CAPÍTULO 61

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Se preguntó cómo siempre cedía a lo que él quería, su juicio siempre se nublaba cada vez que estaba cerca de ella. Como en esos momentos, ni siquiera recordaba cómo había terminado bajo él en esa cama.

- Raymond: hueles bien

Se sonrojó de sobremanera al sentir su aliento sobre su cuello y pasó sus manos por su cabello, jalándolo ligeramente.

- Chiara: t-también tu (dijo sonrojada)

El moreno la besó levemente, antes de bajar viviendo a besar su cuello, estremeciendo a la mujer levemente, que lo jaló del cabello, para volver a besarlo.

Reymond empezó a besar su cuello con calma, acariciando el lóbulo de su oreja con lentitud.

- Chiara: R-Raymond (le llamó apretando su cabello)

El hombre se separó levemente de ella, sacándole la camisa que traía, Chiara se cubrió con sus manos de manera instintiva, haciéndolo sonreír. El moreno tomó sus manos con lentitud, sujetándolos con una de sus manos y poniéndolos arriba de su cabeza.

- Chiara: n-no me m-mires así (se quejó cerrando los ojos)

El moreno volvió a sonreír, besando su estómago con lentitud, sonriendo cuando le sintió enternecerse.

- Chiara: m-mis manos (le pidió sonrojada)

Raymond la soltó con lentitud, serrándola en la cama para verla fijamente, antes de besar de nuevo su cuello, aprovechando las manos de la mujer en su cabello, desabrocho su sostén y lo tiro a un lado de la cama, Chiara se volvió a cubrir sonrojada.

- Raymond: déjame verte (le pidió contra su oreja)

Chiara cerró los ojos y bajó sus manos, sintiendo su cara por completo. Apretó sus labios al sentir las manos del moreno moverse con lentitud por su estómago, haciéndole un poco de cosquillas.

- Raymond: mírame (dijo)

Chiara abrió los ojos poco a poco, encontrándose con la mirada negra fija en ella, si sonrojó aumentó cuando noto que el moreno tampoco tenía ya su camisa.

- Raymond: me gustas mucho (dijo volviéndola a besar)
- Chiara: (enredo sus manos en su cuello, sintiendo cómo caía a la cama, nuevamente, con el moreno sobre ella, enredo sus piernas sobre sus caderas sintiendo la lengua del chico dentro de ella) t-también t-tu (le susurró)

Raymond le sonrió, separándose un poco de ella, pasando su mano por su estómago, colocándose por debajo del pantalón que ella aún traía. La mujer mordió una de sus manos para acallar sus gemidos mientras apretaba sus piernas en las caderas del moreno.

- Raymond: déjame oírte (pidió quitando su mano de su boca)

La chica vio con sus ojos vidriosos, antes de gemir al sentirlo mover su mano, presionando su intimidad por encima de su ropa interior, mientras su boca bajaba a uno de sus senos, empezando a chuparlo con suavidad y mordiendo levemente.

- Chiara: Raymond (se quejó con la cabeza hacia atrás)

El hombre sonrió aún besando su pecho, presionando más su mano contra su intimidad, la mujer gimió de nuevo, sintiendo cómo se iba humedeciendo. El moreno se separó con calma, ganándose un quejido por parte de ella. La chica lo miró quitarle su pantalón junto con su ropa interior, mientras él aún seguía vestido de la cintura para abajo, lo que la desconcertó un poco.

Pero así era el. Intenso y desconcertante, era como una tormenta en la que era fácil perderse, y ella ya lo había hecho.

El hombre la besó nuevamente antes de bajar por su cuerpo y acomodar su cara entre sus piernas. La morena le vio sonrojada, seguro que sería una noche larga.

La vio fijamente, sus ojos nublados, su rostro sonrojado y respirando entrecortadamente, no importaba qué edad tuviera o los momentos por lo que hubiese pasado, esa timidez y calidez que ella transmitía parecían imposibles de perder, u lo
Estaban volviendo loco.

Lo estuvo desde el momento en que cayó sobre ella, esa mañana que Max los había asustado, porque desde aquel día ni pudo evitar recordar la sensación de su cuerpo contra el suyo, la suavidad de su piel, la firmeza de su pecho y de sus piernas. Había sido un tiempo agonizante en el que solo podía imaginar cómo seria sentirla de nuevo, ese tiempo en el que le costó admitir que ella le gustaba, mucho más de lo que alguna vez sintió por Jessenia, larga noche, se encargaría de saciarse con cada parte de su cuerpo.

- Chiara: d-deja d-de verme así (pidió)
- Raymond: (sonrió, pasando una de sus manos por sus muslos, apoyando su antebrazo en la rodilla de la mujer, abriendo más sus piernas) ¿como? (Pregunto sonriendo)
- Chiara: (lo miró aún más sonrojada que antes, mientras se mordía una de sus manos) p-por f-favor (pidió)

Raymond sonrió de medio lado, mientras acomodaba su otra mano, pasándola por el estómago de la mujer antes de que se colocara a la otra en su intimidad. Chiara mordió su cuando lo sintió deslizar su dedo por sus labios con lentitud, el moreno no podía evitar sonreír al verla. Con sus dos manos abrió con lentitud sus labios, observando cada reacción de la mujer, y sopló sobre ella.

- Chiara: ¡AH! (Gimió echando la cabeza hacia atrás)
- Raymond: (bajo su cabeza hacia ella, para que sintiera su aliento) hueles bien tan bien (susurró)

Chiara alzó su vista para ver los ojos del hombre entre sus piernas, esa mirada fija en ella, una mirada que nunca antes había visto, como la de un animal a punto de cazar, no hizo otra cosa más que excitarla aún más de lo que ya estaba, esos ojos negros la atraparon por completo.

Chiara abrió los ojos con sorpresa sin poder evitarlo, y se mordió la mano cuando sintió la lengua con lentitud, mordiendo levemente sus pliegues antes de volverla a meter, tratando de entrar lo más profundo que podía.

Chiara se mordió la mano con más fuerza, acallando todos esos sonido que trataban de salir de sus labios, mientras sentía la lengua de Raymond entrar y salir de ella con lentitud. Raymond se detuvo abruptamente, ganándoselo un pequeño quejido por parte de ella.

- Raymond: déjame oírte cariño (pidió entre sus piernas, ella lo vio sonrojada, con los ojos nublados, dejándose llevar por esa mirada, soltó su mano mientras cerraba los ojos) buena chica

Chiara apretó los ojos mientras sus manos se aferraban a las sábanas, dejando escuchar sus suaves gemidos. Reymond le sonrió entre sus piernas, su lengua caliente lamió sus pliegues, antes de chupar su clítoris. Chiara se aferró con fuerza a las sabanas cuando raymond comenzó a chupar de manera rápida, soltándola para después lamer con lentitud y profundidad.

UN AMOR DESPUÉS DEL DOLOR Where stories live. Discover now