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No era extraño que la discoteca estuviera estuviera a punto de explotar por la cantidad de gente que albergaba pero debía de admitir que aquella noche era diferente.
Todas las personas bailaban al ritmo de la música, hipnotizadas por el ritmo y dejando que sus cuerpos se moviera como les apeteciera. Todos están apretujados entre si que pareciera como si estuvieran a punto de fundirse en una sola masa. 

El ambiente se sentía diferente, probablemente se debía a la euforia por Halloween.

Recorrí con la mirada al tumulto de gente frente a mi. Había diferentes disfraces mezclados entre todos. Algunos terroríficos, detallados a extremo, sencillos, chistoso y otros sin gracia alguna. Habia tantos cuerpos sudorosos cubiertos por estúpidos disfraces, tan tas opciones diferentes pero a mi solo me interesaba una.

Giré mi rostro hacia la esquina más alejada de la barra para encontrarme con aquellos hipnotizantes ojos, que a pesar de la poca iluminación, parecían brillar como dos relucientes zafiros. Pude notar como el chico tambien tenía su mirada puesta en mi, me lanzó un coqueto saludo, el cual ignore y me di vuelta hacia mi bebida. 

No pasó mucho tiempo en lo que el ojiazul apareció a mi lado.

-¿Sabes? Es de mala educación no regresar un saludo -apoyó su brazo sobre la barra mientras colocaba su vaso a un lado.

-Tambien lo es irrumpir en la vida de alguien sin invitación.

-¿Si? -arrugó la frente pensativo-. Crei que podria acercarme luego de estas semanas. 

Sonreí porque sabia exactamente a que se refería. Durante un lapso de tiempo, desde que descubrí la presencia del chico en el club, no hacia nada mas que mirarlo de lejos. Nadie podía culparme, es bastante atractivo como para atraer la mirada de la mayoría de las mujeres del lugar pero ante mis ojos tenía algo mas. Era como si resaltara entre todos los demás o su rizos estuvieran realmente hechos de hebras de oro como para brillar entre toda la oscuridad. Ademas, él tambien ponía de su parte. Siempre que los buscaba, él ya tenía sus ojos a mi dirección. 

-Soy Luke -extendió su mano la cual acepte luego de unos segundos. Cuando estuve a punto de soltarlo, su agarre se hizo mas fuerte para llevarla hacia sus labios y depositar un beso en ella-. Un gusto.

- Que galante, caballero -dije al recuperar mi mano.

-Si voy a tratar con una princesa quiero hacerlo lo mejor  posible -con un movimiento de cabeza señaló la corona sobre mi cabeza. 

-No soy una princesa -la acomode mejor-. ¿Para qué ser una princesa cuando puedo ser la reina? 

Luke me miró con un ceja enarcada  mientras repasaba todo mi cuerpo. El complemento no era más que un vestido corto color negro de terciopelo ceñido a mi cuerpo y unas botas negras. No me gustaba lo dramático, lo sencillo era mucho mejor. Antes de que tuviera que preguntar, tuve que mover mi oscura cabellera del hombro para despejar mi cuello. En el tenía la marca de una mordedura de vampiro.

-Vaya -le dió un sorbo a su bebida manteniendo su mirada sobre mi-. Quien haya hecho eso, no tiene ni idea del privilegio que tuvo. Desearía haber sido yo.

Solté una pequeña risa al encontrarle sentido a su comentario. Su disfraz no era para nada elaborado pero si bastante obvio. El rastro de sangre que corría desde la comisura de sus labios solo quería decir que nos habíamos sincronizado sin proponerlo.

-Pero en estos momentos...-se inclinó más hacia mi-...me conformo con ser tu esclavo.

-No deberías decir nada de lo que arrepientas despues.

imagines | lrhWhere stories live. Discover now