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Capítulo 1479

"¿Por qué?"
Siguió molestándolo Erin, quien no se detendría hasta obtener lo que quería.

"Creo que es mejor que dejes de insistir, no quisiera avergonzarte ni romperte el corazón".
Dijo Bradley, arqueando las cejas. A pesar de que le estaba hablando a Erin, él no dejaba de ver a Yeineth; esa era la primera vez que una mujer lo rechazaba y no podía terminar de asimilarlo. Él necesitaba saber la razón por la cual no quería formar un grupo con él.

"Es por culpa de la perra de Yeineth, ¿no es así?"
Dijo Erin, mirandola con furia, pensaba que esta debía asumir toda la culpa.

"Cuidado con lo que dices, Erin. ¡No me obligues a recurrir a la violencia!"
A Yeineth no le molestaban las groserías, pues había crecido entre pandilleros y estaba acostumbrada a ellas, pero la sacaba de quicio que algunas personas la llamaran 'perra' cuando estaban enojadas, eso era demasiado insultante para ella.

"¡Ja! ¿Y quién te crees que eres? ¿Acaso no sabes con quién estás hablando? Termina de aceptarlo, no eres más que una perra".
Dijo Erin, mordiéndose los labios y queriendo demostrar quién era realmente.

De hecho, estaba a punto de formar un berrinche pero como tenía a Bradley frente a ella, no tuvo más opción que reprimir su ira porque no quería que él descubriera su lado oscuro.

Mientras tanto, Bradley miraba la escena con una sonrisa juguetona. En realidad, mientras más conocía a Yeineth, más se interesaba por la recién llegada.

"Esto te complace, ¿no es así?"
Le dijo a Bradley con rabia. La mirada traviesa y juguetona de él, como si fuera un espectador del circo, le asqueaba y lo único que quería era arrancarle esa sonrisa del rostro.

"¿Qué me vas a hacer si te digo que sí? ¿Me vas a golpear?"
Dijo Bradley, dejando de sonreír, pues la mirada iracunda de Yeineth ya le había dado la respuesta.

"¿Golpearte yo? No sería capaz, lo menos que quisiera es ganarme el odio de todas las chicas aquí".
Dijo, dándose la vuelta y aleándose sin importarle si Bradley la seguía o no.

"Tengo la sensación de que me odias".
Dijo Bradley, acelerando el paso para alcanzarla. Por su parte, Erin estaba colérica por el hecho de que ellos la ignoraran.

"Ni te odio ni me gustas, simplemente me das igual".
Dijo Yeineth frunciendo el ceño. Ella tenía puestas unas botas, por lo que caminaba por el sendero sin ninguna dificultad.

"¿Pero por qué? Creo que nunca te he ofendido ni nada por el estilo".
Bradley no quería darse por vencido tan fácilmente, por lo que trataría de obtener todo la información posible de la enojada chica, aunque no tenía ni idea de cómo empezar.

"Tienes razón, ¿por qué? Yo también me hago la misma pregunta; si sabes la respuesta, tan solo dilo".
Dijo, deteniéndose súbitamente y dándose la vuelta para mirarlo.

"¿Estás molesta conmigo?"
Preguntó Bradley con vacilación. Era como si a ella le cayera mal.

"En serio, ¿tú qué crees? ¿Debería o no debería estar molesta? Apenas nos acabamos de conocer, ¿entonces por qué tanto interés en juntarte conmigo?"
Dijo, sacando lo que tenía en su mente. Ella era muy directa y solía ofender a las personas por eso, pero tan solo estaba siendo honesta y si no le agradaba alguien, se lo diría en su cara. Ella no quería engañarse ni estresarse solo para verse agradable ante los demás.

"Es que eres distinta a las demás chicas, acá todas parecen tener las hormonas alborotadas. ¿Te convencen mis razones?"
Respondió Bradley con sinceridad. Ella había mantenido la compostura y no se había vuelto loca por él, como las demás. Eso llamó su atención y despertó su interés en ella; se sentía desafiado y necesitaba saber por qué no sentía nada por él.

