Capítulo 23. Quiter.

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"Buen uso de lingüística y romanticismo, pero poco concreto y bastante vago" es la anotación que el profesor de Literatura hizo junto a la última pregunta de su examen sobre La historia de O. Louis sabe que eso es cierto, ya que ni siquiera sabe como termina ese libro, así que no se esperaba ese 2/4, pero sí que lo agradece.

Termina con una calificación de 90 puntos, lo cual es una preocupación menos sobre sus hombros.

Pero bufa cuando ve al profesor haciendo anotaciones sobre la pizarra, ¿acaso ese hombre no se cansa de hacerles leer montones de libros?

Esta vez se trata de un libro no tan clásico, pero igualmente interesante, Noche de viernes. Y el examen se realizará el lunes de la última semana de clases. Será el último castigo antes de la libertad.

El mayor no está seguro de querer pedirle a Harry ayuda con eso. Porque no quiere que las cosas terminen como lo hicieron la última vez. ¿Harry aceptará ayudarlo aunque no se siente en él? O quizás (improbablemente), ni siquiera resulte incómodo.

Por ahora, debe entrenar. Y Louis agradece que la profesora de ética le haya puesto un castigo después de clases y con ello le haya dado una razón para faltar al entrenamiento ("¿no se supone que con cinco castigos, quedabas expulsado?" Se pregunta el castaño, cada vez que es castigado).

Y al día siguiente, agradece que una lluvia torrencial les impide iniciar con el entrenamiento.

Sólo un mes más. Se motiva de vez en cuando. Un mes, y las vacaciones de Navidad habrán llegado.

¿Qué otra cosa se supone que haga, si cada día siente menos ganas de vivir como lo ha estado haciendo? Está cansado de la rutina que ha seguido, y solamente quiere ir a casa a envolverse en las mantas y tomar chocolate caliente con sus hermanas mientras ven películas en pijama aún después de haberse duchado.

Eleanor suele visitarlo en esas fechas. Lleva bolsas de dulces para las niñas, y Louis siempre roba un poco de cada bolsa.

Está bastante seguro de que no hay época mejor que esta. Claro, cuando las clases hayan terminado.

Mientras tanto, debe seguir yendo al colegio, para después entrenar, y finalmente llegar al edificio de los deportistas.

Entonces, no es que él no conozca el significado de "puntualidad" o que no sepa cuando morderse la lengua; es solo que constantemente busca una variación en su día a día, y la única forma que se le ocurre es discutiendo con quien sea, por el motivo que sea.

El jueves es cuando finalmente acude a un entrenamiento del equipo. Shan le da una larga plática sobre porqué es importante que se presente a entrenar, y porqué no le permitirá tanta irresponsabilidad.

—¡Estaba castigado!— se defiende, pero Shan se limita a encogerse de hombros en señal de "me da lo mismo".

Quizás debería comenzar a procurar no ser castigado. Es una pena que la vida de un deportista en la escuela no sea como en las películas de adolescentes, donde la estrella de fútbol puede hacer lo que le venga en gana; y donde el entrenador solamente se preocupa de ganar, y no de las razones por las que el deportista falta a los entrenamientos. Aunque, aún en ese universo paralelo, seguramente Louis se las arreglaría para meterse en problemas.

Ahora que lo piensa, no ha hablado mucho con Harry en la semana. Llega al edificio, y lo saluda como a cualquier persona, y Harry le responde como a cualquier persona, con un simple asentimiento de cabeza. Y a veces siente extraño que todo se tan banal entre ellos (porque, últimamente solo conocen dos límites: "te odio hijo de puta" o el límite en el que no hay palabras, pero sí hay uso de los labios). Entonces usualmente ambos se quedan en silencio, ocupándose de sus propios asuntos. A veces, por el rabillo del ojo, lo ve sonreír: a veces sonríe con él, a veces rueda los ojos... casi siempre rueda los ojos.

Locked In [larry stylinson]Where stories live. Discover now