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//Narra Nick//

Annie me dejó dormir en su casa esa noche. Sus padres no se encontraban ahí, pues andaban de visita donde sus abuelos, del otro lado de la ciudad. A ella la habían dejado sola con su hermano mayor, el cual no tardó en llegar a la casa.

Era un tipo alto y simpático, con el cabello castaño como ella, pero con los ojos tan negros como la noche. Se llamaba Mark y no le molestó lo más mínimo vernos a

mí y a Chris con su ropa. De hecho se divirtió al verme, ya que era mucho más alto que yo y la ropa me quedaba demasiado grande para mi gusto. Mark también nos invitó a quedarnos esa noche, pues la lluvia no paraba. Nos prepararon dos camas en la habitación de huéspedes y nos dejaron tranquilos pronto, pues dijeron que necesitábamos descansar.

A media noche me desperté asustado. No podía dejar de pensar en Kev y en el estado de gravedad en que los noticiarios dijeron que se hallaba. Miré hacia la cama de al lado y vi que Chris dormía como un bebé. Sin hacer ruido llegué hasta el primer piso. No había nadie más despierto. Me sentía solo, más solo que antes. Era como si el mundo me hubiera abandonado a mi suerte y me apuntara con el dedo por casi matar a mi hermano.

Decidí ir por un vaso de agua a la cocina. Las imágenes del beso entre Kev y Lucy se repetían en mi mente hasta el cansancio, seguidas de la pelea entre mi hermano y yo. Lo golpeé con furia hasta verlo sangrar, con una rabia que no sabía que tenía. Amo a Lucy, pero no entiendo cómo fui capaz de tamaña atrocidad por ella. No me di cuenta que el vaso se había llenado hace rato y el agua me corría por entre la mano.

* ¿No puedes dormir?- preguntó una voz a mi espalda.

Volteé y me encontré con Annie. Venía con su pijama y una bata. Su rostro, a pesar de parecer somnoliento, era agradable. Sin saber por qué, ella me daba confianza.

* No, no puedo.- respondí, cerrando la llave de agua.

* ¿Quieres que conversemos de algo?- quiso saber ella, sentándose junto a la mesita de la cocina.

* ¿Crees que serías capaz de entenderme?- dudé.

* Prometí no juzgarte, ¿lo recuerdas?-

Algo en su voz me hizo que confiara aún más en ella. Me acerqué con una silla y me senté a su lado. Le conté toda la historia, resumiendo muchas partes de las que ahora me avergonzaba, pero dejando en claro los puntos importantes, es decir, que Lucy me engañó y su beso con Kev desató una pelea que casi lo mata.

Cuando terminé de hablar, Annie se quedó mirándome un rato hasta que dijo:

* ¿Y qué haces aquí?... Debería estar con tu hermano, apoyándolo. Se nota que lo quieres y que estás arrepentido… ¿Por qué no vas a verlo al hospital?... Seguramente tu familia quiere verte ahí…-

* Te aseguro que no quieren.- la interrumpí- Por la forma en que me miraron cuando Kev se hirió, estoy casi seguro que todos me odian…-

//Narra Joe// [ahora sí volvemos a donde habíamos dejado la historia de Joe, desde aquí la novela sigue con el orden temporal correcto]

Que mi hermano no hubiera muerto era un alivio. Pero que estuviera en coma era casi tan malo como eso. Cuando el efecto del tranquilizante había pasado completamente y me pude levantar, una enfermera dijo que ya podía irme de ese cuarto. Volví a la sala de espera y me llevé una sorpresa al ver a Cathy, una niña que había sido muy amiga de Nick en años anteriores.

Papá me contó que ella había llegado durante la noche, muy preocupada por el estado de Kev y por la ausencia de Nick. Los había acompañado mientras yo estaba dormido, y su presencia los animó un poco. Seguridad del hospital había restringido el acceso de los periodistas, de modo que podíamos estar más tranquilos.

* ¿Dónde está “the man”?- quise saber cuando me di cuenta que no estaba con nosotros.

* Tus tíos lo están cuidando.- respondió Mamá- Ha sido mucha emoción para él.-

Habían pasado cinco largos días desde que Kev entró en coma. A diferencia de mis papás, yo no quería dejar el hospital, pues tenía la esperanza que mi hermano despertaría en cualquier momento y yo quería estar ahí para verlo. Pasaba los días enteros vigilando si mi hermano al menos parpadeaba. Era terrible verlo así, conectado a tantos tubos de oxígeno, porque ni siquiera podía respirar.

Le tocaba las manos esperando que de pronto me tomara las mías y dijera que ya está bien. Miraba su rostro pálido e impasible, sin ningún movimiento. A veces le cantaba una que otra canción de las que habíamos escrito… Ojalá con eso hubiera tenido mejores sueños.

Estaba recordando viejos momentos de la infancia que compartimos, cuando Mamá entró al cuarto. En su rostro se dibujó una pálida sonrisa.

* Es hora que vuelvas a casa, Joe.- me dijo, acercándoseme y tocándome un hombro.

* Quiero estar aquí cuando despierte.- respondí, sin levantarme de mi asiento junto a la cama de Kev, y le di una mirada a él.

* Hijo… debes entender que eso puede tardar años…- la voz de mi madre se quebró-… Tal vez no sean días ni semanas los que debamos esperar… Kev tuvo suerte de vivir, pero quizás no tenga la misma suerte para despertar…-

* ¿Tú crees que esta es la vida que él merece? ¿Conectado a estas máquinas, porque ni siquiera es capaz de vivir por sí mismo?- me crispé. Me puse de pie y me di la vuelta. Entonces noté que mi madre estaba disminuida y se veía mucho más débil que yo. La abracé arrepentido, mientras le decía- Kev tiene que despertar, Mamá, tenemos que confiar en que pronto lo tendremos con nosotros y nos hará reír como siempre…-

Mientras yo decía esto la puerta de la habitación se abrió. Nick había aparecido otra vez…

Another Day in the ParadiseWhere stories live. Discover now