Decisiones

299 4 0
                                    

//Narra Joe//

Me estaba matando su actitud. Nick hacía como que nada hubiera ocurrido, trato de entenderlo, pero de verdad no puedo. Me crispa los nervios cada palabra que dice, pues para él parecen no tener importancia. Quiere simpatizarme siendo condescendiente, pero no le funciona, de verdad me exaspera que para él su pelea no haya tenido mayores consecuencias.

No lo soporté mal, y simplemente hablé. Sé que me faltó tacto, ¿y acaso el lo tuvo? Aunque no sabía nada… tiene toda la culpa. Quisiera perdonarlo, pero la sola idea de imaginarme a Kev postrado para siempre en una cama, sin poder volver a caminar, me destroza el corazón.

* ¿Quién más lo sabe?- me preguntó Nick, parándose a mi lado.

* Sólo papá y yo.- respondí, con la cabeza gacha- Y no te corresponde a ti correr la voz.- agregué, pensando lo peor de Nick.

Quería controlarme, pero no podía. Las palabras se me escapaban solas, guiadas por este rencor que me consume. Ni siquiera alcanzaba a pensarlas, de un momento a otro me escuchaba decírselas. Sé que le hago daño, y no es con intención… sin embargo, la rabia es más grande que el amor de hermano que le guardo a Nick.

//Narra Nick//

Joe me dejó con la palabra en la boca y se entró a la casa, dando un fuerte portazo; quería pedirle perdón, no sé, de alguna forma devolverle a Kev la capacidad de caminar, pero no puedo. Si pudiera darle mis piernas, y yo quedarme con las suyas, ¿creen que no lo haría?

Con estas ideas recorrí la ciudad, arrastrando los pies como ya se me ha hecho costumbre, y mirando el suelo en busca de un agujero en el cual esconderme y enterrarme para siempre, y así no dañar más a la gente. Me sentía como un arma de destrucción masiva, una bomba que se detona cuando siente ira, y que cuando explota, destruye todo a su paso… Soy una basura.

Olvidé por completo todos los planes que tenía. Ir a recoger mi ropa a la casa de Annie, los helados con Cathy, todo eso me parecía demasiado normal para mí; de pronto era como si yo no pudiera realizar esas simples actividades, pues hasta haciendo eso podría matar a alguien.

Me miré las manos y apreté los puños. Era un desgraciado, un loco desquiciado que casi mata a su hermano por culpa de una mujer… una mujer que desgraciadamente aún amo. Crucé el puente del que quise tirarme unas noches atrás; me detuve a mirar el río, pero ya no pensé en saltar. Debía asumir mis errores y pagar mis culpas. Si hay un castigo, es mi deber el asumirlo.

//Narra Kevin//

No podía ni siquiera mantenerme en pie. Me acomodé como pude en el suelo junto a mi cama, y observé mis piernas que no me respondían. Mis ojos se humedecieron: No podría caminar de nuevo.

Estuve horas arrumbado ahí, pensando en miles de cosas que ya no podría hacer. Correr por la calle, moverme como un loco movido por la pasión mientras toco guitarra, caminar, hasta ponerme de pie sin ayuda de muletas se había vuelto imposible de pronto. Estaba limitado a lo que una silla de ruedas me ofreciera… y eso me parecía la peor condena.

Una enfermera llegó de pronto con la comida en una bandeja. Se alarmó al verme en ese estado. Finalmente, con la ayuda de unos paramédicos, me recostaron en la cama otra vez. Me sentía inútil, como una carga que ni yo soy capaz de levantar. ¿Una cama o una silla serían mis compañeras de ahora en adelante?

Estaba meditando eso con los ojos empañados por la tristeza y la impotencia, cuando la puerta se abrió otra vez. No era mi familia ni la enfermera, sino la persona a la que más amaba y a la que, hasta hace unas horas, deseaba tanto ver.

* Hola.- me saludó Amanda, sentándose a mi lado.

Su voz llegó a mis oídos como un coro de ángeles que me acarició y me elevó al cielo, en una libertad absoluta y con una paz interior que me era escasa.

* Quería verte antes, pero creí que tu familia tenía más derecho.- me explicó, sonrojada.

* ¿Estás aquí a pesar de todo?- le pregunté, dudoso.

* Estos días sin ti, sin la seguridad si volvería a verte con vida me hicieron comprobar cuanto te amo, Kev…- confesó, provocando que mi corazón saltara como un loco. Me ama… aún me ama- Eres mi novio, y siento tanto amor por ti que no me importa lo que haya sucedido… Yo quiero estar contigo… Sé que lo que pasó fue un error…-

La amo y ella a mí. Su corazón es tan grande que alcanza a perdonarme mi más grande error. Amanda, mi preciosa, te mereces el cielo y más… Te mereces todo lo que no puedo darte.

Mi corazón dejó de latir por amor y una pena negra me embargó. Un balde de agua fría me cayó encima y se llevó toda mi felicidad. Amanda merecía a un príncipe azul, no a un inválido a su lado. Yo no podría darle lo que necesita, y ella no sabe en qué condición me encuentro, tal vez por eso dice que quiere volver conmigo.

Contra mi voluntad, negando todos mis sentimientos hacia ella, con las lágrimas a punto de comenzar a caer, le dije las palabras que nunca hubiera querido decirle. Mi corazón se apretó mientras hablé.

* No fue un error.- mentí, poniendo las fuerzas que no tenía en tratar de sonar seguro- Lo siento, Amanda, pero fui yo el que besó a Lucy… Yo la amo a ella… no a ti…-

Another Day in the ParadiseWhere stories live. Discover now