Capítulo 52. Bedroom.

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Louis pasa los dedos por las sábanas de su cama, antes de sentarse en ella. Mira al rizado, quien se quita la corbata apenas cruzan el umbral de la puerta, y la lanza a su propia cama; después, desabrocha su camisa, mientras camina hacia el armario.

—Niall ha usado tu cama, o antigua cama, a veces se queda aquí— dice el rizado, mientras busca ropa cómoda que ponerse.

—Oh— al fin sabe quién es el extraño que ha estado ahí —¿Por qué?

Harry se encoge de hombros —Supongo que ambos nos aburrimos estando solos... Uno pensaría que ya deberíamos estar acostumbrados.

—Nadie se acostumbra a estar solo— contradice.

—Creo que no— responde en un murmuro.

—Espero que sepas que volveré— dice de golpe, y sin saber porqué de repente tuvo la necesidad de aclararlo.

Harry se apresura a mirarlo —¿Al equipo?

—Si— asiente —El próximo semestre, volveré a hacer el cambio de tipo de beca, aunque seguramente será el último que me permitan en el colegio, ya son demasiados, pero... Si, volveré.

Harry sonríe —Aunque no me creas, a veces extraño tenerte aquí.

—Te creo, soy una persona muy amigable— bromea y se recuesta en el colchón.

El rizado camina hasta su propia cama y se deja caer en ella, ya cambiado, y asiente con la cabeza —Por supuesto— le da por su lado —Supe que te está yendo bien en el colegio.

Louis asiente orgulloso —Si... Pero es una molestia, tengo que estudiar el doble y siento que Eleanor está llegando a su límite de paciencia, como sea, necesito su ayuda.

—Me alegro por ti— dice con sinceridad, y sonríe, débil.

Pasan un rato en silencio, lo suficiente para que Harry se quede dormido. Louis lo mira desde su lugar, y sonríe para sí mismo —También te extraño— articula a la distancia, susurrando, aunque sabe que de todas formas el rizado ya no lo escucha. Pero lo dijo, y eso le da cierta satisfacción. Así que cierra los ojos, tranquilo, y duerme hasta el día siguiente.

No sabe cómo terminó en un restaurante, sentado junto a un nervioso Harry que no deja de morder sus uñas y mirar al reloj. Frente a ellos se encuentra un hombre de no más de cuarenta años, vistiendo un elegante traje y que revisa sin parar los documentos que hay en la mesa, solamente para matar el tiempo y no apresurar al rizado, Louis lo sabe porque lo ha visto revisar todos los papeles al menos tres veces, y nota como de vez en cuando eleva la mirada para asegurarse de que el mayor de los Styles no ha llegado aún, antes de dar otro vistazo a todos los documentos.

—Apenas van quince minutos— intenta tranquilizar el mayor, sin éxito.

—No contesta mis llamadas, Louis, eso siempre es un mal comienzo.

—Tenemos tiempo— asegura el abogado, de nombre Cyrus, con una sonrisa amable, y Harry solamente asiente con la cabeza.

Pasan diez minutos más, antes de que el hombre finalmente llegue.

—Hola— saluda con simpleza, y se sienta en la única silla libre de la mesa, junto a Cyrus —¿Ya ordenaron?

Louis, respondiendo a un mero impulso, toma la mano de Harry por debajo de la mesa, entrelazando sus dedos y dándole un leve apretón; porque pudo notar como el rizado se tensaba con molestia ante las palabras de su padre. Louis ya está cansado, sólo quiere que Harry pueda sentirse tranquilo por un momento, y por alguna razón, unir sus manos le pareció la opción más viable. No se equivoca, al parecer, ya que Harry simplemente lo mira de reojo, sorprendido, y Louis evita su mirada porque en realidad no sabe cómo devolverla.

Locked In [larry stylinson]Where stories live. Discover now