Inevitablemente Perfecto

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//Narra Joe//

Annie me pedía un imposible. Alejarme de ella no era una opción para mí. Cuando te enamoras de alguien, hay cosas que simplemente no puedes hacer. Y dejarla ir así nada más era una de esas cosas. Poco y nada me importaba el dichoso novio ahora, el sólo tenerla así, tan cerca de mí, pero al mismo tiempo con tantas ganas de huir, me destrozaba más. Era como tenerla y no tenerla, una mezcla extraña de posibilidades extremas.

Las lágrimas le recorrían las mejillas, mientras yo no atinaba a liberarla. No me atrevía a soltarla por miedo a perderla esta vez para siempre. ¿En qué momento mi corazón decidió enamorarse así de ella? ¿Por qué nunca me pidió mi opinión? En ese caso, ¿podría haberme negado a amar a la persona más hermosa del mundo?

Ella me rogaba que la dejara ir entre sollozos amargos, pero yo no quería soltarla. Me había dicho que también se estaba enamorando de mí. ¿Sería verdad? ¿O lo hizo sólo para que la dejara en paz?

Las dudas me invadieron y comenzaron a atormentarme. La veía llorando frente a mí, hubiera querido dejarla para que se calme, pero mi corazón me rogaba que no lo hiciera. Sabía que cometería un error si la dejaba partir. Esta vez no habría una segunda oportunidad para verla, simplemente era mi última opción para hacer algo y demostrarle cuánto la amo.

Los recuerdos pasaron frente a mis ojos, como si intentaran hacerme recordar que la quiero y que no debía permitirle irse. Nunca había amado así antes, nunca había pensado que el amor podía doler tanto cuando no es correspondido. Las manos me temblaban mientras Annie no paraba de derramar lágrimas mientras me seguía pidiendo que la soltara.

* No puedo hacerlo…- confesé, tristemente y viéndola a los ojos- Si lo hago, sé que no volverás…-

* Déjame, Joseph… tú no entiendes…-

* ¿Qué se supone que no entiendo?- la interrumpí con gravedad- ¿Crees que es fácil entenderte si me dices que te estás enamorando de mí, y después me pides que me aleje?... ¡¿Se supone que debo comprender eso?!... ¡Dime cómo lo hago porque yo simplemente ya no sé!...-

No me había dado cuenta, pero la estaba apretando muy fuerte, tanto que casi le podría haber hecho daño. Además me extralimité con las palabras, sé que le dañé… tal como ella me pidió que no lo hiciera.

Tal vez no la merezco, ¿verdad? Quizás soy muy poco para Annie. Lo mejor era hacer lo que me pedía. De a poco y casi contra mi voluntad, empecé a separar mis manos de su cuerpo. La dejé libre frente a mí… Mi corazón seguía rogándome que no la dejara ir, sabía que estaba tomando la decisión equivocada. Pero, ¿qué se supone que puedes hacer cuando quien amas te pide que no la busques más? Le dije que la haría feliz costara lo que costara, ¿entonces por qué me es tan difícil hacer esto?

La vi frente a mí, mirando el suelo y secándose las lágrimas con los nudillos. En ese momento lo supe, si no era ahora, entonces sería nunca. Di un paso para acercarme más, la tomé por la cintura y ella dio un grito de sorpresa. Sentía su respiración y los latidos de su corazón casi chocando con mi pecho. Poco a poco me aproximé a sus labios, a esos labios que tanto deseaba besar… Esta era mi última posibilidad de demostrarle que la amo.

Another Day in the ParadiseWhere stories live. Discover now