103. Ritmo veloz

Depuis le début
                                    

Rotó completamente su cuello, con curiosidad.

Era Naruto, quien la estaba mirando con desazón y tristeza. Él apretaba la mandíbula de la preocupación e impotencia que sentía por no poder hacer mucho, mientras sus amigos la observaban con un poco de desconfianza y traición.

Con una sonrisa de medio lado y un guiño de ojo de Alice para él, ya le dijo todo lo que necesitaba.

Después de ver la última sonrisa del rubio, volvió a poner su vista al frente, casi llegando a la salida de la aldea de la hoja.

— He oído que se la llevan a Kumogakure...

— ¿Para qué la quieren llevar con el Raikage?— Preguntaron unos.

— Se ve que Tsunade-sama no quiere tener nada que ver con esta captura...— Respondió alguien— Y si alguna aldea extrajera se enterase de que la tenemos, quizás habría pelea por conseguirla.

— ¿Realmente quieren entregársela...?— Musitó Ino, algo desconcertada.

— Creo que Tsunade-sama ya ha conseguido la información que quería de ella, por algo la tenían encarcelada...— Dijo Sakura— Como dicen, si la dejamos aquí puede que algunos la quieran a la fuerza, supongo...Ya que es una criminal que tiene información que les beneficiaría— Le susurró a su amiga.

El Uzumaki  apretó el puño con fuerza.

— Sólo espero que salga bien— susurró él.

Ambas chicas se sorprendieron por lo que habían escuchado de su compañero, mirándose la una a la otra con extrañeza, desconociendo por qué había dicho ello.

— ¿Naruto?— Preguntó una pelirrosa preocupada por la expresión de su amigo. Rápidamente, él volvió en si.

— Ah, no es nada, no es nada...— Rió nervioso, rascándose la cabeza. Aun así, la de cabello corto lo miraba con recelo.

El rubio miró a la lejanía, viendo cómo la de la trenza ya había desaparecido casi por completo con aquel séquito de ninjas a su lado.

Dirigió su mirada hacia la hokage, un poco cabizbajo. Algo que, la de las coletas, pudo apreciar al momento.

El rostro de la rubia quería demostrar que estaba tranquila y quería transmitir lo mismo al joven de bigotes, pero la verdad era que, en el fondo, estaba algo intranquila de lo que podía suceder con el Raikage y ella. Cómo podrían acabar las cosas.

Y eso lo apreció Naruto, aunque se quiso convencer de algo; Kakashi y Yukine estaban con ella.

— Realmente no es nada importante...— Murmuró el del zorro.

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...

El paisaje ya empezaba a cambiar después de unas cinco horas caminando. Todos habían salido en el amanecer, aproximadamente a las seis de la mañana. 

Incluso los aldeanos habían madrugado sólo para ver cómo se la llevaban. 

Y ahora eran sólo las once, sin pararse a descansar; Si tenían que comer, simplemente cesaban cinco minutos y retornaban la caminata. Pero habían recorrido bastante como para estar más cerca que lejos de la aldea de las nubes. 

Los ojos azulados de Ali se alzaron hasta mirar hacia el cielo, abstraída y pensando con profundidad en muchas cosas. 

Y en ciertas personas. 

Su hermano volvió a girarse hacia atrás para ver cómo iba, como tantas veces había hecho a lo largo del viaje, hasta guiñarle un ojo y sacarle la lengua burlándose de ella. Con el ceño fruncido, ella le hizo un gesto de sarcasmo por ello. 

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Où les histoires vivent. Découvrez maintenant