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Capítulo 1468

"Papi, ¿podrías dejar de hacer el ridículo?"
KyuHyun preguntó mientras se apoyaba contra la lámpara de pie en el jardín, poniendo los ojos en blanco hacia su padre. Simplemente no soportaba ver a su padre así.

"¡Mocoso! ¿Quieres una paliza? ¿Por qué dices que estoy haciendo el ridículo?"
Hyun se detuvo y lanzó una mirada de advertencia. El padre y el hijo eran tan parecidos en carácter.

"¿Qué piensas de eso? Me da vergüenza tener un padre como tú. Pensé que eras un padre estupendo, pero... Un hombre tan mayor, actuando como un niño malcriado e inseguro. ¡Quiero decir que ni siquiera yo, que soy un niño, actúo así! Creo que voy a vomitar".
KyuHyun fingió que iba a vomitar antes de sacudir la cabeza y caminar hacia la casa.

Hyun, sin embargo, se quedó estupefacto. Observó a su hijo mientras se alejaba sin saber cómo reaccionar. Su propio hijo acababa de llamarle la atención y darle un golpe en su autoestima.

Después de un rato, recuperó el sentido y su rostro se crispó mientras pensaba con incredulidad: '¿Mi propio hijo acaba de insultarme y burlarse de mí? ¿Cómo se atreve? ¡Soy su padre! ¡Tengo que darle una lección! Algo que no olvide en mucho tiempo'. Inmediatamente caminó hacia la casa para intentar detenerlo. Debía restablecer su autoridad como su padre.

"Kim KyuHyun, ¡quédate donde estás!"
Rugió Hyun. Sin embargo, solo el puñado de sirvientes de la casa se asustaron por su voz. En cuanto al chiquillo, ya se había escabullido.

Era un niño muy inteligente y de ninguna manera se iba a quedar cerca de su padre después de haberlo provocado de esa manera.

A la mañana siguiente, Yeineth salió de la casa temprano. El autobús salía a las 7 de la mañana, por lo que no se despidió de Lucas y se fue directamente al lugar en que habían acordado encontrarse. Solo llevaba una mochila, lo que era un contraste sorprendente con las otras chicas ya que todas llevaban maletas elegantes.

"Yein, ¿por qué traes solo una mochila? Estaremos fuera por un par de días".
Preguntó Hilda confundida.

Erin llevaba varias maletas con ella, y era obvio que había traído mucha ropa para el pequeño viaje.

"No creo que necesite tanta ropa. Vamos a pintar y dibujar, no a un desfile de modas".
Dijo con indiferencia. Había llorado mucho la noche anterior y tenía los ojos doloridos e hinchados. Tendría que usar gafas de sol todo el día.

"Tiene sentido".
Dijo Hilda asintiendo con una sonrisa. Ella tampoco había traído mucha ropa, pero era porque ella no tenía.

"¡Jum!"
Erin resopló y pasó junto a ellas, pateando de forma deliberada la vieja maleta de Hilda. A juzgar por la mueca en su rostro, claramente no le gustaba Hilda y la miraba con desprecio.

A Yeineth le molestó mucho el comportamiento de Erin. Esa mujer no le gustaba un pelo. Sí, Erin era de una familia muy adinerada y además era hermosa. ¿Y qué? ¿Acaso esas cualidades la hacían una persona más noble?

"Yein, no te preocupes. Ni siquiera estoy enojada con ella".
Le aseguró Hilda, no pensaba que fuera un problema que Erin pateara su maleta. Después de todo, esta vez no la pateó a ella. Nacida en una familia pobre, Hilda había aprendido a tragar insultos y humillaciones en silencio.

"Por eso se atreve a intimidarte. Nunca protestas por nada de lo que ella te hace".
Agarró la maleta de Hilda y la guardó en el compartimento de equipaje del autobús.

"¿Hey, qué estás haciendo? ¡No pongas esa maleta sucia junto a la mía!"
Erin gritó cuando vio lo que estaba haciendo.

"No hay más espacio aquí. Si no quieres que esta maleta esté junto a la tuya, entonces puedes quitar tu maleta y colocarla bajo tus pies".
Yeineth le lanzó una mirada fría. Pues no le tenía miedo en absoluto.

"¡Maldita seas!"
Erin dijo lanzándole una mirada de advertencia, quien, sin embargo, no mostró miedo en absoluto. Entonces Erin se volvió para mirar a Hilda.

"Yein, ¿qué tal si llevo mi maleta y la pongo debajo de mi asiento? No es grande, y no ocupará mucho espacio".
Dijo Hilda en un susurro mientras se escondía detrás de Yeineth.

"¡No! ¡No le tengas miedo! Subamos al autobús ahora".
Dijo Yeineth rechazó tajantemente la sugerencia de Hilda. No iba a permitir que esa matona intimidara a su amiga.

"Pero...".
Hilda vaciló, ya que no quería ofender a Erin, pero Yeineth la tomó de la mano y la empujó al autobús.

"¡Sin peros! ¡Date prisa, el autobús se va y necesitamos ocupar buenos asientos!"
A Yeineth no le hizo falta voltearse para saber que Erin la estaba matando con la mirada, pero no le importó.

Si Erin se atrevía a confrontarla o desafiarla, le iba a dar una lección para desahogar sus propias frustraciones. Este no era un buen momento para meterse con ella.

Pasando su mirada entre el equipaje y las dos mujeres, Erin se sintió impotente mientras el conductor cerraba el maletero antes de subir al autobús. Al pasar al lado de las dos chicas, les lanzó una mirada feroz.

Hilda se encogió de miedo y agarró el brazo de Yeineth en busca de apoyo. Yeineth, sin embargo, permaneció inexpresiva como si no hubiera visto a Erin.

Era fin de semana y Lucas se levantó más tarde de lo habitual. Cuando pasó por el dormitorio principal, encontró que la puerta estaba abierta. Frunció el ceño al presentir que algo andaba mal.

Recordó cómo Yeineth había llorado desconsoladamente la noche anterior, y empezó a preocuparse. Se apresuró hacia la habitación y lo primero que hizo cuando entró en la habitación fue abrir el armario. Soltó un largo suspiro de alivio al ver que la ropa todavía estaba allí.

Daba la impresión de que él se preocupaba por ella, pero o no se daba cuenta, o simplemente no estaba dispuesto a admitirlo.

Un verdadero amor. 8a parte.Where stories live. Discover now