"¡Ah! Entonces eres masoquista, porque veo que hay cientos de chicas tras de ti pero te vienes a encaprichar conmigo que no he hecho más que insultarte. ¿Acaso algo anda mal contigo?"
Dijo Yeineth, retomando la marcha. Si bien el trabajo académico no era tan importante, ella se lo estaba tomando en serio y no quería seguir perdiendo tiempo discutiendo estupideces con él. Si algo le fastidiaba era escuchar a un hombre hablando de sí mismo.

"Sí, es probable que tengas razón, ¿qué otro motivo tendría para sentir tanta curiosidad por ti? Por cierto, ¿puedo preguntarte por qué eres tan indiferente conmigo? ¿No te atraigo siquiera un poco?"
Dijo Bradley, tratando de seguirle el paso. Él, quien solía ser distante y callado, se había vuelto repentinamente muy hablador con eĺla, quizás hasta fastidioso e insistente.

"Porque tengo las cosas lo suficientemente claras en mi mente, sé a la perfección lo que quiero y lo que no. Por acá la gente no tiene esa capacidad y lamentablemente, tienen estándares demasiado bajos".
Respondió Yeineth, impulsivamente, al tiempo que se volvía hacia él para mirarlo nuevamente de pies a cabeza. Ella ya estaba harta de que la molestara, y quería deshacerse de él cuanto antes.

"Guau, ¿tan insoportable soy para ti?"
El pobre chico estaba sorprendido y decepcionado por la respuesta que había recibido, él nunca había imaginado siquiera que una mujer pudiera pensar eso de él. En ese momento se dio cuenta de que todas las chicas que estaban tras él eran unas tontas; al menos en los ojos de Yeineth.

"Quizás lo seas. Lo que pienso de ti y del resto de la gente es cuestión mía".
Dijo Yeineth con honestidad. Para ella, los hombres no valían ni un centavo, a excepción de Lucas.

Bradley no pudo evitar torcer los labios al escuchar sus palabras; su honestidad lo abrumaba y lo dejaba sin palabras. Pero mientras más lo rechazaba, a él más le atraía ella.

Los hombres siempre eran así, era su naturaleza sentirse atraídos por lo que sabían que no podían tener. Eso tenía que ver con su deseo por las cosas inalcanzables que proporcionaban el mayor éxtasis cuando se lograban conquistar finalmente. Era por eso que la actitud distante de Yeineth solo encendía aún más sus ganas de enamorarla.

El viaje duró una semana y no hubo ni un día en que Yeineth no extrañara a Lucas y esperara que él la llamara o le escribiera. Lo menos que esperaba era que él también la echara de menos, pero no había ningún indicio de que fuera así.

Durante todo ese tiempo él no la llamó ni le escribió ni le envió siquiera un emoji. Para cuando ella por fin llegó a casa, sintió como si los últimos siete días hubieran sido un sueño.

Todo le era tan conocido en su hogar, el olor, los muebles, todo; pero había algo que le faltaba y era el hombre a quien más había extrañado pero también a quien más le temía. A pesar de lo cansada que estaba luego del viaje, se fue a la casa de Hyun para saludar a Cynthia y Jonathan.

Una vez allí, ella se sorprendió de encontrar a Saeng en la casa y no fue hasta entonces que cayó en cuenta de que era domingo.

'¿Entonces dónde estaba Lucas? ¿Ya habría pasado por ahí?' Se preguntó ella.

"¡Yein, volviste! ¿Qué tal el viaje? ¿Te divertiste?"
Dijo Saeng, mirándola con una sonrisa amable, ya que no tardó en darse cuenta de la decepción en los ojos.

"Si, la pasé bien. ¡El paisaje era muy lindo! Fue una experiencia inolvidable, me encantaría volver allí con la familia".
Dijo, sonriendo para ocultar la vergüenza. La verdad era que se había sentido más impotente que contenta durante el viaje; la actitud perversa de Erin la había exasperado.

Un verdadero amor. 8a parte.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora