Maica tragó en seco, algo nerviosa.

— ¿Qué pasa?— Sonrió con perversidad— ¿Quieres un beso para que me dejes pasar?

— ¡Sasuke, díselo!— Gritó un albino desde atrás, haciendo movimientos con sus manos— ¡Está más callada que otras veces, y eso es extraño porque siempre está saltando de un lado para otro!— Dijo— ¡O está enferma o le pasa algo!

— ¡Suigetsu, pensaba que eras mi amigo!— Lloriqueó ella, dramáticamente— ¡No me vendas así!— Posteriormente de regañar al de la espada, volvió a poner su vista en el del clan— No te lo creas, amor. Estoy como una rosa.

Él se apoyó mejor.

— Ajá.

Inflando los mofletes, la salmón intentó traspasarlo y quitarle el brazo de la puerta, pero no le dejaba salir.

Volvió a poner mala cara, cual chibi.

— Si a la de tres no te has apartado, te doy el beso de tu vida— Advirtió.

— Esto cada vez se está poniendo más serio...— Murmuró el de lila para si mismo, sonriente por la diversión que le otorgaba ver a Misaki hablarle así a un chico con falta de emociones— Será mejor que me vaya. Bueno...no, mejor me quedo a verlo— Expresó— ¡Misa, dáselo! ¡Dáselo!

— Uno...— Empezó a contar ella, con una sonrisa perversa.

— ¿Qué son esos cambios que quiere hacer vuestro líder?— Interrogó, como si la cuenta atrás que estaba haciendo la ojimiel no le importase.

La de cabello corto se encogió de hombros.

— No nos ha dicho más, no tengo ni idea— Contestó— . Dos...

— ¡Sasuke, sabes que no está igual que siempre!— Y aún, Suigetsu seguía metiéndose en ello como si fuese un animador o alguien que le encantaba ver el mundo arder.

El nombrado entrecerró los ojos, observándola.

— Sí, eso es cierto...

— Suigetsu— Habló alguien en cuanto apareció por el lugar— . Ya vale, lo estás liando todo.

— Ah, Yuki...— Sonrió con gracia— Me has pillado.

La azabache suspiró, pero en el fondo estaba tentada en decirle que siguiera haciéndolo para ver qué ocurría con esos dos.

Porque tenía una teoría y nadie le haría dudar de ella.

— Dos y medio...— Comentó Mai mientras le pegaba un sorbo a su café, elevando sus ojos para mirar el rostro de Sasuke, mientras sonreía entre dientes— Y...— Dijo, alargando la letra.

Sin embargo, el Uchiha todavía no se había movido del sitio. Por lo contrario, en su cara decoraba una sonrisa de soberbia absoluta.

Y Maica sabía de qué era.

— ¡Sasuke!— Recriminó, pero él seguía de la misma manera. Por lo que optó por hacer el amago— ¡Vale, pues tres!

Y tras ese grito, la salmón dejó el café en la encimera y fue hacia él. Sólo que, para molestarla más, fue justo en ese momento cuando el pequeño del clan se había apartado con la gran parsimonia que jamás podía llegar a tener.

La ojimiel se giró a él al ver que se había apartado justo en el número tres, con reproche y sus mofletes hinchados siempre que se sentía indignada.

— Esto y lo del frío...— Murmuró— Te dejaré un mes en el sofá, amado mío. ¡Me da igual cuánto repliques! 

— No voy a replicar nada, eres tú la que está mintiendo— Contestó de brazos  cruzados. 

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz