CAPÍTULO 46

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El anciano López miró la invitación con calma. Por fin habían podido entregar la invitación luego de darle un vistazo al tobillo de Chiara.

- López: así que Rodrigo (dijo después de unos momentos) ¿quien lo diría?

Chiara y Raymond asintieron con calma.

- López: (suspiro) para mí será un honor ir (dijo con una sonrisa para luego dirigir su mirada hacia Chiara) ¿cómo está Luis?
- Chiara: (se rascó la mejilla algo avergonzada sin mirar al hombre) eh....
- Ray: se separaron (dijo con brusquedad) eso es todo, nos retiramos

Se levantó con calma al igual que Chiara, la mujer algo sonrojada por la forma en la que el moreno había comunicado su separación.

- López: es-esperen (dijo) deben estar cansados (miró a Chiara) sería un honor si nos permiten darles alojamiento por esta noche
- Chiara: (giró su mirada hacia ray, que dio un asentimiento con la cabeza) seria un placer para nosotros

El anciano asintió con calma, para luego llamar a jun y pedir que les prepararan una habitación para dormir, luego de que desaparecieron de su vista, soltó un audible suspiro. ¿Así que que Luis se habría separado? Negó con la cabeza, ese niño, a sus ojos, había cometido una gran equivocación al dejar escapar a esa mujer.

(•••)

Jonatan miró con frialdad a Giorgio, maza lo lejos con sus amigos, estaban arreglando lo que quedaba en la casa destruido y el líder de la familia Di Santis había llegado de improviso exigiendo llevarse a Max para ser probado frente a los ancianos de la familia.

- Giorgio: Luis ha dado autorización
- Jonatan: (no se inmutó ante esa afirmación) Chiara me lo encargó personalmente (espetó) si quiere algo, deberá esperar a que ella regrese de su misión
- Giorgio: (le miró molesto. No recordaba lo sobre protector que solía comportarse sus compañeros de equipo con ella) entonces así será (dijo con frialdad)
- Jonatan: (suspiro quedamente cuando lo vio marchar y luego dirigió su mirada hacia los niños) HORA DE IRNOS CHICOS (les gritó)

Los niños gritaron en respuesta y recogiendo las cosas, corrieron hacia el.

(•••)

Chiara miró a Raymond, dudando entre entregarle la taza de té o no.

Ray: ¿qué pasa? (Pregunto, al verla mirándolo)
- Chiara: (jugó con sus dedos índices mientras bajaba la mirada sonrojada) ¿cómo está su espalda?

El moreno se encogió de hombros, haciéndola sentir avergonzada. La había cargado un tramo muy largo, y ella no pesaba lo que una pluma. Se sonrojó de sobremanera una vez más antes de dirigir su mirada hacia el. Raymond pudo ver la vergüenza en su mirada.

- Chiara: ¿me permite ayudarlo con ella?
- Raymond: le dio una mirada de duda y la miró fijamente, antes de soltar un suspiro y asentir con la cabeza. Lo admitiera o no, la espalda le dolía bastante) ¿que hago?
- Chiara: (se sonrojó aún más) quítese el poloche, el chaleco y recuéstese boca abajo sobre la colcha por favor

El moreno asintió, haciendo lo que le pedía la mujer, Chiara dio un largo suspiro para tratar de darse valor necesario, ella fue la que empezó con eso, así que ahora debía terminarlo, con pasos lentos, llegó al lado de Ray, y empezó a hacer presiones certeras en los lugares que más estaba afectado por su peso durante esos minutos.

- Raymond: mmmm

El moreno gimió con algo de placer sin proponérselo, los puntos en los que la mujer estaba presionando se sentían tan bien, sonrió algo más confiada y continuó con su tarea, ganándose más gemidos quedos por parte del Ayala.

- jun: ¡LO SABÍA! (Gritó entrando de pronto al cuarto) ¡ENGAÑAS A LUIS....! ¿Eh?

Las palabras en su boca se fueron de improvisto al ver que la mujer solo estaba presionando con sus dedos la espalda de Raymond, el mismo que ni siquiera había alzado su mirada a pesar de escucharlo entrar.

Pero desde afuera de la puerta se escucha más tan claro que estaban haciendo otra cosa, se dijo a sí mismo el chico que solo atino a ponerse rojo.

- Chiara: ¿pasa algo jun?
- jun: (negó con la cabeza totalmente sonrojado) eh... solo.... (se rascó la nuca) su habitación ya está preparada

Chiara le sonrió, abriendo la boca para decirle gracias pero...

- Ray: ella se quedará aquí (dijo aún sin levantar la mirada) solo hace falta otra colcha

La mujer cerró la boca y su mirada se dirigió a Raymond, que aún los ignoraba.

- jun: eso no es correcto (dijo molesto)
- Raymond: no podemos arriesgarnos a que alguien entre corriendo y gritando de cosas a su habitación sin razón aparente (dijo aún sin verlo) solo falta la colcha

Jun se sonrojó y con un bufido de molestia salió de la habitación.

(•••)

Jessenia estaba dormida, por lo que él tenía el tiempo de ver ese álbum sin ganarse una mirada de molestia por parte de ella.

El hablar con más había removido en el más cosas de las que quiera, y no pudo evitar recordar todas esas cosas que había vivido con Chiara. Dio un largo suspiro, obligándose a dejar el álbum a un lado para luego subir las escaleras.

Jessenia era su presente, no debía dejarse manejar por las cosas del pasado.

(•••)

Lo escucho gemir nuevamente y removerse en la colcha.

Suspiro con calma y me vio mientras se levantaba, jalando su colcha para dejarla al lado de la de el.

Se le quedó observando fijamente una vez que llegó a su lado, Raymond era un hombre muy apuesto y muy maduro, había tenido que madurar de manera brusca, lo que le había generado ese carácter tan frío que tenía, pero no era una mala persona, sino todo lo contrario.

Se preguntó a sí misma que era lo que había pasado para que decidiera regresar a la ciudad, y porque había dejado atrás su venganza. Su mano viajó a su mejilla y la acarició por unos segundos, pensando en su él hombre algún día confiaría lo suficientemente en ella como para confiarle sus secretos.

Dio un suspiro quedó, antes de que acostarse junto a él y abrazarlo, sintiendo como la abrazaba hacia él con fuerza, y poco a poco dejaba de removerse. Él había sido un gran apoyo con ella y Max, así que si él menos podía ayudarlo con las pesadillas, era lo mínimo que podía hacer con el.

Soltó un suspiro contra su pecho, mientras relajaba y comenzaba a quedarse dormida, a diferencia de Luis, Raymond se sentía tan cálido.

UN AMOR DESPUÉS DEL DOLOR Where stories live. Discover now