Capítulo 71. Alone in the road.

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Harry siempre supo ocultar lo que siente. Quizás fue cuando su padre le gritaba por no haber dominado el francés para cuando cumplió nueve, o quizás fue cuando su madre no pudo aparecerse durante tres cumpleaños seguidos; no lo sabe, pero en algún punto del camino todo lo que pudo hacer fue decir "¿qué más da?" Y dejar que el mundo se cayera a pedazos.

Tiene una revista. Una revista que narra la biografía de su madre a modo de homenaje. Y para él eso duele cada vez, por eso la mantiene detrás de la cama, porque ver la portada le da ganas de llorar.

Se encuentra pensando en eso. En todas las navidades que prefirió irse a cualquier otro lado antes que estar con su madre. En esas veces que le colgó el teléfono. Se arrepiente, pero siempre se dice que podría ser peor.

Louis entra a la habitación, y le sonríe por un segundo, antes de que el rizado aparte la vista.

El silencio que hay entre ambos chicos es casi aterrador. El sonido de sus teléfonos es lo único que llena el vacío, durante horas y horas.

"Este domingo tienes que ir al médico".

Rueda los ojos ante el mensaje de Niall, sonriendo levemente.

Bla bla.

"Harry, no seas infantil. Esto es bueno, es para saber si tu rodilla ya mejoró".

Seguramente si. Igual aún no puedo jugar.

"Bla bla".

Púdrete.

Niall siempre está ahí. Es la única persona en la vida del rizado, pero eso no resulta un problema cuando es suficiente, cuando Niall está alrededor todo el tiempo, sin llegar a fastidiar, ¿cómo podría, de todas formas?

Lo primero que hace al recogerlo, el lunes siguiente, es preguntar si tomó sus medicinas. Y el rizado afirma.

—Siempre, Ni, nadie quiere más que yo curarse y volver a vivir con normalidad, estoy harto de esto.

—Ya lo sé— rueda los ojos —Ya no te quejes, sólo concéntrate en curarte.

—Eso nunca ha curado nada.

—Pues últimamente he estado muy interesado en el poder de la mente y cosas espirituales, así que creo que puede funcionar.

Ríe, con ternura, y asiente —Ni, ¿por qué siempre andas metido en cosas raras?

Lo mira, fingiendo estar ofendido —No son cosas raras, cavernícola, es sólo que me gusta intentar cosas nuevas— encoge sus hombros —Ninguna me interesa lo suficiente para adaptarla permanentemente.

—Está bien— sonríe —¿Quién soy yo para juzgarte?— se echa hacia atrás en su asiento, intentando mantener una postura correcta para no lastimarse más las costillas.

Aunque definitivamente llega un momento en el día en el que se reclama mentalmente por haber decidido volver al colegio, pues simplemente siente que a cada paso que da más dolor se instala en su cuerpo. Es molesto, pues aunque la mayoría de sus clases son en un primer piso, moverse de un salón a otro implica dar largas caminatas con la mochila en su hombro, que su cuerpo apenas soporta, ya que no se supone que cargue objetos de esa forma.

Cuando vuelve al dormitorio, se recuesta apenas entra, y se queda dormido no mucho tiempo después.

Claro que no puede dormir por más de dos horas, pues apenas llegan los demás jugadores el lugar se llena de gritos y risas. Sin entender qué pasa, se levanta, intentando captar algo de lo que dicen en los pasillos.

Locked In [larry stylinson]Where stories live. Discover now