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Suspiré mientras frotaba mis ojos y volvía a colocarme las gafas. He estado sentada frente al escritorio duranta muchas horas, mi espalda me duele, siento que con cada segundo me vuelvo más ciega y mi cabeza está a punto de estallar. Intenté concentrarme nuevamente en el libro que tenía frente a mí, pero mi mente estaba tan dispersa que era imposible encontrarle coherencia a las palabras.

—Diosito, ya llévame —murmuré y me levanté del escritorio para ir hacia el sofá que había junto.

Me dejé caer y solté un grito frustrado que fue amortiguado por los cojines. Estaba totalmente cansada y a punto de quedarme dormida, pero el sonido de la puerta me hizo levantar y regresar rápido al escritorio.

Luke entró al estudio y sonrió al verme. Estaba hecha un desastre total, pero agradecía que el siguiera viéndome linda con este aspecto.

—¿Cómo estás? —dio grandes zancadas hasta mí. Besó mi cabeza y se apoyó encima de esta para ver lo que estaba repasando.

—Bien —contesté poco convencida, por lo que cambié de tema antes de que él lo notara—. ¿Cómo estuvo la fiesta de Ashton? ¿Te divertiste?

—Estuvo bien —se hundió de hombros para quitarle importancia—, pero hubiera estado mejor si tu hubieras estado ahí.

—Lo siento —murmuré—. Sabes que te hubiera acompañado si no tuviera que estudiar...

—Cariño, está bien. No tienes nada que sentir, lo entiendo. ¿Ya casi terminas?

Suspiré profundamente.

—Si —mentí e intenté sonreír—. Solo faltan unas páginas más y listo.

—Has estado todo el día aquí adentro, estoy seguro de que ya sabes todo ese libro al derecho y al revés.

Lo observé en silencio. ¿Cómo le explico que he pasado todas estas horas tratando de entender un tema del cual no comprendo ni una sola palabra? Eso me hacía sentir como una completa tonta.

—¿Pasa algo? —su pregunta me hizo reaccionar. Le sonreí cortamente y negué.

—No, todo bien.

—¿Estás segura? —estiró su mano hasta mi mejilla para acariciarla. Sus cejas se arrugaron en un leve gesto preocupado—. No lo parece.

—Solo estoy un poco cansada. El examen es mañana y me siento muy nerviosa.

—No deberías estarlo. Eres demasiado inteligente y sé que lo lograras.

Luke se despidió de mi para ir a la habitación, dejándome con una mayor inseguridad que la que sentía antes de su llegada. El silenció volvió a inundar la habitación, indicando que era hora de volver al libro.

No sé cuánto tiempo pasó para darme cuenta de que esto no serviría de nada. Estaba tan saturada de información que ya nada podía quedarse grabado en mi mente. Pude haberme ido a dormir, pero simplemente me quedé ahí sentada, con la mirada perdida.

El sonido de la alarma no tardó en sonar. Me levanté y arreglé mis pertenencias lo mejor posible. Más allá de la falta de sueño, me sentía sin energía alguna. Prácticamente mi cuerpo se movía solo porque tenía que hacerlo, pero si fuera por mi, me quedaba en cama todo el rato.

—¿Estás lista? —preguntó Luke luego de subir al auto.

—Por supuesto —contesté lo mejor posible.

—Lo lograrás, estoy seguro de ello.

Le sonreí solo para dejarlo tranquilo. Hubiera preferido irme por mi cuenta, pero él había insistido en llevarme. Cada metro que avanzábamos, mi cuerpo temblaba cada vez más. No recordaba nada de lo leído el día anterior y ya había asegurado que fallaría la prueba. Cuando llegamos, me despedí con un corto beso y bajé del auto.

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