Capítulo 2. Nevermind

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—Hay basura por allá— avisa Harry apuntando con su dedo, mientras sonríe burlón. Louis lo mira fulminante, y se acerca a recoger el desecho.

—¿Qué te parece si mueves tu trasero y me ayudas?

—No lo creo— se recuesta en el pasto sobre su espalda y cierra los ojos, no por el sol, ya que éste no representa un problema (es casi media noche), más bien, para resaltar el hecho de que esta relajándose.

La primera hora que estuvieron ahí, no fue dedicada a nada más que miradas. Se miraban con la intención de intimidarse o esperando que el otro comenzara a limpiar.

Y esto último fue lo que ocurrió, Louis, al notar la hora y el poco avance que habían logrado, comenzó a guardar latas y vasos vacíos, creyendo que el rizado seguiría sus pasos, que quizá podrían terminar a una hora razonable y así podría mantener en pie sus planes con Eleanor.

Obviamente no fue así. Harry se dedicó a mirar como el castaño limpiaba e iba de un lado a otro. Y es la rutina que han mantenido hasta ahora.

—¡No haré todo yo!— grita furioso al notar la comodidad de su compañero.

Harry eleva su cuerpo, apoyándose en sus codos —¿Entonces quién lo hará?— sonríe y se recuesta de nuevo.

Pasados unos minutos, su tranquilidad se esfuma por completo. Un líquido frío y espumoso cae de golpe sobre su rostro, al sentir la humedad, se levanta por acto reflejo, y así, la cerveza que el castaño está derramando sobre sus rizos desciende por su cuello, por debajo de su camiseta, hasta quedar completamente empapado.

—Maldita sea— susurra al notar su traje de juego y su rostro cubiertos por aquel maloliente líquido.

Y su última gota de paciencia lo abandona, al sentir la lata golpeando su cabeza.

—¿Qué te crees, idiota?— siente la adrenalina recorriendo sus venas. Esa adrenalina que es palpable al estar enfadados. Levanta su cuerpo y encara a su oponente.

—Lo siento, creí que tal vez te habías desmayado— hace un puchero fingido y una sonrisa cínica se dibuja en su rostro.

Harry se acerca con intenciones de golpearlo, pero algo se lo impide. Algo dentro de él, que le dice, "no vale la pena".

—Escúchame— lo toma por los hombros y habla entre dientes —No voy a soportar tus estupideces y pataletas de niño berrinchudo ¿vale?

—No son pataletas ni berrinches— su voz suena relativamente más tranquila, y en comparación a la del menor se nota incluso suave —Ambos recibimos el castigo, y yo soy quien va de un lado a otro como estúpido limpiando todo, mientras tú no mueves un dedo.

Se miran a los ojos. El verde jade irradiando enojo, porque sabe que Louis está en lo cierto, pero por supuesto que no lo diría. Mientras que el zafiro refleja su sonrisa victoriosa y prepotente.

Así que, sin más, suelta el pequeño cuerpo de Louis, gira sobre sus talones y encamina su paso hacia la salida.

—¿A dónde vas?— escucha la voz del mayor —¡Harry, vuelve aquí!— suena molesto, pero el rizado lo ignora y sale del campo, dejando al castaño con toda la labor encima, aparte de furioso y cansado.

Y aunque es consciente de las consecuencias que eso podría traer, no le importa irse, en lo absoluto.

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—¿Cómo te fue en la prueba?— pregunta Harry a su rubio amigo, recordando de pronto, la conversación que han tenido el viernes pasado.

—Bien, aunque me habría ido mejor si no fueras tan... Como eres, pero bien, gracias— reprocha al rizado, ya que no le ha querido pasar todas las repuestas, con suerte y le ayudó en dos, durante los minutos en que el señor Hoongs se dedicaba a borrar la pizarra, después de eso, Niall alcanzó a ver desde su asiento otras cinco respuestas. Lamentablemente, la prueba no constó de siete preguntas.

Locked In [larry stylinson]Where stories live. Discover now