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Luke se despidió de la vecina de frente y entró a la casa de su amigo Ashton. Soltó un gran suspiro y no pudo evitar dejar salir una tonta sonrisa al tiempo que dejaba caer todo su peso sobre el sofá. Junto a él, Calum lo miro con una ceja alzada por su extraño comportamiento.

-¿Que sucede contigo? -esperó una respuesta pero el rubio estaba demasiado sumergido en sus propios pensamientos- ¿Hola?

-Dejalo, está así por Sarah, la vecina -explicó el castaño saliendo de la cocina con unas latas de cerveza en mano.

-¿Sigue con eso? Amigo ¿Cuando será el día que la invites a salir? -dijo agitandolo para llamar su atención.

-Nunca -dijo con determinación- no puedo hacerlo. Siempre que lo intento termino cambiando de tema. He quedado como tonto muchas veces.

-¡Oh vamos! -se levantó para colocarse frente a él- ¡Eres Luke Hemmings! Has cantado frente a miles de personas. ¿No eres capaz de pedirle una cita? -vió como su amigo negaba apenado- está es tu oportunidad. San Valentín es esta semana. Si no es ahora, no lo será nunca.

Ashton levantó la late en señal de estar de acuerdo con el moreno. Luke también lo pensaba, pero nunca lo había podido llevar a cabo. Sabía que Calum solo quería verlo feliz luego de todo este tiempo. ¿Y quién no?

Luego de terminar su pasada relación, Luke había entrado en un estado de depresión que hasta se había mudado con Ashton. Su estancia en esa casa no sería más que unos meses pero la llegada de Sarah al vecindario había hecho que permaneciera por más de un año. Al principio no le había puesto atención a la castaña, solo era una chica más, al menos así fue hasta que un día se presentó en la puerta pidiendo una taza de azúcar y terminaron teniendo una charla en el patio trasero.

Ahora, siete meses después, Luke se negaba a marcharse de esa casa, aunque se sentía mal por Ashton. Todas las mañanas, salía para toparse con ella cuando se dirigía al trabajo, salía cuando ella regresaba, salía cuando regaba su césped y hasta cuando la veía ir al supermercado. Luego de un tiempo habían aprendido su horario para así "casualmente" encontrarla en todo momento.

Se sentía un acosador.

-De acuerdo, tienes razón -aceptó luego de pensarlo un poco- es mi oportunidad.

-¡Así se habla! Ahora regresa al maldito juego ¿Quieres?

Calum volvió a tomar asiento y le pasó el control remoto que tenía antes de salir de casa y hablar con Sarah. Mientras jugaba intento pensar en una buena manera de pedirle una cita. Usualmente no tenía ese problema, jamás se había sentido inseguro ante una chica pero ahora, el joven Luke de diecisiete años, inexperto y tonto resurgía dentro de él dejando al adulto, estrella de rock escondido en alguna parte de su cuerpo.

Quedaban pocos días para San Valentín, tenía que juntar todo su coraje antes de que todo se fuera de sus manos.

*

Dejó el girasol sobre la mesa de centro de la sala. Fue hacia el medio baño que estaba cerca y se aseguró de tener Caba hebra de su cabello en la provisión correcta. Quería verse más que perfecto con un toque de rebeldía con su típica chaqueta de cuero.

Había decidido que hoy sería el día en que por fin Sarah contestaría a su petición de una cita. Pensó que no había nada mejor que un ramo de flores como acompañante pero recordó que la chica era amante de los girasoles por lo que eligió el más hermoso que había en la florería. Mientras volvía a pasar sus dedos entre sus cabellos, escucho el timbre. Gruño por la interrupción y se dirigió hacia la puerta.

imagines | lrhWhere stories live. Discover now