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Capítulo 1504

Yeineth se sorprendió al pensar que Lucas sentía algo por ella. No entendía lo que estaba pasando en su cabeza y tampoco podía preguntarle.

Lucas aceleró el vehículo a causa de su enojo y decepción, lamentando haber dicho eso. No debió hacerlo.

Cuando llegaron a casa, estacionó el auto en el garaje y, cuando estaba a punto de bajar, Yeineth dijo: "Lucas, olvida lo que acaba de suceder. No tienes que sentirte presionado a hacer ningún cambio en nuestra vida, ya que si se hace por la fuerza, no durará. No rogaré por tu amor, así que solo sé tú mismo y no tomes mi queja en serio. Estamos de acuerdo, ¿verdad?"

"Sí, como quieras".
Dijo Lucas con los dientes apretados y cerró la puerta del vehículo. Finalmente, había logrado tomar una decisión, pero Yeineth le estaba diciendo que no hacía falta.

Lucas se alejó del auto, sin molestarse en esperarla, y ella miró su espalda recta y pensó: 'Es mejor así'.

Yeineth no quería obligarlo a hacer algo que no quería. Ella lo amaba, así que estaba dispuesta a renunciar a su dignidad y complacerlo, además, se habría ido hacía mucho tiempo si no lo quisiera tanto.

La relación entre los dos no cambió después de su primer beso, sin embargo, los ojos de Lucas a menudo deambulaban y se posaban en ella con melancolía.

Él pensó que no sentiría el dolor si sus sentimientos se convirtieran en cenizas, pero había subestimado el poder que tenían para carcomerlo por dentro, puesto que habían menoscabado su mente y sus procesos de pensamiento, dejándolo sin lugar para esconderse.

"Yein, escuché que un estupendo auto deportivo vino a recogerte el otro día".
Dijo Hilda despreocupadamente. Después de lo que había sucedido la última vez, no quería entrometerse en su vida personal, pero las malas lenguas en el campus decían que Yeineth era una mujerzuela, y su reputación había sido dañada, aún más que antes.

"Sí, ¿y qué?"
Preguntó Yeineth. Sabía a qué se refería Hilda, pero en realidad no le importaban los rumores, puesto que estaba tan ocupada en sus cosas y preocupada de sus propios asuntos que no tenía el tiempo o la energía para gastar en chismes tan insignificantes.

"¿Era tu novio?"
Hilda sonrió con vergüenza y suplicó para que su respuesta no fuera la misma que la de los rumores.

"Sí, lo conociste el otro día".
Yeineth sonrió suavemente, sintiendo que Hilda estaba siendo muy cuidadosa al hablarle. Los ojos de la chica se abrieron.

"¿De verdad? ¿Te refieres al hombre guapo que conocí la última vez? Entonces, no es tu hermano".
Dijo ella con timidez al darse cuenta de que había cometido un estúpido error.

"Lucas es el único hombre que amo, así que deja de intentar que algo suceda entre Bradley y yo, ya que nunca funcionará".
Dijo con seriedad. Había decidido reprimir su personalidad extravagante para dejar de llamar la atención.

Al principio, lo había hecho solo porque deseaba la atención de Lucas, pero, en ese momento, ni siquiera eso parecía necesario, puesto que ya no había necesidad de hacerle saber que lo amaba, dado que guardaría sus sentimientos para sí misma. Incluso si no era correspondida, ella podría quedarse en silencio a su lado.

"Parece que realmente lo amas, así que les deseo toda la felicidad del mundo, Yein, pero ¿no has oído los rumores que circulan últimamente?"
Preguntó Hilda, preocupada.

"Sé que están difundiendo el chisme de que soy una mujerzuela. Déjalos estar. Mi conciencia está tranquila pueden reírse con facilidad de esas falsas acusaciones".
Yeineth se echó a reír. En una sociedad tan convulsionada, era imposible evitar los chismes.

"Yein... ¿Los chismes son...?"
Hilda no pudo continuar por el miedo que sentía de que ella se enojara y no quisiera ser su amiga.

"¿Quieres saber si el chisme es cierto? ¿Qué piensas tú, Hilda? ¿Crees que soy una cualquiera?"
Preguntó Yeineth. No estaba enojada, pero la miró con intensidad.

Hilda miró directamente hacia sus ojos serios y dijo: "Lo siento, no debí haber dudado de ti. Hablaban del tema como si supieran la verdad y yo solo tenía que preguntarte personalmente".
Como su amiga, pensaba que no debió haber tenido dudas sobre ella, pero el rumor parecía estar bien fundamentado y razonado que había comenzado a desconfiar de ella.

"Puedo entenderlo".
Dijo Yeineth, sonriendo amargamente y sin saber qué más decir. Su amistad no era tan estrecha, por lo que Hilda no podía confiar en ella ciegamente, ya que tomaba tiempo construir una confianza mutua, así que tenía que esperar a que la conociera mejor, tal como su amor...

Estaba esperando un momento decisivo en su matrimonio para que Lucas aceptara su amor.

"¡Jum! Siempre actúas tan reservada, pero resulta que eres una perra".
Se burló Erin, quien se había acercado desde atrás de ellas y estaba de pie con los brazos cruzados sobre el pecho. A espaldas de ella, había un gran grupo de chicas, sus fieles seguidoras, quienes miraron con arrogancia a las dos chicas sentadas en el césped.

"¿Perra, de quién estás hablando?"
Preguntó Yeineth con una burla, consciente de que algunas personas temían ser olvidadas, por lo que aparecían de vez en cuando para llamar la atención.

"¡De ti!"
Gritó Erin con exasperación, sin darse cuenta de que había caído en la trampa de Yeineth.

"¡Jaja!"
Hilda se rio a carcajadas en un impulso, pero inmediatamente cesó su risa cuando Erin la miró enojada.

"¡Oh, de ti! Te conoces muy bien. Bien por ti".
Dijo Yeineth, sin molestarse en ocultar su sonrisa presumida.

"¡Maldita perra! ¿Cómo te atreves a burlarte de mí? ¿Aún no has aprendido tu lección? ¡Esta vez romperé tu insolente boca!"
No había forma de acabar con su enojo cuando Bradley le advirtió que se mantuviera alejada de Yeineth.

Sintió que lo había perdido por causa de ella. Había estado esperando una oportunidad para vengarse y, finalmente, iba a desahogar toda su ira en ella. Lo mejor de todo era que hoy Bradley no estaba en la escuela, así que podía hacer lo que quisiera y nadie la detendría.

"Creo que es mejor desechar esa idea, puesto que, a pesar de que esta es un área alejada, nos castigaran de todas formas si peleamos aquí".
Dijo Yeineth perezosamente, apoyada contra el tronco del árbol. Parecía que su tranquila tarde estaba llegando a su fin.

"¡Jum! Eres la única a la que van a castigar hoy".
Tras eso, corrió hacia Yeineth y agarró un mechón de su cabello, y sus secuaces la siguieron.

Un verdadero amor. 8a parte.Where stories live. Discover now