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Capítulo 1471

Las aguas termales no estaban en la montaña como Hilda había dicho. En cambio, estaban en un valle rodeado de árboles verdes y hermosas flores, como un refugio alejado del ajetreo del mundo exterior. El aire era fresco, a diferencia del de las ciudades y se respiraba serenidad.

La piscina de hombres y la de mujeres estaban separadas por gruesas tablas de madera; por lo tanto, las chicas y los chicos no podían verse, pero sus voces se podían escuchar claramente a través de la división.

Yeineth e Hilda se tomaron su tiempo para ponerse los trajes de baño.

Una vez que llegaron a la piscina, Erin puso los ojos en blanco y resopló: "¡Ya llegó la basura!"

Ella llevaba puesto un bikini que acentuaba su cuerpo sexy, el cual le valió varios halagos de las chicas que estaban nadando a su alrededor.

Hilda y Yeineth entraron en la piscina y se mantuvieron alejadas de ella, pero Hilda todavía se sentía incómoda en su presencia.

"Erin, tienes un cuerpo tan exquisito y curvado, a diferencia de alguien aquí que está vestida como una anciana".
Se burló la chica que estaba al lado de Erin. Siempre le había disgustado Yeineth puesto que, para ella, era solo una chica humilde de un entorno pobre que también debería adular a Erin como ella lo hacía.

"Exactamente. Mira su pecho plano".
Repitió otra chica, lanzándole una mirada desdeñosa a a las chicas. Hilda se mordió el labio inferior y se volvió para mirar a su amiga y ver su reacción. Pero Yeineth no parecía estar molesta en absoluto; simplemente cerró los ojos como si nada hubiera pasado, dejando que el agua tibia del manantial relajara su cuerpo.

Satisfecha con los insultos, Erin levantó la cabeza y la miró también, pensando que se avergonzaría de sí misma, pero estaba equivocada. Ella no respondió a sus burlas en absoluto, y esto molestaba a Erin

"¡Oye, gorda! Fuera de aquí, Tu presencia me está enfermando".
Le gritó a Hilda Como sus palabras no afectaban a Yeineth, ahora intentaba darle una lección a Hilda.

"Yo...".
Hilda tartamudeó, mordiéndose el labio inferior; las duras palabras de Erin le dolían.

"No te preocupes por ella. Perro que ladra no muerde".
Dijo Yeineth con indiferencia, sin siquiera abrir los ojos.

"Oye, ballena, ¿qué acabas de decir?"
Erin gritó histéricamente. Pero sin importar lo enojada que se mostrara, Yeineth permaneció indiferente, lo cual la enfureció aún más.

"¿Estás sorda, Erin? ¿En verdad quieres que lo repita?"
Le preguntó fríamente. Erin no la intimidaba en absoluto; había visto cosas peores.

"¡No seas tan arrogante! El padre de Erin es uno de los miembros de la junta directiva de nuestra universidad. ¡Podría echarte!"
Dijo otra chica con orgullo. Obviamente, ella era una de las lacayas de Erin, tratando de impresionarla.

"No puedo creer que hayas dicho eso. Se supone que las universidades son los lugares más sagrados del mundo. Si tu padre realmente echa a las estudiantes solo porque no te gustan, entonces tendré que informar este problema a las autoridades superiores y pedirles que lo investiguen".
Yeineth ni siquiera estaba faroleando. Si Erin y sus lacayas no la hubieran provocado, se habría ocupado de sus propios asuntos y no se habría molestado en discutir con ellas. Ni siquiera estaba interesada en jugar con esa gente.

"¿Qué? ¡Te voy a matar, perra!"
Gritó Erin, perdiendo la calma por completo. Se puso de pie y arremetió contra Yeineth como una bestia salvaje.

"Tú lo pediste".
Dijo Yeineth con frialdad. Finalmente abrió los ojos y agarró la muñeca de Erin justo cuando estaba a punto de abofetearla. Sin embargo, esta no era alguien que admitiera su derrota tan fácilmente, y levantó la pierna para patearla.

Si estuvieran luchando en tierra, esto habría sido pan comido para Yeineth, pero como estaban parcialmente bajo el agua, no podía defenderse bien y recibió varias patadas. Además, no podía usar toda su fuerza contra una estudiante de su misma escuela, por lo que evitó darle muchos golpes y fue menos dura con ella.

"Por favor, dejen de pelear".
Instó Hilda, aterrorizada por la pelea que se desarrollaba frente a sus ojos.

"¡Gorda, sal de mi vista! Chicas, ¿por qué están paradas allí observando sin hacer nada? ¡Vengan a ayudarme!"
Erin le gritó a sus lacayas. Yeineth tenía las muñecas atrapadas y, por lo tanto, lo único que podía hacer era patearla al azar. Las chicas que habían estado adulando a Erin rápidamente se reunieron alrededor de ella; era su oportunidad de oro para demostrar su lealtad hacia la abeja reina.

Habían pensado que Yeineth era buena luchando, pero parecía que no era tan hábil después de todo.

Yeineth frunció el ceño; no podía usar toda su fuerza para atacar a las chicas, pero si no contrarrestaba su ataque, la golpearían brutalmente. Y pelear en el agua estaba complicando las cosas, poniéndola en desventaja.

Yeineth suspiró en silencio; esto se estaba volviendo un dolor de cabeza.

"¿Qué... Qué están haciendo, chicas?"
Hilda pasó saliva nerviosa y se paró frente a Yeineth. Aunque estaba temblando de miedo, se mantenía firme sin escapar.

"Sal de aquí, si no quieres que te golpeemos".
Una de las chicas le lanzó una mirada de advertencia a Hilda y la empujó al agua.

Yeineth vio a su amiga luchando por ponerse de pie, lo cual hizo que frunciera el ceño. Sabía bien cómo funcionaban este tipo de peleas entre chicas que no eran realmente luchadores hábiles. Todo lo que hacían era empujar y jalar a quien fuera más débil que ellas. Se juntarían y se tirarían del pelo, probablemente terminarían rasgándose los trajes de baño y arañándose la cara con sus uñas largas y pulidas. Afortunadamente para ella, su cabello era corto y llevaba un traje de baño sencillo.

"Así que quieren unirse contra mí, ¿eh? ¿Eres demasiado débil para pelear conmigo sola?"
Se burló Yeineth. Luego miró a Erin y sonrió.

La nariz de Erin se infló mostrando su ira.

"¡Perra desvergonzada! ¡Date por muerta!"
La advirtió. Pero Yeineth no mostró miedo cuando varias de las chicas la atacaron a la vez, y esto irritó a Erin. No podía entender por qué ni sus palabras ni sus golpes la afectaban. Quería que ella la adulara como todos los demás.

Un verdadero amor. 8a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora