41. Objetivo; Grito de venganza azulada

Start from the beginning
                                    

—¡Chicos!—Nos llamó la atención, haciendo que ambos nos girásemos a ella—Tengo hambre.

...

Es la única con toda sutileza que es capaz de romper algo y, después, decir algo tan simple y tonto como eso.

Pero supongo que es lo que la hace especial.

Noté cómo Obito me observó en cuanto sonreí, pero no le tomé gran importancia, por lo que busqué dentro de mi capa algo para picar.

—Toma.—Le entregué una bola de arroz. Ella sonrió como un perrito y se lo metió directo en la boca, como si fuera una ardilla—Joder, sí que debes de tener hambre, sí...

—Mutsha.—Habló con la boca llena, a penas.

—Tú también.—Le entregué otra al enmascarado, empero él se quedó quieto, sin cogerla—No oses negarme tal ofrenda de amabilidad, o la ira de los Dioses caerá sobre ti.

—La ira de los Dioses....—Repitió con sarcasmo mientras la cogía, apartándose la máscara naranja.

—Pero la has cogido.—Le miré con suficiencia y arrogancia—Es lo que cuenta, has aceptado la ofrenda y se te perdona.

—Ya que he hecho la ofrenda...—Siguió con mi juego, acabándose la comida y volviendo a colocarse bien la máscara. Me giré un momento para darle parte de la mía a Tomoe, escuchando aún lo que Obito decía—Adiós.

Iba a decir ''Cómo qué adiós'' en cuanto me giré a verlo, pero él ya había desaparecido, para sorpresa de las dos. Imagino que debe ser muy práctico tener el kamui y poder largarte a cualquier parte que quieras, pero me pregunto a dónde habrá ido ahora...

—Está anocheciendo, Ali.—Me avisó Mai. Miré hacia arriba y lo vi, efectivamente; sería mejor que durmiéramos un poco y, por la mañana siguiéramos sin más.

—Bien, pues vamos a quedarnos en el descampado de allí—Le señalé, a lo que ella asintió enseguida.

Apreté mis nudillos y nos dirigimos hacia allí. Me tiré al suelo, de un golpe, y después me acurruque en el árbol donde nos íbamos a acomodar. Maica ya se había tumbado hacia el otro lado y puesto como almohada la capa enrollada, mientras tenía puestos encima sus pies sobre mis piernas, al igual que Tomoe.

Metí mis manos en las mangas para que no se enfriasen y cerré los ojos, intentando dormir lo máximo posible. Mientras otros contarían ovejas, yo ideaba el plan por si algo salía mal, a parte de recrear bien el que teníamos desde un principio.

Poco a poco, mis ojos ya se iban haciendo pesados, mi cuerpo ya se estaba relajando al máximo y mi mente ya se estaba dejando ser llevada por los brazos de morfeo...

El sonido de la madera de la parte izquierda de mi costado del  árbol hizo que me volivera a poner en situación y a tensar mi cuerpo, alejando la sensación de cansancio y reposo de mi ser. Sin abrir los párpados, sentía perfectamente que alguien se había sentado a mi lado de manera silenciosa.

—Hola de nuevo...—Abrí los ojos con sosiego, aún un tanto adormitada y relajada.

Es posible que ya no tuviese tanto sueño como antes, pero me sentía tranquila, incluso teniéndolo al lado me sentía segura.

—Veo que te he despertado.—Susurró, cruzándose de brazos.

—Más bien diría que me has desvelado, más que otra cosa...—Murmuré yo también, suspirando—Pero no importa.

—Vuelve a intentarlo, lo necesitarás.—Apoyó su cabeza en el árbol, sereno—Yo también he venido para sumirme y descansar un rato de todo.

Mundo deseado|Akatsuki & Naruto|Where stories live. Discover now