Sorry

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//Narra Joe//

Cuando dejé a Nick en la puerta de la Privada, me quedé un rato rondando cerca, esperando hasta que entrara, ya que me había pasado antes de dejarlo y que él terminara fungándose. En cierto modo, lo entendía. Como hermano mayor, comprendía lo difícil que era volver a integrarse a un ambiente que ya nos parecía totalmente extraño. Habíamos dedicado tanto tiempo a la banda, habíamos sacrificado tanta vida personal, que lo que antes nos era de lo más normal, ahora se nos hacía nuevo y desconocido. Y, como es natural, existía un miedo latente a aquello que nos sabía a ajeno.

Mi espera no fue demasiado extensa, Nick no demoró más de un minuto en perderse de vista dentro de la Privada. Suspiré aliviado, y continué mi camino, mientras nuevas preocupaciones se me venían a la mente. Mis pies me conducían hacia “Pink Girls” mientras mi mente divagaba entre los recuerdos de la noche anterior. Lo que había ocurrido me parecía tan imposible que por ratos me detuve en

medio de la acera a preguntarme qué tan bien estaba mi estado mental. Tal vez, como ya no había mucha “acción” en mi vida, yo necesitaba darle mi “toque personal” y por eso inventaba historias increíbles. Negué con la cabeza al condiserar esa opción: No estaba tan mal, para llegar a esos extremos.

A paso lento y con la cabeza gacha, volví a avanzar. En cierto modo, me costaba caminar, ya que había otro asunto que me atormentaba, incluso más que el asalto, que, gracias a Dios, había terminado bien. La discusión con Amanda había sido un error. ¿En qué pensaba cuando le grité? ¿Por qué me había dejado llevar por mis instintos de esa manera, sin si quiera considerar sus sentimientos? Es cierto que lamentaba más que nada el ya no poder cantar nuestras canciones, y, aunque intentaba negarlo con todas mis fuerzas, mis razonamientos egoístas siempre sindicaban a Kevin como el gran responsable. Él, por su invalidez, abandonó la banda, por su culpa estoy trabajando en “Pink Girls”, por su culpa ayer casi nos matan… Aunque Nick también tenía culpa en esto, para mí había sido Kevin quien me quitó la oportunidad de hacer lo que más amo. ¡Fue él quien dejó la banda como si eso fuera cosa de todos los días! ¡Fue él el que egoístamente jamás pensó en Nick y en mí cuando se decidió a mandar al demonio todos nuestros esfuerzos en Jonas Brothers! … Fue él el único culpable…

Me detuve una vez más. A pesar de todo, sin importar si lo que pasaba por mi mente era cierto o no, yo debía comerme mi rabia, mi impotencia y frustración, ya que Kevin también estaba sufriendo con todo esto. Era ahí cuando pensaba que yo al menos aún podía caminar, correr, bailar. Yo todavía era capaz de valerme por mí mismo, y eso debería ser suficiente. Aunque mi sueño, aquel por el que tanto luché, aquel anhelo que cobijaba desde la niñez, esté siendo destruido frente a mis ojos, debo asumirlo sin chistar. La vida NO es justa por mucho que nos gustaría que así fuera.

Sin notarlo, ya estaba caminando otra vez. Divagé durante todo el trayecto sobre la discusión de anoche, y siempre, contra mis deseos, llegaba a la misma conclusión: Había sido mi culpa, ya que me sobrepasé mucho más de lo debido, y era yo quien debía disculparse. No me molestaba hacerlo, porque era más fácil y más agradable que la relación con Amanda fuera tan fluida y sincera como siempre… y he ahí otro problema: Sinceridad. Yo no estaría siendo completamente franco cuando pidiera disculpas. Aunque quisiera negarlo, todavía, muy dentro, Kevin era el gran responsable.

La decisión estaba tomada cuando llegué al Centro Comercial, pero, mientras subía por las escaleras mecánicas hacia “Pink Girls”, mi determinación se iba diluyendo irremediablemente. En el momento en que, a través de la puerta de la tienda, vi a Amanda detrás del mostrador, las rodillas me temblaron y las fuerzas me abandonaron. ¿Por qué diablos me ponía tan nervioso? Es verdad que mentir no se me da muy bien, pero esta reacción ya se me hace exagerada. Tomé una bocanada de aire y di el paso decisivo.

Another Day in the ParadiseOù les histoires vivent. Découvrez maintenant