Capítulo 96. Angels going to hell.

260 27 0
                                    

—¿Michael?— llama, pero el bullicio de la gente dejando el campo aún no se silencia, y aún si el chico estuviese cerca, posiblemente no podría escucharlo.

Su teléfono suena en su bolsillo, tratándose de Harry, y toma la llamada.

¿Dónde fuiste?

—Tengo asuntos que arreglar con Michael— dice, sin dejar de mirar al rededor —¿Te veo en el auto?

No creo, iré por pizza con Niall, avísame cuando estés listo para irnos.

—Aguarda, yo quiero pizza.

Niall se está poniendo de malhumor, Lou, tenemos que ir ya.

—De acuerdo— ríe ligeramente —Guárdame algo, nos vemos en un rato.

Seguro... No sé que pretendas, pero por favor, no seas muy malo con Michael.

—Nos vemos— termina la llamada.

Busca entre la multitud, pero no logra encontrarlo por ningún lado. Entonces sigue a la muchedumbre, y esta lo lleva hasta el exterior del campo, donde comienza el estacionamiento; por supuesto, Michael está ahí, recargado contra un automóvil de apariencia llamativa, fumando con la mirada perdida.

—¿Todo bien?— se recarga junto a él.

El chico se sobresalta ligeramente, pero no demuestra su sorpresa, y asiente con la cabeza —De maravilla— le ofrece un cigarrillo, y Louis lo toma.

—Para ser el chico que acaba de recibir no una, sino dos propuestas de universidades, no pareces estar feliz— coloca el cigarro entre sus labios.

Ríe irónicamente, coloca el mechero encendido frente al castaño —Eso es porque no estoy feliz.

Frunce el ceño con confusión —¿Por qué no? Acaba de pasarte lo que cualquiera de nosotros soñaría tener.

Suspira profundamente —Jugar fútbol no es lo que quiero en la vida.

La mirada confundida de Louis no hace más que agravarse —¿Cómo que no?

Encoge sus hombros —Hago esto por hobbie, para competir, porque me gusta tener algo que hacer en las tardes, no porque planee dedicarme a taclear mastodontes el resto de mi vida.

—Pero... eres bueno— suena perplejo —Eres tan bueno en esto que obtuviste dos ofertas diferentes en una sola noche— toma una calada —Es decir... no puedes tener ese talento y desperdiciarlo.

—¿No?— eleva una ceja —Entonces, sólo porque soy bueno en algo, ¿significa que estoy forzado a dedicarme a ello?

—Es que si eres bueno debería gustarte.

—Me gusta— afirma —Pero no me veo en diez años jugando fútbol, no es eso lo que quiero para mi futuro.

—¿Pero por qué no? Si hay algo que te gusta y en lo que eres bueno, ¿por qué desperdiciarlo?

Encoge sus hombros —Yo no elegí ser bueno— Louis lo mira con ambas cejas elevadas —No, no lo digo de esa forma— apresura a corregir.

—¿Entonces de qué forma?

—No me refiero a que nací siendo bueno y estoy condenado y... me refiero a que desde que era niño mi padre pagaba para que recibiera el mejor entrenamiento en su deporte favorito, yo nunca pude elegir lo que yo quería hacer.

Locked In [larry stylinson]Where stories live. Discover now