Capítulo 15. Love in the gamefield.

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Para desgracia de Louis, las clases en su colegio se han reanudado. Las investigaciones ya no requerían el colegio vacío; y él faltaría, de verdad quisiera apagar su alarma y envolverse en las sabanas hasta que el clima no le congele los pies a penas salga de la cama, pero no puede simplemente tentar su suerte y poner en juego sus notas, más de lo que ya ha hecho. Así que se obliga a salir de la cama y tomar una ducha.

Fue una mañana realmente normal. Al despertar, Harry ya no estaba en la habitación, así que pudo estar en la bañera sin inconveniente alguno.

Hoy presentaría el examen que debió presentar el lunes, pero que tuvieron que posponer debido a la suspensión de clases, y Louis no está muy seguro de recordarlo todo, pero está seguro de que lo logrará.

Su novia lo encuentra en cuanto entra al instituto, y se saludan con un beso casto, antes de dirigirse a sus respectivas clases.

—¿Leíste el libro?— pregunta Zayn al castaño apenas este ingresa al aula, sin apartar la vista de su cuaderno, ya que se encuentra realizando un dibujo.

—Por supuesto, justo antes de ser nombrado alumno ejemplar— dice con sarcasmo y se acerca a su amigo —Harry me ayudó un poco, espero aún recordarlo, ¿tú lo leíste?

—Es un buen libro— comenta cortamente, demasiado concentrado para prestarle atención a su amigo.

—¿Qué es eso?— pregunta mientras lanza su mochila junto a la silla más cercana que encuentra —¿Un castillo?

—Aja— frunce el ceño y coloca la lengua entre sus dientes, observando el diseño y agregándole detalles necesarios.

—¿Por qué?— pregunta el castaño —¿Qué es? Me parece familiar— ladea la cabeza, intentando ver el dibujo de manera correcta (pues desde su posición lo ve al revés).

—Es Hogwarts, genio— dice con un bufido, mientras sigue concentrado en su diseño.

—¡Claro!— frunce el ceño de nuevo —¿Por qué dibujas eso?

El morocho se encoge de hombros —Estaba aburrido y se me ocurrió dibujarlo... Quizás después haga el castillo de Disney ¿eh?

—¿Por qué?— insiste.

—Porque me da la gana, cállate— responde sin mirarlo, irritado.

—Que carácter el tuyo— reprocha; y antes de que cualquiera llegue a decir algo más, el profesor entra con una gran cantidad de hojas en su mano.

El hombre explica que, al tratarse de un libro más corto, este examen constará únicamente de 30 preguntas, y no de 100. El castaño no puede decidir si eso le quita, o le agrega presión a su cerebro.

Después de una hora y media resolviendo ese examen (que, por cierto, Louis no tuvo demasiado problemas en ello) fue a clase de Francés, sin alguno de sus amigos.

Para él, aprender francés ha sido lo más difícil que haya tenido que hacer en la vida. Aquel partido, cuando lesionó su tobillo y sentía que debía seguir jugando para no decepcionar a nadie, ni siquiera entonces había hecho tanto esfuerzo como lo hace con el francés.

Es decir, escribirlo y leerlo puede ser lo más sencillo del mundo; pero cuando llega el momento en que debe hablar o escuchar el idioma, no tiene idea de ciertas cosas como la diferencia entre la pronunciación de "años" y "uno" (él jura estar diciéndolo bien, pero su profesora insiste en decirle que lo que dice no tendría sentido alguno si estuviesen en Francia); y le frustra tanto que termina por sentarse y fruncir el ceño, cruzando los brazos con un berrinche que termina en "ni que quisiera ir a Francia", mandando los exámenes orales a la mierda y, por lo tanto, reprobándolos.

Locked In [larry stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora