote.— Susurro suavemente mientras le sonrío con amor.
Siento sus delicadas manos rodearme y acariciar mi espalda. Vuelvo a besar su frente y luego inspiro el dulce olor de su cabello... Sé que nos ha llegado la hora de partir... Y no puedo evitar sonreír al saber que ___ se encuentra a mi lado en este momento... Y que me acompañará en el siguiente paso.
Finalmente mis ojos comienzan a cerrarse, observando a mi esposa cerrar los suyos por última vez en esta vida... Agradezco a cualquier deidad que exista por permitirme estar en estos últimos momentos a su lado... Partir juntos a una nueva aventura que tengo por seguro que será mucho mejor que la que viví hace años... Porque esta vez, ___ me acompañará... Y así seguirá... Por siempre.
—Te amo... Mi hermosa ___...— Susurro por última vez.
—Te amo... Mi adorado rey tirador... Usopp...— Sonrío al oír aquel sobrenombre.
Puedo sentir mi corazón detenerse y mi agarre debilitarse... Esta vez no tengo más miedo, ni dudas ni remordimientos... Es como si me hubiera librado de cualquier peso, quedando tan sólo el alivio y la felicidad de saber que estaré unido a mi esposa por el resto de la eternidad... Gracias por ser mi compañera de vida, ___... Gracias por acompañarme... Gracias por amarme... Gracias por todo.
FIN
Próximo Shot: Mihawk x Reader +18 (Chunta988)
Lu: Ah... Extrañaba matar a alguien.
Luke: ¡¿Matar a alguien?! ¡Superaste tu récord y mataste a los dos, animal!
Ventus: Según la lista, nadie le pidió hacer eso de matar.
Crocodile: Creo que nadie se lo pediría.
Lu: Sí lo han hecho.
Doflamingo: ¿Cuántos?
Lu: ¡Uno!
Luke: ¡Uno! ¡Y llevas más de uno!
Lu: Bueno, no es mi culpa que sea una bastarda.
Luke: Si es tu culpa, animal.
Ventus: Bueno, no naciste fuera del matrimonio, así que no eres una bastarda.
Lu: ¡Ah! ¡Tan inocente, Ventus!
Luke: Se le pasará con el tiempo, no te preocupes, basura.