CAPÍTULO 21

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Podía decir que había perdido por completo el control sobre si mismo. Hasta el punto de no saber si lo que hacía estaba bien o mal. Pero el no era experto en sentimientos, nunca lo había sido y no iba a comenzar en esos momentos.

La guerra estaba a punto de estallar, la fricción en entre la mafia cada vez era mayor, y la insistencia de Luis en desmantelarlos no hacía más que incrementar la presión que todos sus hermanos ya sentían. Una que no terminaría en nada bueno si no era capaz de ponerle un alto a Luis, eso no era una opción. Era una prácticamente una obligación.

Pero ahora, el mismo rubio había terminado por echarse a la hoguera el solo. Solo tenía que arrojar el cerillo.

De nuevo alejo la punzada de culpabilidad que sentía por los años que convivió con el, pero si Luis no había retrocedido, no sería el quién lo haría.

La primera pieza ya había sido movida, había sido el rubio quien empezó el juego al mandar un peón en lugar de tomarse las cosas en serio. Eso le había costado una buena alianza con el país de la REPÚBLICA DOMINICANA, que él fue capaz de aprovechar rápidamente. Pero esa alianza tenía un costo que ahora debía de cumplir.

Le habían dado una reina a la cual proteger. Y el, ahora debía encargarse de que Chiara aceptara ser su torre a cómo diera lugar. Esa no era una partida que pudiera perder. Suspiro con frustración viendo una vez más los documentos. Luis se había encargado de acorralar a Chiara. El rubio había regalado prácticamente a su reina y a su torre, mismo que el ahora convertiría en torre y caballo respectivamente.

Le hubiese gustado que el rubio fuera más consciente de la situación, de que debían apoyarse el uno con el otro, pero el pasado sería siempre un tema que los perseguía.

Suspiro y se dejo caer sobre la silla. Se acercaba el momento de hacer su movimiento, uno que calculó muy bien y que no podía fallar.

Primero fue la reacción de la familia DI SANTIS, que le sorprendió levemente hasta que analizó la situación desde otro punto de vista. Aunque habían fallado al contemplar a Chiara como una miembro más, ella no se comportaba como una DI SANTIS. Ahora vendría la reacción de la ciudad, ni buena ni mala, podía suponer. Chiara no era el tipo de mujer que revelaría los secretos del gobernador, y Luis no arriesgaría su puesto haciendo pública su relación con Jessenia tan pronto.

En ese limbo, estaría también la reacción de la generación.

La familia Gonzales y la Núñez no irían en contra del gobernador, Luis ya se había encargado de controlar a la familia DI SANTIS E Álvarez, incluido el equipo x. Jessenia y Carla eran simplemente inseparables. La familia Victorino le daría su apoyo a Chiara, estaba seguro, pero eso también comprometería su posición en la ciudad, y esperaba que Chiara tomara eso en cuenta al momento de hacer sus elecciones. No se arriesgaría a poner en peligro a sus amigos, no era ese tipo de persona.

Y estaba Raymond Ayala, que ya había hecho su jugada. El primer movimiento que en marcha toda la partida, y que esperaba, le diera la victoria.

(•••)

Su mano se movió de manera instintiva hacia la mejilla de la mujer, que solo atinó a ponerse más roja de lo que ya estaba y entreabrió los labios levemente, enviando todo su aliento a las mejillas del chico, aunque ella solo trataba de controlar su alocado corazón que parecía querer salir de su pecho. Apretó sin querer su agarre en los brazos del moreno y empezó a cerrar los ojos al tiempo que el moreno bajaba la cabeza hacia ella.

- Max: ¡¿pasó algo mamá?! (Se escuchó la voz de Max en la escalera) ¡escuche un golpe y luego escuché otro afuera!

Raymond giró su mirada hacia la ventana, para después levantarse con rapidez, cargó a Chiara dejándola en el sillón para después dirigirse a la escalera y llevar a Max al lado de su madre, haciéndoles una señal de silencio con las manos, salió por la puerta con rapidez, buscando la presencia que creía que había visto.

- Max: ¿mamá?

La mujer miró algo confusa a su hijo para luego sonreírle y apretarlo en un abrazo. Escondiendo la mirada del niño y esperando que vuelva pronto raymond.

Luego de unos segundos se levantó y revisó cada rincón de la casa.

Entonces se sintió como una idiota nuevamente. Tan acostumbrada a la protección que Luis ponía siempre para ellos, que no se dio cuenta en que momento su casa se había vuelto tan insegura, las ventanas abiertas, las puertas sin seguro y no había sido capaz de defenderse por estar pensando otro tipo de cosas.

Esperaba que raymond encontrara algo, para así sentirse un poco más segura. Después de tanto pensar se dispuso a cerrar todas las ventanas, a poner los seguros a las puertas y revisar que no hubiese nadie en la casa.

- Max: ¿qué pasa? (Preguntó muy confundido)
- Chiara: (solo le sonrió) Nada, estamos viendo que fue lo que escuchaste

Y no era mentira, aunque le daba algo de miedo la respuesta. La separación aún no se hacía pública como para que empezaran los ataques.

- Raymond: No vi a nadie (dijo entrando y cerrándola después) pero igual hay que estar atentos, se puede repetir

La mujer asintió mirando a Max y sonriéndole con calma. Ambos adultos tratando de parecer tranquilos, no notaron al niño mirando el brazo de su madre.

- Chiara: Será mejor que vuelvas a la cama (dijo aún sonriendo y sacándolo de su ensoñación) mañana tienes clases

Max tallo los ojos y los miró con duda unos segundos, antes de encogerse de hombros y dirigirse a su cuarto.

- Chiara: (lo miró caminar escaleras arriba para luego soltar un largo suspiro y poner su cara entre sus manos, asustada de lo que estaba pasando) quien crees que podría....?
- Raymond: (le vio desde la puerta) uno de la mafia napolitana, no pude ver cuál de ellos fue
- Chiara: (asintió tratando de mantener la calma) todo se está saliendo de control (sin alzar la cabeza)

Raymond llego a su lado de forma silenciosa, sobresaltándola un poco cuando vio sus pies cerca de ella. Alzó la vista de forma lenta y le vio de nuevo. El hombre frente a ella solo la veía fijamente.

- Raymond: ve a dormir, yo vigilaré
- Chiara: ¿Eh? (Lo vio con confusión pero el no cambió su expresión)
- Raymond: que vayas a dormir, yo vigilaré
- Chiara: y-yo
- Raymond: ve

UN AMOR DESPUÉS DEL DOLOR Where stories live. Discover now