CAPÍTULO 11

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Sintió la humedad traspasar su abrigo y su camisa, llegando a mojarle levemente el pecho. Si bien, la mujer que ahora se aferraba a su pecho, no estaba gritando, ni llorando, sus gemidos quedos si alcanzaban a llegar a sus oídos. Su cuerpo temblaba levemente, su cara estaba roja y sus nudillos se habían puesto ligeramente blancos por la presión que hacía al apretar su abrigo.

De verdad se veía patética, aunque no tanto como el día anterior en el cementerio.

Escucho la puerta del cuarto abrirse, por mero instinto la rodeo con sus brazos y la llevo al baño, y aunque la chica seguía aferrada a su abrigo, sabía perfectamente que ya no estaba en el pasillo donde su hijo la podría ver. ¿Era acaso una manía de esa familia? Llorar sin que el otro se diera cuenta para evitar que se enterara de lo que pasaba a su alrededor.

- Max: ¿Raymond? ¿Mamá?

El hombre se obligó a soltar a la mujer, alejándola levemente de su cuerpo y haciendo que se sentara en la bañera. Ella le miró con ojos aún llorosos y le vio salir del baño, evitando que el niño viera hacía adentro y descubriera esa imagen deplorable de ella.

- Chiara: gracias (susurró sin fuerza, aún cuando era consiente que el moreno no la iba a escuchar) gracias

Escucho las voces de ambos fuera del baño y luego los pasos en la escalera, seguro de que el niño le estaría mostrando unas de sus figuras o algo que tuviera en la habitación, eso logró sacarle una sonrisa y evitó que siguiera llorando. Su hijo posiblemente tuviera hambre y seguramente que Ayala también. Así que se obligó a levantarse de la bañera. Se dirigió hacia el lavado donde el espejo se burlaba del aspecto que tenía en ese momento. Seguro que el hombre pensaba que era patética, era la segunda vez que la veía en una situación como esa.

Se lavó la cara con agua fría y con un largo suspiro, salió del baño para preparar las cosas de la comida.

Cuando la mesa estuvo lista, se dirigió al pie de la escalera y miró hacia arriba, su aspecto lucia más tranquilo, pero aún así, temía perder el control frente a su hijo.

- Chiara: LA COMIDA YA ESTÁ LISTA (grito desde la escalera)
- Max: ¡YA VAMOS MAMÁ! (Grito de vuelta)

Escucho el grito de su hijo y sonrió al oírlo tan animado, había sigo buenos días para el, o al menos eso era lo que ella creía. Después de unos segundos vio al rubio bajar corriendo siendo seguido con más calma por raymond.

- Max: ¡ME LAVARÉ LAS MANOS! (grito corriendo al baño)

Chiara no reprimió su sonrisa al verlo correr y salir a los pocos segundos, listo para la comida. El mangú era su comida favorita, y a ella le gustaba complacer a su hijo.

- Max: ¡vamos! (Dijo animado)

Chiara y raymond caminaron tras el, que enseguida se sentó en la mesa. Cuando llegaron a la mesa, max le pidió a raymond que se sentara a su lado, cosa que el moreno hizo un tanto a regañadientes, estar en esa casa le daba una extraña sensación de vacío y malestar, o tal vez era simplemente que envidiaba la relación de Chiara y max, porque a él le hubiese gustado que Nadia se apoyara en el, y que lo apoyara a salir adelante. Y sin embargo ella estaba con Jessenia.

- Max: pues buen provecho

La voz de Max lo saco de su ensoñación, para divertirlo levemente por su carácter un tanto bipolar, hacia pocas horas estuvo llorando entre sus brazos y ahora no dejaba de sonreír.

Comieron con calma, Chiara no cocinaba mal, y max se la pasaba contando todo, absolutamente todo, lo que hacía en la escuela. Pero lo que le llamo la atención era la forma en la que Chiara escuchaba cada detalle de lo que decía su hijo. De verdad me ponía atención y escuchaba cada detalle, por absurdo que fuera, haciendo preguntas y comentarios conforme avanzaba la historia.

Incluso a él se le hacía difícil seguir el hilo de la conversación cuando Nadia hablaba de lo que hacía en la escuela, sin duda le asombraba la relación que tenían esos dos. Eran parecidos y al mismo tiempo tan diferentes el uno del otro.

Recién terminaban de comer cuando escucho la puerta, Max fue el primero el levantarse, pensando en que si era de nuevo su papá, podría mandarlo de regreso si quería hablar con su mamá.

- Max: ¡yo voy! (Dijo corriendo a la entrada)

De verdad estaba preparado para ver a su papá en la entrada y lanzarle un golpe nada más de verlo, pero cuando abrió la puerta se encontró con quien menos esperaba.

- Max: a-abuelo (dijo sorprendido)

El hombre casi quiso darse un golpe en la frente al escucharlo tartamudear como su madre, pero logró mantener su pose digna para verlo con una mirada de total seriedad, la cual ponía sumamente nervioso al niño.

- Chiara: ¿Quien es?

Escucharon a Chiara desde adentro de la casa.

El niño se fue haciendo hacia atrás, dejando que su abuelo entrara, antes de girar su mirada hacia el comedor.

- Max: e-el abuelo

La mujer llegó hasta donde se encontraba con rapidez, y se me quedó viendo a su padre con duda y algo de miedo. ¿Acaso Giorgio no captaba los hechos? ¿Que lo lo dejo lo suficientemente claro cuando le dijo que no se mudaría a la mansión?, y sobre todo que no permitiría que le hicieran algo a su hijo)

- Chiara: ¿qué pasa? (Le preguntó a su padre con duda)

Max se acerca a su Madre con rapidez, su abuelo tenía un semblante que le daba más miedo de lo usual.

- Giorgio: venía por ustedes (aclaró con voz molesta) los llevaré a mi casa
- Chiara: (miró a su hijo, que la miraba con duda, dándole una pequeña sonrisa) ya te lo dije antes (dijo viéndolo fijamente) no me voy a mudar

Cualquier rastro de miedo que pudiera tenerle se evaporó al verlo decir esas palabras, sin tomar en cuenta que su hijo aún estaba frente a ellos.

- Giorgio: deja de comportarte como una niña tonta (le dijo molesto) ve por las cosas ahora mismo (le dijo molesto y sin mucha paciencia)

UN AMOR DESPUÉS DEL DOLOR Where stories live. Discover now