En Casa

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//Narra Joe//

Con cuidado cerré la puerta tras de mí. Todo en la sala estaba sumido en una oscuridad absoluta y el silencio que se cernía en el lugar pedía a gritos no ser interrumpido. [¡Gran metáfora! ¬¬] Era demasiado tarde para que mis padres o mis hermanos estuvieran esperándome despiertos. Además, yo había ocultado por todos los medios posibles que mi lugar de trabajo era “Pink Girls”, de modo que ellos no podían tener idea que me estaban asaltando… Aunque los periodistas que estaban fuera del Centro Comercial bien podían haber “delatado”.

Dejé la cabeza de conejo apoyada sobre la mesita que había al lado de la puerta de entrada, que era una de las pocas cosas cuyo perfil pude distinguir en medio de la oscuridad. Palpeé la pared en busca del interruptor de luz, pero no conseguía hallarlo. Pasé más de un minuto buscándolo, hasta que por fin la luz de la habitación se encendió. Sin embargo, no fui yo el responsable.

* ¡Lindas horas para llegar a casa son éstas!- dijo Nick, observándome desde su posición en el sofá. Tenía el entrecejo fruncido, y en su mirada resplandecía un destello de autoridad- Te vimos en la televisión hace más de dos horas. Deberías haber llegado hace bastante rato a casa.-

* Nick, el día recién está comenzando. Me parece que es lo bastante temprano.- respondí a mi vez, avanzando hasta estar lo suficientemente cerca de él, y, agotado, me dejé caer sobre el sofá frente a mi hermano.

Lo que acababa de decir era cierto, mi reloj de pulsera apenas marcaba la medianoche. En teoría, era demasiado temprano.

* ¿Por qué no nos dijiste que trabajabas en “Pink Girls”?- preguntó una voz a mi espalda. No necesité voltearme para saber a quién pertenecía. De modo que fue Kevin quien encendió la luz.

El sonido de las ruedas de su silla acercándose de a poco me estremeció. Algo me decía que venía un reto que no me esperaba, menos aún, considerando que provenía de mis hermanos y no de mis padres. ¿Dónde estaban los abrazos cariñosos, agradeciendo a Dios que yo estaba vivo?

* No lo sé…- suspiré agobiado, y agregué con la voz cargada de ironía- Tal vez quería que me vieran aparecer en la televisión con este ridículo traje de conejo puesto.-

Las comisuras de la boca de Nick se torcieron en una sonrisa que él intentó disimular sin lograr su cometido. Kevin le dirigió una mirada de reprobación, y mi hermano menor se ruborizó avergonzado.

* Estuviste a punto de morir, Joe.- mencionó Kevin, observándome con un aire de melancolía. Al parecer, él lo sentía más que yo.

Suspiré, para sonar calmado, pero no lo conseguí. La tensión del asalto revivió en mí, con la misma potencia que tuvo en el momento mismo que el ladrón me quiso mandar al otro mundo.

* ¿Crees que no lo sé?-dije, y me exasperé más de lo que hubiera querido cuando agregué:- ¡Era a mí a quién el ladrón apuntó con su pistola!-

Kevin hizo girar su silla hasta acercarse a la cocina. Verlo así me rompía el corazón. ¿Qué habíamos hecho mal? ¿Qué pecado tan grande había dejado a mi hermano postrado así? ¿Qué crimen merecía ser castigado de esta forma tan cruel?

* Mamá está muy preocupada.- mencionó en un susurro.

* ¿Dónde está ella?- quise saber, alarmado de pronto.

Ella era una persona que intentaba parecer fuerte, pero por dentro, era tan débil y frágil como cualquiera de nosotros. Herirla me hacía sentir el peor ser humano del mundo. Menos que nadie merecía sufrir.

* Con Frankie, arriba en su cuarto, intentando hacerlo dormir.- explicó mi hermano con paciencia- El pobrecito no paraba de llorar.-

* ¿Y papá?- pregunté. Sentía urgencia por saber el paradero de todos.

* En la Comisaría. El Comandante Poffan llamó a casa para decirle que estabas desaparecido.- Kevin se dio la vuelta, seguramente pensaba ir a la cocina en busca de algo para beber.

Era tarde, y, cada vez que no podía dormir, tomaba un vaso de leche fría. Mamá nos había criado diciendo que era un buen método de conciliar el sueño. Aunque creo que lo que lo mantenía despierto esta vez era mi incierto paradero.

* Lo siento, no fue mi culpa.- quise excusarme.

Sabía que en realidad no era mi culpa, ni la de Amanda o Molly, pero aún así me sentía culpable de algo. Un sentimiento de culpa me carcomía por dentro; el cosquilleo se volvía insoportable mientras en mi mente tomaba fuerza la idea, quizás sin sentido, de que yo debía estar en otro sitio a esa hora. Pero, ¿dónde?

* Lo sé…-dijo Kevin, interrumpiendo mis divagaciones- Sólo me gustaría que no volvieras estar en peligro de muerte. Perder a un hermano es lo peor que le puede pasar a alguien.-

No pude responder. Primero, porque las palabras murieron en mi boca, producto de la emoción que me embargaba; y, segundo, porque Kevin se perdió de vista en la cocina. Había sido un idiota si cuando que mi hipotética muerte sólo me afectaría a mí. Jamás pensé en el dolor que podría haberle causado a mi familia.

Nick se me acercó y descansó su brazo derecho sobre mi hombro, mientras ambos observábamos el sitio donde nuestro hermano había estado hace un instante. Aunque los sentimientos que nos embargaban parecían ser diametralmente opuestos. Yo, con esta amalgaba de culpa y tristeza carcomiéndome; y Nick, con un brillo ambicioso en sus ojos y en su rostro una sonrisa de campeón. Supe de inmediato que quería algo.

* Me gusta tu traje de conejo.-comentó irónico- Creo que Superman desearía tener que usar eso en lugar de sus mallas.- rió como hiena cuando terminó de hablar. Yo no pude evitar imitarlo- Me alegra que estés bien…-se sinceró y luego agregó:- Tengo un examen de Física mañana y me gustaría tenerte de profesor privado.-

Estaba agotadísimo por todas las emociones de este día sin fin, pero no me pude negar. Nick necesitaba aprobar sus exámenes, y poco importaba si yo estaba muriendo de sueño. Al menos había sobrevivido al asalto, y eso era suficiente. Sonreí y lo acompañé hasta su cuarto, donde estaban su cuaderno de Física y varios libros, que no mostraban signos de haber sido usados en algún tiempo, arrumbados sobre su casi inmaculado escritorio.

* Será una noche larga.- vaticinó él, algo avergonzado.

* No te preocupes, tenemos todo el tiempo del mundo.- mencioné, lleno de convicción.

Another Day in the ParadiseWhere stories live. Discover now