¡BANG!

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//Narra Joe//

* ¿Joe?- volvió a decir.

Se acercaba más por entre los pasillos hasta donde yo estaba tumbado en el suelo, cerca del mesón del mostrador. Sentía sus pisadas guiadas por la ingenuidad, sin tener ni la más mínima idea sobre lo que ocurría. ¡Dios! ¿Cómo le aviso? ¿Cómo le digo que nos están asaltando, y el ladrón lo está esperando escondido detrás de un estante?

Intenté mover los brazos, pero ni con eso conseguí levantarme un centímetro del suelo. Ni siquiera podía rodar hasta aproximarme más a la puerta, y así evitar que quien venía llegando camine hasta estar al lado del asaltante, y sea demasiado tarde para huir.

Me quedé ahí, de espaldas, con la vista perdida en el techo, pensando en qué hacer para advertirle a esta pobre alma. Las ideas se me hacían pocas en aquellas circunstancias; escasas como el tiempo que nos quedaba si no le entregábamos la caja fuerte al ladrón.

* ¿Estás bien?- me preguntó Mark, arrodillándose a mi lado, junto al suelo- ¿Eres tú, Joe?-

Ya era demasiado tarde para decirle que se vaya. Había caído tal como el maldito ladrón quería que lo hiciera, como una pobre víctima más.

* Vete.- modulé, pero por alguna razón las palabras no me salieron del todo claras, y Mark no pudo más que hacer gestos extraños al oírme- Nos están asaltando.-

* ¿Qué dices?- quiso saber él- No te oigo bien.-

* Tiene un bomba…- seguí hablando, sin embargo, la voz continuaba saliendo extraña a través de la máscara. Tal vez llevaba demasiado tiempo de espaldas con ese traje de conejo puesto, y algo le estaba fallando.

* ¡Que te vayas, idiota!- le grité, hastiado- ¡Hay un ladrón con una bomba!-

Los ojos se Mark mostraron su sorpresa y temor. Al fin me entendió, por fin comprendió lo que le quería decir… aunque era demasiado tarde.

* ¿Un… ladrón?- repitió dudoso, aún arrodillado a mi lado.

* Exacto… -musitó el asaltante, mientras una sonrisa se le dibujaba en los labios y le ponía la pistola en la nuca a Mark- …Dale saludos a Dios de mi parte… ¡BANG!-

//Narra Nick//

El profesor de Física definitivamente había abusado de nosotros, porque en la prueba de mañana entraba casi toda la materia. Aunque es cierto que viene desde varias clases atrás avisándonos que estudiemos, obviamente a mí me daba una flojera gigante el tomar un cuaderno con tanta anticipación. Es decir, si me dan a elegir entre un cuaderno de Física y una guitarra, ¿acaso la elección no es obvia?

Me eché desganado de espaldas sobre la silla, de manera de pararla en las dos patas traseras. Miré por la ventana de mi cuarto hacia nuestro patio, no tengo idea por qué, pero empecé a recordar a Joe. Todas las veces que nos reíamos como estúpidos de cualquier cosa que a él se le ocurría hacer. ¡Es un loco! Pero nosotros con Kevin no nos quedamos muy atrás tampoco.

Solté un suspiro resignado y la silla cayó de golpe en sus cuatro patas. Lo reconozco, extraño hacer videos con mis hermanos, hasta echo de menos nuestras bromas y juegos sin sentidos. Cada vez que tomaba una guitarra, las notas acudían a mi cabeza como por arte de magia, mientras los versos salían de mi boca en forma de canción… Tanto han cambiado las cosas en poco tiempo. ¿Cuándo será el día, si es que existe, que los Jonas Brothers volvamos a subir a un escenario a cantar frente a nuestras fans? ¿Por qué esos recuerdos se ven borrosos en mi mente? ¿Acaso poco a poco los estoy olvidando, y me acostumbro a la idea de vivir una vida normal?

