💘1580

72 12 2
                                    

Capítulo 1580

"¡Sí! ¿Lo harías por mí?"
Su voz era dulce como la miel y su mirada era inmensamente inocente.

"Por supuesto, todo lo que quieras. Vamos a comprarlas juntos".
Dijo Lucas, sonriendo. La mirada inocente de Yeineth derritió su corazón como un helado en el caluroso verano, y estaba listo para poner el mundo a sus pies, ya que ese día tenía tiempo de sobra para consentirla y no pertenecería a nadie más que a ella.

Su mirada sincera llenó el corazón de Yeineth con la más dulce alegría y, sin palabras sofisticadas, la dejó fácilmente sin aliento. Entonces, recordó un refrán que decía: 'La felicidad es una decisión. Siempre habrá problemas en la vida, pero tú decides si dejas que te afecten o no'.

Con Lucas a su lado, sabía que era bendecida con una felicidad increíble cada segundo de su vida.

JungMin condujo hasta la playa, puesto que necesitaba desesperadamente respirar un poco de aire fresco del mar para calmarse. La brisa del mar rozó suavemente su rostro y, por un instante, se sintió renovado. Su corazón estaba herido y sentía un dolor insoportable solo al pensar en el pasado.

Mientras caminaba descalzo por la orilla, podía sentir la aspereza de la arena bajo sus pies, a la vez que mojaban sus pantalones, borrando las huellas que dejaba a su paso.

El agua estaba fría, pero no le importaba para nada, ya que su mente estaba ocupada con algo aún más gélido. ¡Su vida era una ridícula farsa! Sentía que estaba viviendo en una teleserie y se preguntaba si algo de lo que lo rodeaba era real, así que curvó sus labios y sonrió amargamente. ¡Vaya broma!

La familia Beck, el reservado y honorable grupo familiar que representaba el poder y el privilegio, pero ante sus ojos no era nada; aborrecía a cada uno de sus integrantes y todo lo que representaban.

Sus manos se empuñaron al pensar en su madre, ya que, en aquel entonces, ella debió haber sufrido mucho en la familia Beck, puesto que la veían como una despreciable amante y nunca la trataron con respeto.

Lágrimas se formaron en sus ojos mientras pensaba en cómo habían denigrado a su madre, quien no tuvo otra opción al haber sido engañada para formar parte de una relación que estaba condenada desde el principio.

Ella no tenía idea de que el padre de JungMin era un hombre casado, menos aún que él nunca la había amado y que lo único que le había importado era su deseo de conquistarla, interesado solo en su apariencia y su cuerpo.

JungMin estaba asqueado por ese hombre, puesto que su padre solo había valorado su propio estatus en la sociedad y nunca había sido capaz de renunciar a él, mucho menos de dar su corazón a la mujer que lo había amado con todo su ser. El pasado lo perseguía como un fantasma, y su cabeza se sentía pesada, así que la sacudió desesperadamente, tratando de deshacerse de sus agitados pensamientos.

Se sentía sofocado por la verdad y su vida pacífica había terminado en el momento en que su supuesto padre había aparecido.

Frío y solitario, estaba de pie en la orilla de la playa, mirando inexpresivamente el lejano océano. ¿Cómo podría lidiar con todo el desorden que había en su vida en ese momento?

Cuando su madre se fue, le hizo prometerle que volvería con su familia, sin embargo, él estaba encontrando cada vez más difícil aceptar a esas personas como sus familiares. Honestamente, no quería ser parte de ellos.

Mientras estaba de pie en su soledad, deseaba tener un hombro en el cual apoyarse y desahogar su frustración. La brisa le apartó el cabello del rostro, estaba oscuro de tristeza. Anhelaba un cálido abrazo de su HyungJun, pero aún no había noticias de él. Las olas azotaron con mayor fuerza la orilla de la playa, más grandes y feroces que antes; al parecer, se acercaba una marea.

JungMin se adentró aún más en las aguas salvajes, ya que no tenía miedo de su ira en absoluto. De hecho, quería ser arrastrado por aquellas olas furiosas, puesto que no le quedaba más que un alma adolorida y, después de todo, no podía negar que él era parte de la familia Beck. Tal vez, el océano podría llevarse su asqueroso cuerpo mortal para siempre.

Tan pronto como llegó a casa, HongKi llamó a Hyun para informarle que había llegado sano y salvo. Después de colgar, su mente se desvió hacia JungMin, ya que la forma en cómo los había dejado era preocupante, así que pensó un momento y, luego, levantó su teléfono una vez más. Sin dudarlo, marcó su número lo más rápido que pudo.

Sin embargo, él no respondía su llamada, por lo que sostuvo el teléfono firmemente, mientras se formaba un nudo en su garganta y y unas pequeñas gotas de sudor comenzaban a aparecer en su frente lisa. HongKi cerró los ojos y respiró hondo. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Dónde estaba? ¿Por qué no contestaba el teléfono? Múltiples preguntas aparecieron en su cabeza, y comenzó a entrar en pánico, así que, con sus manos temblorosas, marcó su número una y otra vez. ¡No podía darse por vencido!

'¿Dónde estará? Espero que se encuentre bien. ¿Cuál podría ser el peor de los casos?', pensó.

Llegado ese punto, su mente era un desastre, e intentó concentrarse, pero su miedo estaba creciendo de manera descontrolada.

Hyun le había asegurado que podía cuidarse solo, pero, en ese momento, ya no estaba seguro. Pensó en varias razones de por qué el joven no contestaba su llamada y ninguna de ellas le parecía

'¡Algo debe estar terriblemente mal!', pensó con inquietud, mientras miraba la pantalla de celular con horror.

"¿Por qué no contestas el teléfono, Min?"
Le susurró HongKi al aparato, con sus manos temblando a tal punto que casi se le cae el teléfono.

Pensaba que JungMin tal vez se había sentido abrumado por el golpe y había hecho algo dramático, lo que produjo un mal sabor en la boca del chico y ya no pudo mantener la calma.

Con el teléfono en la mano, paseaba por la sala de estar de un lado a otro. Su cabello suelto se le pegaba a la frente sudorosa, pero no tenía tiempo para preocuparse por eso, ya que unos pensamientos escalofriantes inundaban su mente, casi asfixiándolo.

Entonces, tomó aire rápidamente, tratando de encontrar algo en qué apoyarse; estaba en su límite. Finalmente, volvió en sí y presionó sus labios con firmeza, obligándose a calmarse y, poco a poco, avanzó hacia el sofá y se sentó.

Entrar en pánico no resolvería el problema en cuestión, puesto que tenía que mantener la calma por el bien de JungMin, así que, mientras miraba su teléfono, pensó con rapidez en otras formas posibles de contactarlo.

Luego, comenzó a enviar mensajes de texto a sus otros amigos y todos fueron respondidos de forma positiva para tranquilizarlo. Mientras hablaba con más personas, poco a poco aceptó que debía estar bien, eligió creer las palabras de Hyun: Él quería estar solo en ese momento. Necesitaba tiempo y espacio para lidiar con sus problemas y, como sus amigos, lo mejor que podían ofrecerle en medio de esa situación era tiempo para sanarse.

HongKi estuvo de acuerdo con Hyun, así que guardó sus pensamientos locos en su cabecita y prefirió alejarse del teléfono y esperar.

En ese punto, las llamadas de HongKi no tenían sentido porque JungMin había dejado su teléfono en su automóvil, por lo que ni siquiera lo escuchó sonar.

Estaba sentado en una gran roca junto a la orilla, mirando algún punto a la distancia. La brisa marina le apartaba suavemente el cabello hacia atrás, mientras levantaba la cabeza para mirar el horizonte. Desde lejos, parecía una estatua inmóvil.

Para él, la palabra 'bastardo' era una vergüenza; la odiaba con todo su ser, tanto así que hubiera preferido ser un huérfano como Lucas antes que un bastardo.

'Bastardo... Qué identidad tan indignante', pensó, sintiéndose asqueado.

Un verdadero amor. 8a parte.Where stories live. Discover now