Incontrolable

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//Narra Annie//

* A mí me pasa bastante seguido.- comenté mientras me ruborizaba- Soy muy distraída, casi siempre tropiezo con la gente.-

* Puede ser que tienes la mente en otro lado… ¿la Luna podría ser?- dijo él mientras la sonrisa de campeón no se le iba de la cara.

* Es una buena opción.-

Reímos juntos mientras salíamos de la Secundaria.

Al caminar me dijo que su nombre era Zac Watson, aunque claro, eso yo ya lo sabía. Zac era el capitán del equipo de fútbol de la secundaria. Jugaba de volante central casi siempre, pero también era un excelente delantero: En los últimos partidos, o había marcado el gol él mismo o, en su defecto, habilitaba a otro compañero. Claramente, todos en la secundaria lo adoraban, al tenernos en la semifinal de la competencia por escuelas.

* Así que Annie Roberts es una distraída.- me dijo de pronto, deteniéndonos en la puerta de salida- Vaya, esto debe ser un dato confidencial.-

* No es confidencial, todos mis amigos lo saben…-reí, y agregué enseguida, bastante extrañada - …. ¿Cómo supiste mi nombre?-

Pensé que él ni siquiera sabía de mi existencia. Así que oírlo decir mi nombre completo me pareció más que extraño. Siendo nueva en la Secundaria, y manteniendo un bajo perfil, era difícil hacerse a la idea que el chico más popular supieras quién eras.

* Vamos, Annie… Eres la chica que dirige el equipo que competirá en las Olimpiadas de Matemáticas [si alguien notó un parecido con “HSM”, hágase ver xD], todos te conocemos y te admiramos.-

* ¿Y por qué el capitán del equipo de fútbol, que va en último año de secundaria, admiraría a una cerebrito?- insistí, desconfiada.

* Te lo diré, pero es un secreto…- se acercó y me habló al oído, con susurros. Sentí escalofríos mientras lo escuchaba- Te admiro porque para mí la inteligencia es una razón más que poderosa de admiración-

* ¿Y es secreto porque te avergüenzas de eso y no quieres que nadie más se entere?- pregunté, mientras nos separábamos un poco.

* No, dije que era un secreto ya que quería susurrarte algo al oído.- me guiñó un ojo- ¿Está mal eso?-

* Supongo que no.-

Esa fue la primera vez que crucé palabras con Zac. Desde ese día el mundo se nos hizo pequeño, ya que siempre nos topábamos por un sitio o por otro. Era como si quisiéramos ir al mismo lugar a la misma hora. Claro que mentiría si dijera que me molestaba tanta coincidencia. Cada día agradecía la alineación cósmica que permitía tanta maravilla en mi vida.

El día de las Olimpiadas de Matemáticas, Zac y Patrick estaban en primera fila apoyándonos a mi grupo y a mí. Eso me dio la confianza y la tranquilidad para concentrarme y ganar. No le resto méritos a los chicos, pero es que siempre temí equivocarme y que perdiéramos por eso. Al finalizar, todos nos felicitaron, menos Zac. Se veía retraído en su asiento, eso me preocupó. Con pasos temerosos me acerqué a su lado.

* ¿Qué pasa?-

* No pasa nada, Annie.- me respondió sencillo.

* Zac, no me mientas, te conozco bien.- y así era, en este tiempo habíamos compartido tanto, aunque fueran unos pocos miserables días, ya me parecía haber sido amigos de toda la vida- ¿Qué sucede?- volví a repetir.

* ¿Nunca has sentido algo que no puedes controlar?- me preguntó con los ojos azules muy emocionados. Esa mirada me llegó al alma en un instante.

* Varias veces… - dije, bajando la mirada.

* ¿Y qué haces con ese sentimiento tan fuerte? ¿Lo ignoras?- insistió con sus dudas.

* No lo sé… depende.- contesté sencilla, pues se me hacía difícil hablarle si yo estaba sintiendo algo parecido.

* ¿Depende de qué?- me interrogó de nuevo, cada vez más ansioso y con los ojos más emocionados.

Mi corazón no podía parar de latir como condenado. Sin darnos cuenta, nos habíamos quedado solos en la sala donde habían sido las Olimpiadas. Sentados, uno al lado del otro, sonrojados, con mi corazón desesperado y hablando de amor.

* Zac, me asustas…- declaré, pues de verdad me asustaba no entender bien de qué hablaba…

¡Dios! ¿Se estaba enamorando? ¿Y de quién? ¿Sería de mí?... No, claro que no se enamoraba de mí… casi ni nos conocíamos, no puedes amar en pocos días.

* Y a mí me asusta esto que hace latir mi corazón de este modo… Me asusta el hecho de enamorarme y no poder hacer nada para evitarlo.- respondió, dejándome helada de golpe.

Another Day in the ParadiseWhere stories live. Discover now