Another Day in the Paradise

Extraños no tan extraños

//Narra Joe//

Ridículamente había chocado con Annie y, de la sorpresa, no podía dejar de observarla. Se veía tan linda, con sus ojos hermosos y su carita de niña buena… Esperen, ¿yo dije todo eso? No, debe haber un error… ¿Por qué? ¿Por qué me sonrojo cuando la veo? ¿Por qué mi corazón se descontrola así? ¿Qué tiene que me provoca mirarla hasta el cansancio? ¿Por qué es tan linda?

* Le gente normalmente me ayudaría a levantarme.- me dijo Annie de pronto, algo molesta.

Como estaba prácticamente embobado viéndola, no había atinado a darle la mano y ayudarla. ¿Cómo puedo ser tan idiota? ¡¿Cómo?! Me sonrojé más, de la vergüenza.

* Pero la verdad es que no puedo esperar mucha educación en ti, Joe Jonas.- volvió a hablar ella, poniéndose de pie.

Le estiré mi mano y quise ayudarla, pero se negó. Recogió sus cosas y volvió a caminar, sin siquiera despedirse. Creo que las cosas no mejoran, al contrario, vamos de mal en peor. La observé caminar delante y me entristecí, ya que parecía que huía de mí… No me pregunten cómo ni por qué, simplemente no pensé. De pronto estaba caminando tras ella.

* ¿Me estás siguiendo?- quiso saber ella, cuando me vio a su lado.

Sus mejillas estaban levemente sonrojadas.

* ¿No puedo caminar a tu lado?-

//Narra Annie//

Entré a esa tienda a comprar un regalo para Mamá, algo para darle por la llegada. Mark se había encargado del regalo de papá; es una tradición familiar la de dar obsequios cuando alguien vuelve de algún viaje o vacaciones. Pero nadie me dijo que cuando saliera iba a tropezar con Joe Jonas… es decir, nadie me dijo que yo terminaría en el suelo por su culpa, con el trasero adolorido y las manos heridas, pues en ellas me apoyé cuando caí.

No me ayudó a levantarme, qué desilusión. Declara a los cuatro vientos que es un caballero, pero ni siquiera sabe tratar a una dama. Me enfadé con él, y puedo decir que hasta me decepcioné; por eso seguí mi camino. Joe Jonas, cada día me queda más claro que eres de lo peor.

Iba pensando mil cosas malas de él, pisando con rabia, cuando lo vi aparecer a mi lado con una sonrisa. Me ruboricé al instante. [quién no? xD] Me preguntó si podía caminar a mi lado. ¡Claro que sí! Eso era lo que quería decirle y hasta gritarle, pero no pude… Es decir, tenía que hacerme la difícil. Seguramente cree que puede tener a la chica que quiera y tratarla a su antojo, pero se equivoco conmigo, aunque me cueste, seré fuerte y lo rechazaré lo más que pueda.

* No puedes.- le dije, tratando de sonar fría y esperando que el color se me bajara de la cara- No es bueno hablar con extraños… y menos caminar junto a ellos… no sabes qué te pueden hacer.-

¡Genial! ¡Qué gran frase!... ¿No pude decir algo más inteligente? Joe Jonas, me haces decir idioteces cuando estás cerca. Hasta se me olvida cómo hablar cuando lo veo. Mi corazón saltó como loco cuando me observó con sus ojos castaños y me hizo un pucherito. ¿Podré resistir más? Lo confieso, no puedo más.

* Realmente no somos tan extraños.- declaró.

* No nos hemos presentado oficialmente.- le dije, tratando de no mirarlo.

Ya no resistía más, su presencia me ponía nerviosa. Me sentía torpe con él a mi lado, los escalofríos me recorrían, las famosas maripositas en el estómago, la piel de gallina. Todas esas sensaciones y miles más.

De pronto, se detiene delante de mí, impidiéndome el paso. Estaba tan cerca, que pude sentir su respiración entrecortada. Creo que él también estaba nervioso de algún modo. Me miró a los ojos y se agachó delante de mí, como un príncipe. Me tomó la mano derecha, donde yo no cargaba nada, y me dijo, sin dejar de observarme ni un segundo:

* Soy Joseph Adams Jonas, encantado de conocerla, señorita.-

Luego me besó la mano. Ya no resistí más. Me sonrojé tanto que creo que a mi lado un tomate se veía pálido. Quise evitarle la mirada, pero no era capaz. ¿Qué me hiciste, Joe Jonas? ¿Qué clase de hechizo es éste?