CAPÍTULO 12

123 16 12
                                    

Chiara abrió los ojos completamente sorprendida de las palabras de su padre, que no se dio cuenta cuando el niño dio un paso frente a ella con molestia y le puso una mueca a su abuelo.

El hombre le vio con enojo.

- Max: no le hables así a mamá (le exigió)
- Giorgio: (le vio con enojo también) no te metas en esto niño

Chiara jaló a su hijo tras ella en un afán de protegerlo, pero no esperaba que el niño saliera corriendo hacia la cocina con rapidez.

- Giorgio: mmmmm, no se porque me recuerda a ti... huyendo de los problemas

La mujer giró su mirada hacia el hombre que la veía impasible, pero ella ya estaba demasiado molesta, una cosa era que la insultara a ella, que ya estaba acostumbrada a esos insultos, pero no iba a permitir que hablara mal de su hijo.

- Chiara: te lo dije antes (dijo poniendo una posición de defensa) no me voy a mudar, y si no te vas de mi casa te sacaré yo misma

Y ahora esperaba que su padre creyera su amenaza, porque bien sabía que no sería capaz de cumplirla. Ni en sus sueños más irreales se veía haciéndole eso a su padre, esa no era una opción.

- Giorgio: ¿me sacarás? (Dijo con burla) ¿Tu?

La mujer le dio una mirada severa, todo su cuerpo estaba en tensión, la cual aumentó cuando sintió una presencia llegar tras ella con calma.

- Raymond: ¿Pasó algo?

Max había ido por Raymond a la cocina.

- Chiara: nada (mintió tomando una posición neutral)

Giorgio observó al Ayala con frialdad, enojado de que lo interrumpiera y aún más molesto al que su nieto había corrido por él en busca de ayuda. Su nieto, que en esos momentos se escondía detrás de las piernas del hombre y se aferraba a su abrigo, como si eso lo mantuviera a salvo, como si fuera precisamente él Ayala, un desertor y traidor a sus ojos, el que lo mantuviera a salvo.

- Chiara: papá ya se iba (dijo viendo a su padre)

El hombre le dio una mirada furiosa antes de darse la vuelta y salir por la puerta con elegancia, aunque azotándola levemente al final, dejando ver lo molesto que se sentía por eso. Chiara no pudo evitar suspirar con alivio eso definitivamente había sudo aterrador. Después de unos segundos, su mirada se dirigió a raymond, que seguía con Max aferrado a sus piernas.

- Chiara: gracias, por eso

El moreno no la miró, si no que miró a Max que aún temblaba levemente.

- Chiara: todo esta bien Max (dijo arrodillándose frente a su hijo)
- Max: (le miró con ojos vidriosos) ¿papá ya no nos quiere y por eso nos manda con él a abuelo? ¿Es mi culpa? ¿Soy un niño malo?

Raymond quiso darle un golpe por suponer tales cosas, ¿De donde podría saber que era culpable por esa situación? Cuando su mirada bajo para verlo, supo el niño estaba por empezar a llorar, tenía la cara roja y los ojos acuosos, entendió, que por mucho que Max tratara de ser fuerte por su madre, seguía teniendo 9 años, y esa situación debía asustarlo demasiado.

- Chiara: tu padre te ama y se preocupa por ti (dijo tomando su pequeña cara entre sus manos) nada de esto es tu culpa, son solo cosas de adultos

El niño empezó a llorar quedamente y Chiara le abrazó, tratando al mismo tiempo de calmar su atormentado corazón, la duda y el miedo lograban poner sus nervios de punta. No sabía que pudo haber pasado si Ayala no hubiese estado ahí con ellos. Su mirada se dirigió hacia el hombre que miraba algo asombrado, la escena frente a él.

La mujer se sonrojó levemente y desvió la mirada para seguir abrazando a su hijo.

(•••)

Pedro era bueno elaborando planes, había sido una buena idea mandarlo a llamar, pero el dolor constante no le dejaba concentrarse en lo que él Gonzales le estaba diciendo. El rubio miró con algo de alivio cuando jessenia entró en la oficina con paso lento, para después mirar las cajas y verlo enarcando una ceja. Pedro solo emitió un saludo con la mano, negándose a sí mismo a saludar a la pelirosa verbalmente.

- Luis: ven aquí (dijo girando un poco la silla) necesito que hagas con mi entrepierna

La mujer lo mire sonrojada y molesta al mismo tiempo, mientras el Gonzales volvió abrir la boca sorprendido, ¿Acaso no le importaba que él estuviera ahí?

- Jessenia: ¡Luis!! (Le reclamo) ¡estamos en tu oficina!! (Dijo viendo a Pedro)
- Luis: (suspiro) no es eso (dijo el recargándose en el respaldo de la silla) Chiara me pateo las lobas y me duele bastante
- Pedro y Jessenia: Ambos abrieron la boca totalmente) ¿chiara te pateo? (Preguntaron ambos extrañados)
- Luis: (asintió con un pequeño Jadeo) me pego con la rodilla

Pedro sonrió quedamente, se lo merecía.

Jessenia se acercó a Luis con un poco de hielo, y aunque Pedro no vio que hiciera nada, supo que sin duda había funcionado, ya que Luis cambió su expresión y se acomodó en la silla. Jessenia se alejó del rubio y se sentó en la silla junto a Pedro, sin notar la incomodidad del González.

- Jessenia: ¿pensaron en algo ya?
- Luis: (asintió despacio) Chiara no se mudará... por el momento
- Pedro: (asiento) Luis le dará varios opciones, que se vaya con su padre o su pensión será muy baja, no podrá mantener la casa por si sola

Jessenia asintió pensando en la idea.

- Luis: supongo que terminará mudándose (dijo suspirando)
- Jessenia: (le miró unos segundos con extrañeza) ¿y si pides la custodia de Max?

Ambos hombres la vieron sorprendido por razones diferentes.

- Luis: ¿Eh? (Dijo confundido)
- Jessenia: (asintió) si ella quiere quedarse con la casa, puede hacerlo, pero tú te quedarás con la custodia de Max
- Luis: (se rascó la nuca con cansancio) no estoy seguro sobre eso (dijo viendo el escrito) siempre tengo mucho trabajo y suelo salir tarde, no sé si podría cuidarlo
- Jessenia: (se encogió de hombros) suele llevarse bien con Nadia, no será problema si se queda con nosotras
- Luis: (asintió) será mal visto que no se quede con Max ¿cierto? (Pregunto viendo a Pedro)

UN AMOR DESPUÉS DEL DOLOR Where stories live. Discover now