Tropezar Con Una Piedra

265 5 0
                                    

//Narra Annie//

Esos labios, Dios, esos labios que tan feliz me habían hecho en tiempos pasados los tenía en frente ahora mismo. Me preguntaba si se iría el dolor si es que los besaba.

Se veían tentadores como la primera vez, tan deseables como en ese entonces, y con tanto poder de traerme alegría con un solo beso.

Me desligué de la realidad de pronto, mientras comenzaba una suerte de viaje por el pasado. Uno a uno, los recuerdos desfilaron frente a mis ojos, mostrándome todos sus detalles…

Yo tenía catorce años en ese entonces, y era hora de hacer la transición hacia la secundaria. Mis padres quisieron que fuera a la misma donde Mark cursaba su último año, sin embargo, esa era Privada, y por lo tanto más costosa. Mi padre perdió su trabajo por aquellos años, y debió buscar otro donde ganaba menos, así que pagar para dos alumnos mensualidades que tenían más ceros que su sueldo, no estaba en sus planes. Mark pudo seguir asistiendo, ya que estaba por entrar a la Universidad, en cambio yo terminé asistiendo otra escuela. No me parecía grave, ya que con Mark no habíamos sido compañeros desde hace tiempo.

Con ánimo me acostumbré a la Secundaria. Hice grandes amigos y me iba bien en los exámenes, así que, según yo, las cosas marchaban bien. Claro que “las cosas van bien” hasta que uno siente que algo le falta. Mi mejor amiga, Emma, empezó una relación con un jugador de fútbol de la Secundaria [en esta secundaria juegan fútbol como deporte oficial, aunque ese no sea el más popular en EEUU…es que yo amo el fútbol :B]. Él se llamaba Patrick, y parecía ser perfecto, ya que era guapo, inteligente y divertido. En un principio me sentía feliz de verlos juntos, pero al pasar un poco de tiempo, sentí que yo también necesitaba el amor de un novio. Llevaba catorce años de soltería obligada, así que supuse que ya me estaba quedando solterona.

Aun así, no podía nada más obligarme a estar con alguien. Primero, porque nadie iba a querer estar de novio con Annie Roberts de un día para otro; y segundo, porque yo tampoco podía obligarme a querer a nadie.

Pensaba en eso después de clases, ya que de pronto, y muy ridículamente, se había vuelto una de mis grandes preocupaciones. No me importaba mucho que las Olimpiadas de Matemáticas para las que la maestra Grant nos había inscrito a mí y a algunos compañeros fueran en algunos días más, yo sólo tenía cabeza para divagar la triste idea de “catorce años sin novio”.

Avanzaba por los pasillos pensando en eso, cuando no me di cuenta, y me estrellé contra alguien más alto que yo. Producto del golpe, caí al suelo y mis cuadernos quedaron regados por el suelo. Mientras pedía disculpas me puse a recogerlos rápidamente y muy avergonzada. Me faltaba sólo uno, pero una mano amable lo tomó por mí y me lo entregó con una sonrisa.

* No te preocupes, fue sólo un accidente.- dijo y me sonrió- A todos nos pasa de vez en cuando.-

Apenas lo vi, supe que me había enamorado de esos hermosos ojos azules. Era la primera vez, pero mi corazón se encargó de hacérmelo saber mediante sus látidos desesperados.

Another Day in the ParadiseWhere stories live. Discover now