* ¡Nick, ven a ver la TV!- llamó “the man” desde el primer piso.

Dejé los cuadernos sobre la mesa, quité la mirada del patio y bajé a ver qué ocurría, si es que valía la pena o sólo era una distracción que podía aprovechar de break, para dejar de estudiar por algunos minutos. ¿A quién engaño? El cuaderno sigue en la misma página hace media hora, ya que no he sido capaz de concentrarme para leer y estudiar algo.

* ¿Qué pasa, Frankie?- pregunté, arrojándome sobre el sofá, frente al televisor.

* Están dando una película de acción tipo “Misión Imposible”-

* ¿Y es buena?- quise saber, sin darle mucha atención. No estaba de ánimo para ese tipo de películas.

* No sé, pero la grabaron en el Centro Comercial… ¡mira!- y apuntó la TV.

Al oír eso, atiné a mirar. ¡Dios! Eso no era una película, eran el Noticiero Central de las nueve de la noche. Los periodistas estaban agolpados en las afueras del CC explicando que un enfermo mental se había tomado una tienda, con rehenes y pensaba hacer estallar una bomba en cualquier momento.

Estaba todo rodeado de carros de policía, mientras los guardias de seguridad trataban de llegar a la tienda en cuestión y negociar con el asaltante. Así que eso era lo que había provocado que pasaran las sirenas a tanta velocidad junto a mí y Jeremy cuando volvíamos a casa. Un asalto de película.

* ¿Qué ven?- nos interrogó Kevin, que habían hecho girar las ruedas de su silla, para allegarse a nosotros dos.

* Una película.- explicó Frankie- Me llena de intriga saber si sobreviven… ¡Yo quiero ver sangre!-

* Es idea mía o se parece al CC.- comentó Kevin, dándole un vistazo a la pantalla y levantando una ceja.

* Digamos que si esa pregunta hubiera tenido premio, acabas de ganarlo.- respondí con simpleza.

Mi hermano palideció no sé bien por qué. O al menos, no se me ocurría nada en ese momento.

* ¡Dame el control remoto!- le exigió a “the man”, quien, obviamente asustado, se lo entregó de inmediato.

Kev empezó a cambiar de canal con presteza, mientras Frankie reclamaba porque así ya no podía ver el final de la película. Ni idea qué estaba buscando, la cantidad de muertos, la potencia de la bomba… sinceramente, estaba totalmente distraído como para pensar.

De pronto se detuvo cuando en un noticiero, un periodista reporteaba desde el lugar de los hechos cuál era la tienda dónde habían tomado rehenes. En la pantalla, como subtítulos, decía [i]“La tienda para niñas[/i] [b]Pink Girls[/b] [i]está siendo asaltada y todas las personas que permanecen dentro, están amenazadas de muerte”[/i]

Kevin se mordió el labio inferior mientras fruncía el entrecejo. Algo mala estaba pasando y tenía que ver con nosotros, ya no había duda.

* ¿Conoces a alguien que tenga que estar allá a esta hora?- pregunté, algo despistado.

* Amanda es empleada… y sospecho que otra persona que conocemos también.-

* ¿A quién te refieres?-

* ¿Nunca viste el reloj rosado que usaba Joe en su muñeca?- me interrogó, pero por más que hice memoria, no recordé nada. Negué con la cabeza- Es característico de “Pink Girls”… Ninguno de los dos ha vuelto aún…-

* Tal vez se encontraron con congestión vehicular en el camino…- dije, tratando de ser optimista.

* O tal vez son ellos los rehenes que tienen…-

* ¿Por qué tienes que ser tan negativo?-

* Porque la vida últimamente me ha enseñado a serlo.- respondió con sencillez, antes de volver a mirar la Tv en busca de más información.

Pues sí, Jeremy tenía razón, un pariente mío estaba metido en todo esto.

Another Day in the ParadiseWhere stories live. Discover now